Fe para creyentes
Los 40 minutos iniciales de Harry Potter y las reliquias de la muerte: parte II podr¨ªan convertirse en materia de estudio en las escuelas de cine. Ser¨¢n el paradigma de lo que antes era impensable hacer y ahora, tras la sedimentaci¨®n del concepto de cine serial exclusivamente destinado a los fan¨¢ticos, no solo es posible ejercitar sino que es la ¨²nica ruta admisible para la aceptaci¨®n del creyente. Del creyente en una serie de libros previos, del creyente en una saga como el que es de una religi¨®n, un partido pol¨ªtico o un equipo de f¨²tbol, sin a?adir capacidad cr¨ªtica hacia su objeto de devoci¨®n. Fundamentalismo religioso, pol¨ªtico, futbol¨ªstico, cinematogr¨¢fico.
Olv¨ªdense de las ense?anzas cl¨¢sicas del cine de aventuras, de los comienzos efervescentes para enganchar al espectador. Los 40 primeros minutos (que ya son minutos) de esta ¨²ltima entrega constituyen el mejor modo de expulsar de la congregaci¨®n al no creyente. Su poder de transgresi¨®n es hist¨®rico. Nunca antes se hab¨ªa confiado tanto en la capacidad del espectador para conocer los secretos, el lenguaje y los datos sobre acontecimientos pasados. No hay acci¨®n ni emoci¨®n ni llantos ni mucho menos risas. Harry y sus compa?eros hablan y hablan sobre diversos enigmas como si la platea acabara de hacer un m¨¢ster en potterman¨ªa. ?Es eso el cine? No, es la narrativa basada en una interpretaci¨®n literal de un texto previo, la exigencia intransigente de un sometimiento a una doctrina o pr¨¢ctica establecida. Es cine fundamentalista.
HARRY POTTER Y LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE: PARTE II
Direcci¨®n: David Yates.
Int¨¦rpretes: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, Ralph Fiennes.
G¨¦nero: fantas¨ªa. RU-EE UU, 2011.
Duraci¨®n: 130 minutos.
Por supuesto que posteriormente hay batallas de varitas, carreras, rencores, m¨¢s charla que te charla, unas gotas de ternura y un par de im¨¢genes de cierta potencia, inspiradas en las ruinas de Londres tras los bombardeos nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque lo que acaba llamando m¨¢s la atenci¨®n es la angustia perpetua de todos los personajes. La saga, cada vez m¨¢s oscura, ha ido perdiendo sentido del humor hasta llegar a una ¨²ltima entrega en la que las risas han sido desterradas, culminando en un ep¨ªlogo que deber¨ªa ser una fiesta, pero en el que solo hay que ver la cara de agobio de adultos y ni?os para comprobar que en realidad ir al colegio Hogwarts parece un castigo.
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