Ni?os frente al pelot¨®n de ejecuci¨®n
La Guerra Civil seg¨® la vida de cientos de menores. Sus historias permanecen en el olvido. Muchas veces, la falta de descendencia apaga la llama del recuerdo
Era 24 de agosto de 1936, d¨ªa de San Bartolom¨¦. Mi madre y mi t¨ªo estaban trabajando en el campo cuando pas¨® una camioneta y se los llev¨®. A ¨¦l lo mataron en la cuneta y nadie ha encontrado sus restos. Ten¨ªa 13 a?os".
Mercedes Gonz¨¢lez contesta al tel¨¦fono r¨¢pidamente, como si estuviera esperando a que alguien la llamara para poder contar la historia que su madre le narr¨® antes de morir. Es la historia de su t¨ªo, Dionisio Mart¨ªnez, que siendo solo un ni?o conoci¨® la muerte. Su crimen, ser hijo de un hombre de izquierdas. Hab¨ªa regresado al pueblo por vacaciones y esos dos meses de verano eran la antesala de su adolescencia. En septiembre iba a cumplir 14 a?os y empezar¨ªa a estudiar en otro colegio, el de San Juan de Dios, en Madrid. "Estaba muy emocionado", dice Mercedes recordando el testimonio de su madre. Pero Dionisio nunca lleg¨® a esa escuela. Nunca se hizo adulto.
Oy¨® c¨®mo le pegaban cinco tiros a su hermano. El crimen del ni?o de 13 a?os era ser hijo de un hombre de izquierdas
La madre de Mercedes oy¨® c¨®mo le pegaban cinco tiros a su hermano peque?o sin poder intervenir. Luego escuch¨® c¨®mo arrastraban el cuerpo. Nunca lo encontraron. "Con el tiempo, llegamos a la conclusi¨®n de que lo tiraron a los alrededores de Fuentec¨¦n [a una hora de Burgos], porque se desviaron para volver a Aranda de Duero (Burgos)".
Ni?os que nunca crecieron, adolescentes que nunca llegaron a madurar e historias, escondidas en las fosas, en las que el protagonista es un muchacho de no m¨¢s de 13 a?os.
F¨¦lix G¨¢lvez ten¨ªa esa edad cuando le mataron. Era una tarde de julio de 1939 y la guerra ya hab¨ªa acabado. Los hombres del pueblo volv¨ªan a casa, a Menasalbas (Toledo), cabizbajos y abatidos por la derrota. F¨¦lix quiso ir a recibir a su hermano Pedro, de apodo Reniega. "Sali¨® con el pu?o en alto como lo hac¨ªan los republicanos", recuerda hoy la sobrina de ambos hermanos. Los hombres regresaban con sus familias sin imaginar que su vida terminar¨ªa esa noche. El pueblo hab¨ªa cambiado de bando, de republicano a nacional. Los amigos y vecinos se convirtieron en verdugos. Y F¨¦lix fue una de las v¨ªctimas.
Los soldados republicanos a¨²n no hab¨ªan puesto un pie en su casa cuando fueron sorprendidos por escuadrones de vecinos falangistas. Se los llevaron a una peque?a casa cuartel y all¨ª los torturaron. Entre los detenidos hab¨ªa cuatro menores, tres identificados: Juan G¨®mez, de 16 a?os; Pedro G¨¢lvez, de 17, y su hermano F¨¦lix, de 13. En la madrugada del 3 al 4 de julio, a F¨¦lix lo ataron junto con el resto de detenidos y los condujeron al cementerio, a la tapia que durante los siguientes 72 a?os ser¨ªa su tumba.
Los hermanos G¨¢lvez tuvieron un golpe de suerte cuando uno de los detenidos consigui¨® desatar la cuerda que los apresaba. Vieron su oportunidad y salieron corriendo campo a trav¨¦s. Pedro hab¨ªa estado en el frente y sab¨ªa manejar la situaci¨®n. Corri¨® hasta desaparecer en la sierra sin darse cuenta de que su hermano peque?o no le segu¨ªa. F¨¦lix hab¨ªa puesto rumbo a casa. Un vecino que lo vio lo denunci¨®. Los falangistas no tardaron en apresarlo de nuevo. Fueron a la tapia del cementerio y le pegaron varios tiros antes de arrojarlo a la fosa junto con los otros fusilados.
"Fue una verg¨¹enza lo que pas¨® en ese pueblo". Antonia Moreno, sobrina de los hermanos G¨¢lvez, relata el horror que sufrieron sus familiares. Sentada en el sal¨®n de su casa de Toledo, a 38 kil¨®metros de Menasalbas, recuerda la historia tal y como se la contaba su padre, Serapio Moreno, primo de F¨¦lix y Pedro. Lo que pas¨® la noche de los fusilamientos se supo gracias a que Pedro consigui¨® escapar.
Carlos, el hijo de Antonia, comenta que F¨¦lix, a pesar de ser un cr¨ªo, ten¨ªa vocaci¨®n pol¨ªtica. "Pertenec¨ªa a la UGT. Durante la guerra era aficionado a dar m¨ªtines por las calles del pueblo", cuenta. Su madre, Antonia, sentencia que eso no es motivo para fusilar a un ni?o: "?Qu¨¦ mal puede hacer un chiquillo de 13 a?os?".
