Piezas por adelantado
El PP bloquea la renovaci¨®n de las instituciones a la espera de elevar su poder tras las elecciones
Ninguna formaci¨®n pol¨ªtica tiene la exclusiva del uso partidista de las instituciones. Pero si hay que se?alar a alguna como experta en las artes de acompasar su funcionamiento a sus intereses pol¨ªticos, manejando con soltura los plazos de su renovaci¨®n en beneficio propio, es el Partido Popular. Solo tal uso explica que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que concluy¨® su mandato en noviembre de 2005, prolongara sus funciones casi tres a?os m¨¢s con mayor¨ªa de vocales afines al PP, o que el Tribunal Constitucional (TC) encuentre todas las dificultades para renovarse, lo que se traduce en que el PP mantiene sus cuotas de influencia al margen de las actuales mayor¨ªas parlamentarias.
El Consejo General del Poder Judicial y el Constitucional son el principal campo de maniobras de esas t¨¢cticas boicoteadoras, pero estas abarcan a otras instancias menos relevantes que no dejan de ser piezas esenciales para el buen funcionamiento del sistema democr¨¢tico, como el Defensor del Pueblo, el Consejo de RTVE y el Tribunal de Cuentas, entre otros. Nada menos que 26 altos cargos institucionales, entre los que se cuenta el presidente de la Corporaci¨®n de RTVE tras la inesperada dimisi¨®n de Alberto Oliart, esperan su renovaci¨®n desde hace meses.
El PP ha dejado entender que la renovaci¨®n de esos cargos, entre ellos los cuatro magistrados del TC del cupo del Congreso, tendr¨¢ que esperar hasta despu¨¦s de las elecciones: se reserva las piezas por adelantado a cuenta de una victoria electoral que da por cantada. Cuando los populares dejaron el Gobierno en 2004 su estrategia, dise?ada por su coordinador de Justicia e Interior y ministro de Defensa de Aznar, Federico Trillo, fue conservar el mayor tiempo posible sus posiciones dominantes en las instituciones boicoteando su renovaci¨®n. Ahora que otean su vuelta, tambi¨¦n la boicotean, en especial la del TC, a la espera de aumentar su influencia desde una mayor¨ªa parlamentaria m¨¢s holgada. En este caso, les vendr¨ªa bien engatusar con alg¨²n puesto a los nacionalismos: ser¨ªa el mejor argumento para afianzar en Madrid el pacto parlamentario perge?ado con CiU en Catalu?a.
A esa pr¨¢ctica pol¨ªtica se le llama en lenguaje llano ponerse las instituciones por montera, lo que se traduce en un deterioro institucional y en una rebaja de la calidad de la democracia pr¨®xima al bono basura en el ¨¢mbito financiero. Esa pr¨¢ctica no se contrarresta con peticiones como la que ha hecho el PP al presidente del Congreso para que tramite con urgencia su proposici¨®n de Ley de Transparencia y Buen Gobierno, aprobada en el debate sobre el estado de la naci¨®n ante el apremio de "fortalecer la calidad de nuestra democracia". Muchos ciudadanos, y no solo los indignados del 15-M, le dir¨ªan a este partido -y a los otros- que la calidad de la democracia se fortalece favoreciendo el buen funcionamiento de las instituciones y no poni¨¦ndolas al servicio de los intereses partidarios.
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