Emergencia a la italiana
Los mercados de deuda aceleran el ritmo europeo e imponen una soluci¨®n r¨¢pida al rescate griego
Mientras amainaba ayer ligeramente la tormenta sobre las deudas nacionales de Italia y Espa?a, debido a la convicci¨®n entre los inversores de que el Banco Central Europeo (BCE) est¨¢ comprando bonos espa?oles e italianos y al brusco anuncio de que Italia prepara un plan de ajuste, el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, iniciaba las consultas para convocar una cumbre urgente del Eurogrupo que ponga remedio a la enloquecida situaci¨®n financiera en Europa. Con retraso, porque esa es la cumbre que debi¨® reunirse con urgencia el lunes. Al ritmo de la burocracia europea, incapaz de ofrecer un mensaje tranquilizador en medio de la crisis m¨¢s grave que ha sufrido la eurozona, se cuecen en su propia salsa Grecia, Portugal, Irlanda, Espa?a y ahora Italia. Demoran sus posibilidades de recuperaci¨®n y tienen que pagar intereses astron¨®micos por la deuda que necesitan refinanciar.
Respecto a convulsiones financieras anteriores, la crisis actual ofrece la novedad de que Italia est¨¢ en el ojo del hurac¨¢n. No es lo mismo albergar en el hospital financiero a Portugal, Grecia o Irlanda que tener ingresados a Espa?a (m¨¢s del 11% del PIB de la eurozona) e Italia (m¨¢s del 17%). La negligencia culpable de la avanzadilla europea (Alemania y su zona de influencia, m¨¢s Francia) ha llevado a una situaci¨®n en la que cada d¨ªa que pasa es m¨¢s probable la ruptura del euro. Angela Merkel y Nicolas Sarkozy tienen que decidir sin dilaci¨®n sobre un problema de supervivencia: o salvan la moneda ¨²nica o se quedan en el refugio de sus electorados. Hasta ahora han hecho lo contrario de lo que exige el reforzamiento de la unidad econ¨®mica: prestar m¨¢s atenci¨®n a sus votantes que al buen gobierno europeo. Pero con Italia en la UVI, la situaci¨®n es cr¨ªtica, la alarma de emergencia est¨¢ sonando estruendosamente y las decisiones son obligadas.
Italia no ha descendido por casualidad al escal¨®n de los pa¨ªses con solvencia dudosa. Su tasa de crecimiento en los ¨²ltimos 10 a?os apenas llega al 2,5% (en el caso de Espa?a fue del 24,4%), su nivel de deuda es muy elevado (el 120% del PIB; el 53% est¨¢ en manos de extranjeros), tiene probablemente el mayor volumen de econom¨ªa sumergida de Europa (junto con Grecia), est¨¢ perdiendo cuota de exportaci¨®n en el mercado mundial de forma continuada y, a pesar de este mal diagn¨®stico econ¨®mico, no cuenta con un plan de austeridad para reducir el endeudamiento. Aunque suele olvidarse o trivializarse, para los inversores tambi¨¦n cuenta el desorden pol¨ªtico del pa¨ªs. Es ins¨®lito que en una econom¨ªa occidental, desarrollada, se admita una trifulca virulenta entre el primer ministro, en este caso Berlusconi, y el ministro de Econom¨ªa, Tremonti, sin que se resuelva con las destituciones o dimisiones permanentes. En Italia est¨¢ sucediendo.
Un an¨¢lisis optimista dir¨ªa que los mercados de deuda han echado un ¨®rdago a Bruselas y a Berl¨ªn. Requieren una soluci¨®n inmediata para Grecia; no aceptan aplazar el caso hasta septiembre. Por esa raz¨®n la prima de riesgo de Espa?a se dispar¨® hasta m¨¢s all¨¢ de los 375 puntos b¨¢sicos, la italiana super¨® los 360 puntos y las Bolsas se desplomaron. Un an¨¢lisis pesimista insistir¨ªa en que los Estados han vuelto a ceder. Si Van Rompuy no se equivoca, habr¨¢ cumbre extraordinaria el viernes.
Este nuevo incendio solo se apagar¨¢ definitivamente si se cumplen condiciones estrictas. La primera, que se apruebe un nuevo rescate para Grecia con reestructuraci¨®n de la deuda y sin declaraci¨®n de impago; la segunda, que el BCE siga comprando bonos de los pa¨ªses damnificados; la tercera, m¨¢s dif¨ªcil de articular, es que el Fondo de Estabilidad Financiera pueda operar en el mercado secundario. Esto es lo que tienen que decidir los ministros europeos. O m¨¢s Europa as¨ª, o sus elecciones nacionales y regionales. Que, por cierto, muchos de ellos tienen ya perdidas.
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