Abrir una fosa conlleva muchos problemas: luchas con los Ayuntamientos y con los vecinos, conseguir los medios para iniciar la exhumaci¨®n... Una vez se resuelven llegan otros: identificar los cuerpos y, lo que es todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil, determinar los a?os que ten¨ªan en el momento de su muerte. Marina Mart¨ªnez-Betinillos, estudiante de Antropolog¨ªa, lleg¨® a Fontanosas (Ciudad Real) para realizar esta tarea como objeto de su tesis doctoral. "Es muy complicado. La edad se precisa analizando los dientes molares, y en muchas ocasiones se les han ca¨ªdo", explica. Cuenta que hay otras f¨®rmulas para averiguarla, como examinar la parte de la pelvis, el cr¨¢neo y la longitud de los huesos, pero estas pautas son menos fiables. Nada como los dientes. Si le ha salido el tercer molar, tiene 18 a?os o m¨¢s.
Juli¨¢n L¨®pez, doctor en Antropolog¨ªa Social por la Universidad Complutense de Madrid, opina que las fuerzas nacionales intentaron hacer pasar por mayores de edad a los ni?os fusilados. "Eran casos mucho m¨¢s duros y con una contestaci¨®n social mucho mayor, incluso en una dictadura", se?ala. Adem¨¢s, el franquismo intentaba ofrecer una imagen positiva de los ni?os, aunque fueran hijos de vencidos. "Por eso lo ocultaban", concluye L¨®pez por tel¨¦fono.
Miguel ?ngel Melero, historiador y miembro del equipo de trabajo de la Memoria Hist¨®rica de la Universidad de M¨¢laga, explica que a los menores no se les pod¨ªa condenar a muerte porque la ley franquista no lo permit¨ªa, aunque pod¨ªan ser fusilados cuando eran acusados por rebeli¨®n, por ayudar a los rojos (que era lo m¨¢s com¨²n) o por auxiliar a los guerrilleros.
Lo demuestran unos documentos de la Memoria Hist¨®rica de Valladolid. A Celedonio Maroto, de 16 a?os, lo fusilaron por ser socialista. Fue detenido el 28 de agosto de 1936 en Ataquines (Valladolid) junto a otros 10 vecinos del pueblo. Al d¨ªa siguiente, los sacaron del calabozo para llevarlos a la c¨¢rcel de Salamanca, pero en el kil¨®metro 19 de la carretera de Pe?aranda el coche par¨® y all¨ª mismo los ejecutaron. Un pe¨®n recogi¨® los cuerpos en un carro y los llev¨® a Fuente el Sol, tambi¨¦n en Valladolid. Intent¨® enterrarles en el cementerio, pero las autoridades locales lo evitaron. Prefirieron meterlos en una fosa en el extramuro del camposanto. Sesenta y nueve a?os despu¨¦s, entre el 16 y el 19 de marzo de 2005, fue posible exhumar los cuerpos y contar la historia de Celedonio.
Juan G¨®mez S¨¢nchez, de 16 a?os, era pastor y no enarbolaba bandera alguna. Estaba en el lugar equivocado en el momento inapropiado. As¨ª lo cuenta Salud G¨®mez mientras juguetea con el hueso de un n¨ªspero en su casa de Menasalbas. Para ella es duro recordar la historia que se llev¨® a su t¨ªo Juan. Sus ojos azules hablan por s¨ª solos.
Juan regresaba del monte con su madre y sus ovejas cuando un escuadr¨®n lo apres¨®. "?Ad¨®nde van con ese ni?o?", pregunt¨® una vecina. Su madre le quiso dar una manta, pensaba que el ni?o solo iba a pasar una noche en el calabozo, pero no lo dejaron y le dijeron que a donde iba "no le iba a hacer falta". Juan fue uno de los 16 fusilados toledanos y, al igual que F¨¦lix y Dionisio, una v¨ªctima demasiado joven de la guerra.
Las heridas se est¨¢n cerrando. Los restos de las v¨ªctimas de Menasalbas ya han vuelto a su tierra. Esta vez fueron sepultados con dignidad. Todos juntos, para no olvidar la barbarie. -
Muertos tirados a la fosa
En Espa?a se han abierto 231 de las m¨¢s de 2.300 fosas comunes que se estima existen desde la Guerra Civil. El Ministerio de Justicia calcula que unas 100.000 personas desaparecieron en la contienda. Diez a?os despu¨¦s de la apertura de la primera fosa com¨²n, en 2000, se han exhumado 5.277 cad¨¢veres. La fosa m¨¢s grande de Espa?a se encuentra en M¨¢laga, en el cementerio de San Rafael, y hasta octubre del 2009 se hab¨ªan encontrado restos de 2.840 personas; 349 eran de menores de 10 a?os. "Los ni?os enterrados aqu¨ª murieron por inanici¨®n, enfermedad o en alg¨²n bombardeo, pero al ser familiares de personas consideradas rojas los tiraban a la fosa", explica Rafi Torres, presidenta de la asociaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica de M¨¢laga.
En Castilla-La Mancha y Castilla y Le¨®n fueron fusilados unos 40 menores, seg¨²n la Asociaci¨®n para la Memoria Hist¨®rica.
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