Secretos de Hemingway
En un fragmento eliminado de su relato El gran r¨ªo de los dos corazones, Ernest Hemingway escrib¨ªa a prop¨®sito de su alter ego: "Quer¨ªa escribir como pintaba C¨¦zanne. C¨¦zanne empezaba por emplear todos los trucos. Luego lo descompon¨ªa todo y constru¨ªa la obra de verdad. Era un infierno... Quer¨ªa... escribir sobre el campo de forma que quedase plasmado como hab¨ªa conseguido C¨¦zanne con su pintura... Le parec¨ªa casi un deber sagrado". En su remembranza de sus primeros a?os en Par¨ªs, Par¨ªs era una fiesta, Hemingway escribi¨® tambi¨¦n sobre la influencia que hab¨ªa tenido en ¨¦l el pintor franc¨¦s cuando estaba aprendiendo su oficio: "Estaba aprendiendo de la pintura de C¨¦zanne algo que hac¨ªa que escribir simples frases verdaderas no fuera suficiente, ni mucho menos, para dar a los relatos las dimensiones que yo quer¨ªa darles. No sab¨ªa expresarme lo bastante bien como para explic¨¢rselo a nadie. Adem¨¢s, era un secreto".
La idea de que, al escribir prosa, lo que se deja fuera es m¨¢s importante que lo que se incluye inspir¨® de forma esencial el m¨¦todo de Hemingway
El secreto estaba en las pinceladas de C¨¦zanne, cada una abierta y de textura visible, con repeticiones y variaciones sutiles, cada una llena de algo parecido a la emoci¨®n, pero una emoci¨®n profundamente controlada. Cada pincelada trataba de captar la mirada y retenerla y, al mismo tiempo, construir una obra m¨¢s amplia, en la que hab¨ªa riqueza y densidad, pero tambi¨¦n mucho de misterioso y oculto. Eso es lo que Hemingway quer¨ªa hacer con sus frases. Despu¨¦s de contemplar la obra de C¨¦zanne por primera vez en Chicago, luego en los museos de Par¨ªs y en casa de su amiga Gertrude Stein, lo que deseaba era seguir el ejemplo de esta ¨²ltima y escribir frases y p¨¢rrafos a primera vista simples, llenos de repeticiones y variaciones extra?as, cargados de una especie de electricidad oculta, llenos de una emoci¨®n que el lector no pod¨ªa encontrar en las propias palabras, porque parec¨ªa vivir en el espacio entre ellas o en los repentinos finales de algunos p¨¢rrafos determinados.
As¨ª, en Par¨ªs era una fiesta, Hemingway pudo escribir: "Pero Par¨ªs era una ciudad muy antigua y nosotros ¨¦ramos j¨®venes y nada era f¨¢cil, ni siquiera la pobreza, ni el dinero repentino, ni la luz de la luna, ni el bien y el mal, ni la respiraci¨®n de la persona que yac¨ªa junto a ti bajo la luna". En esa frase consigue manifestar muy poco pero sugerir mucho; en el original ingl¨¦s, de las 41 palabras, 27 son monos¨ªlabas. Eso hace que el lector se sienta c¨®modo, como si se estuviera diciendo algo sencillo. Sin embargo, est¨¢ claro, por la puntuaci¨®n y las variaciones de la redacci¨®n, que nada era f¨¢cil, sino que era, en gran parte, ambiguo y casi doloroso. En vez de decirlo, Hemingway logra ofrecer la impresi¨®n, alivia al lector con la dicci¨®n pero luego le sacude con los cambios de tono y significado dentro de cada oraci¨®n.
La teor¨ªa es dejar que el escritor sienta y plasme ese sentimiento en la prosa, lo entierre en los espacios en blanco entre las palabras o entre los p¨¢rrafos. As¨ª el lector lo siente con m¨¢s intensidad, porque no le llega como mera informaci¨®n, sino como algo mucho m¨¢s poderoso. Le llega como ritmo, y le llega con tanta sutileza que la imaginaci¨®n del lector se dedica por completo a capturarlo con toda su incertidumbre y su peculiaridad. Es decir, tiene un efecto m¨¢s pr¨®ximo al de la m¨²sica, aunque las palabras conservan su significado. Contrapone la estabilidad de significado al misterio del sonido silencioso.
Esta idea de que, al escribir prosa, lo que se deja fuera es m¨¢s importante que lo que se incluye inspir¨® de forma esencial el m¨¦todo de Hemingway como novelista y autor de relatos, hasta tal punto que algunas de sus obras posteriores parecen parodias de ese m¨¦todo, o una elaboraci¨®n demasiado abierta del sistema que hab¨ªa desarrollado. Ahora bien, en sus mejores ejemplos, el sistema pod¨ªa obrar milagros.
Hace unos a?os, cuando trabajaba en la biblioteca de la Universidad de Virginia, encontr¨¦ un gui¨®n cinematogr¨¢fico de la primera novela de Hemingway, Fiesta, escrito por un guionista profesional al que odiaba. En los m¨¢rgenes hay insultos escritos por el novelista, al que indign¨® especialmente que el guionista tratase de insinuar que Jake, el protagonista de la novela, era impotente debido a causas psicol¨®gicas. Hemingway explic¨® de manera enf¨¢tica que a Jake le hab¨ªan disparado en los test¨ªculos durante la guerra, un suceso que, seg¨²n escribi¨®, ¨¦l hab¨ªa visto producirse en varias ocasiones.
Sin embargo, en el propio texto de la novela no lo deja claro. Aunque est¨¢ impl¨ªcito, tambi¨¦n nos deja margen para creer que Jake tiene alg¨²n problema psicosexual que le hace impotente. Tal vez ocurri¨® en la guerra, se sugiere, pero quiz¨¢ fue psicol¨®gico.
La novela transcurre en el tiempo presente. Nos ofrece pistas e insinuaciones sobre hechos del pasado, sobre qui¨¦n es Jake y de d¨®nde viene. Pero la mayor parte de su pasado se queda fuera, lo cual otorga profundidad a las acciones actuales. Tampoco hay una descripci¨®n de Jake, y eso significa que leer el libro es un intenso acto de imaginaci¨®n, de llenar las lagunas, que queda reflejado en la propia prosa. La redacci¨®n, a primera vista, es sencilla, con cortas frases afirmativas. Hemingway quer¨ªa conseguir en su obra lo que hab¨ªa conseguido C¨¦zanne en sus cuadros, algo denso, que atrajera la mirada y la imaginaci¨®n, empleando un m¨¦todo que parece dejar muchas cosas fuera y una t¨¦cnica que parece abierta y sencilla, pero con un resultado que puede contener no s¨®lo una impresi¨®n, sino una cantidad infinita de emoci¨®n.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia. Colm T¨®ib¨ªn (Enniscorthy, Wexford, 1955) ha publicado recientemente en Espa?a la novela Brooklyn (Lumen y Amsterdam). The Empty Family (Viking / Scribner, 2010 / 2011. 288 p¨¢ginas) es su ¨²ltimo libro. www.colmtoibin.com.
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