Ausencias culpables
El acuerdo sobre el rescate griego es urgente para no da?ar el crecimiento de Espa?a e Italia
Europa ha dejado en manos de los Gobiernos nacionales la gesti¨®n de su profunda crisis de la deuda. El Senado italiano aprob¨® ayer un plan de austeridad econ¨®mica que implica, entre recortes presupuestarios, subidas de impuestos, privatizaciones y aplicaci¨®n de un fuerte copago sanitario (que puede alcanzar hasta 10 euros por visita y 25 por urgencias), en total unos 70.000 millones de euros hasta 2014. El plan parece ambicioso, aunque debe ser corregido atendiendo a la tendencia de la Administraci¨®n italiana a la contabilidad creativa, y refleja con exactitud el miedo que ha causado en Italia el desbordamiento de su prima de riesgo. Su econom¨ªa no responde a la ret¨®rica expresi¨®n de solidez que vendi¨® Silvio Berlusconi, poco ducho en otras finanzas que no sean las suyas. De hecho, soporta el pesado lastre, bien calibrado por sus acreedores, de que ha crecido muy poco en los ¨²ltimos 10 a?os y no tiene mejores expectativas para el pr¨®ximo decenio.
Desgraciadamente, las posibles virtudes del plan italiano (las Bolsas y la deuda italiana y espa?ola parecen haberse calmado moderadamente) palidecen ante dos ausencias pol¨ªticas ins¨®litas e irresponsables. La de Berlusconi, desaparecido en el peor momento de la tempestad financiera, confirma su incapacidad para ejercer sus responsabilidades. El desorden pol¨ªtico desatado por Berlusconi (en el que hay que incluir alg¨²n grueso desacuerdo con el ministro de Econom¨ªa, Tremonti) no es el mejor aval para dar credibilidad a los ajustes en Bruselas y ante los mercados.
Pero la ausencia m¨¢s peligrosa es la de Europa. Alemania se resiste a aceptar una cumbre extraordinaria del Eurogrupo para poner orden en la ca¨®tica situaci¨®n de las deudas nacionales europeas. Lo sorprendente no es la reticencia en s¨ª; ya se sabe que Angela Merkel y sus sat¨¦lites (Pa¨ªses Bajos, Austria) ver¨ªan con m¨¢s simpat¨ªa una liga hanse¨¢tica (si fuera posible resucitarla) que una moneda com¨²n en la que participan espa?oles, portugueses y griegos. La perplejidad nace del argumento esgrimido para bloquear la iniciativa del complaciente Van Rompuy: "Grecia cuenta con financiaci¨®n suficiente hasta septiembre y no hay necesidad de acelerar un segundo rescate". Pero eso es precisamente lo que piden los inversores: que Europa demuestre aqu¨ª y ahora que tiene una idea para salvar a Grecia y evitar los segundos rescates de Irlanda y Portugal.
Merkel y el pelot¨®n de los resistentes parecen no darse cuenta de que Grecia no puede vivir meses de interinidad; no aceptan que esa interinidad, adem¨¢s de cercenar el futuro de Grecia y comprometer el de Portugal e Irlanda, ahoga las posibilidades de crecimiento de Espa?a o Italia. Mientras Alemania se encastilla en la ideolog¨ªa de que cada pa¨ªs es responsable de sus excesos y se resiste a aceptar los eurobonos, la econom¨ªa espa?ola, sujeta a un f¨¦rreo programa de restricci¨®n fiscal, observa c¨®mo se disparan sus costes financieros por culpa de la indecisi¨®n europea. Cada punto b¨¢sico que sube el diferencial cuesta millones en intereses; y ese encarecimiento financiero acabar¨¢ por devorar cualquier margen presupuestario. La miop¨ªa de Berl¨ªn est¨¢ costando mucho dinero y empleo en Madrid y en Roma.
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