Ermua, entre el olvido y la memoria

Un grupo de ni?os jugaba ayer a mediod¨ªa con aire distra¨ªdo en la plaza Cardenal Orbe de Ermua (Vizcaya) ante la atenta mirada de sus padres. Mientras, a un par de calles de distancia, en el Ayuntamiento, el alcalde Carlos Totorika (PSE) y la plana mayor del PP vasco recordaban con una ofrenda floral el 14 aniversario del asesinato de Miguel ?ngel Blanco.

"Estamos hartos. Todos los a?os la misma historia". Un grupo de amigos, sentados en uno de los bancos de la plaza respond¨ªan con aire cansino a las preguntas de la periodista. En el verano de 1997, durante las 48 horas ag¨®nicas que dur¨® el secuestro y posterior ejecuci¨®n del joven edil popular, ese rinc¨®n del centro del municipio sirvi¨® para que los vecinos expresaran su rabia y su rechazo a la sinraz¨®n de ETA. Fue lo que muchos vinieron a denominar Esp¨ªritu de Ermua.

"Nos movi¨® la expectativa de que pod¨ªamos luchar por las libertades y vencer el terror, en vez de rendirnos al pulso, le plantamos cara. Los ciudadanos se movilizaron, algo que no se ve¨ªa. Hasta entonces hab¨ªa acudido a muchos otros funerales donde imperaba el silencio y a veces la verg¨¹enza", recordaba ayer el alcalde, con 20 a?os al frente del gobierno municipal.

La variopinta cuadrilla, un jubilado, y un par de mujeres, y un hombre, puntualizan. "No vayas a pensar mal, ?eh? Yo fui la primera en colocarme ah¨ª con velas y flores", apunta una de las integrantes, "pero estamos cansados de la imagen que se ha transmitido de Ermua, aqu¨ª siempre hemos podido salir a la calle sin miedo".

Aquellos d¨ªas dejaron im¨¢genes para la historia. El alcalde Totorika se vio obligado a defender, con la Ertzaintza y la Guardia Civil, la sede de Herri Batasuna ante la rabia de los vecinos. Algunos de ellos gritaban entonces: "?Por qu¨¦ les defend¨¦is si luego os van a matar?". Varios agentes, en un gesto de proximidad a los manifestantes, descubrieron su rostro.