Polvor¨ªn Murdoch
Las investigaciones de los usos delictivos del grupo medi¨¢tico implican a pol¨ªticos y polic¨ªas
El esc¨¢ndalo de las escuchas ilegales realizadas por una de las cabeceras m¨¢s importantes del imperio editorial de Rupert Murdoch se ha convertido en un polvor¨ªn. Apenas 15 d¨ªas despu¨¦s de las revelaciones que conmocionaron a la opini¨®n p¨²blica de que el News of the World hab¨ªa interceptado en 2002 el m¨®vil de una ni?a de 13 a?os, Milly Dowler, secuestrada y asesinada, el conglomerado medi¨¢tico de Murdoch est¨¢ contra las cuerdas, pero las repercusiones del caso son de mayores dimensiones.
El esc¨¢ndalo est¨¢ poniendo al descubierto unas connivencias pol¨ªticas y policiales que dejan en precaria situaci¨®n a varios inquilinos de Downing Street y a mandos de los investigadores. Dos de ellos ya han dimitido, no sin antes -el comisario jefe de Scotland Yard, Paul Stephenson- apuntar con dedo acusador al primer ministro David Cameron, que mantuvo durante varios meses como portavoz al exdirector del News of the World, Andy Coulson. Que los Murdoch hayan sido llamados a declarar hoy ante la C¨¢mara de los Comunes, cita para la que Cameron ha interrumpido un viaje oficial, es parte de la r¨¢pida y amplia escalada que est¨¢ cobrando el caso.
El imperio de Rupert Murdoch, News Corporation, uno de los m¨¢s influyentes del mundo, ha afrontado esc¨¢ndalos similares en el pasado por su predilecci¨®n por el periodismo sin escr¨²pulos. Ahora, sin embargo, est¨¢ acorralado. De poco ha servido el cierre del News of the World, la renuncia a comprar la plataforma televisiva BSkyB y las excusas pedidas con grandes caracteres en los peri¨®dicos brit¨¢nicos. Si Murdoch crey¨® alguna vez que con tales gestos y sacrificios zanjaba el asunto estaba equivocado. El domingo tuvo que encajar uno de sus golpes m¨¢s duros: el arresto de Rebekah Brooks, ahora en libertad bajo fianza, exresponsable del grupo en el Reino Unido. Con ella, ya son una decena los directivos detenidos.
Las investigaciones apuntan directamente hacia presuntas pr¨¢cticas delictivas y el conglomerado de Murdoch est¨¢ seriamente amenazado tambi¨¦n al otro lado del Atl¨¢ntico, donde posee The Wall Street Journal y la cadena de televisi¨®n Fox. El fiscal general, Eric H. Holder, ha abierto una investigaci¨®n paralela sobre las operaciones de News Corporation en suelo estadounidense.
La quiebra de Lehman Brothers en 2008 ha demostrado que ya no hay vacas sagradas, y que lo que en otros tiempos podr¨ªa haber sido tratado con muestras de repulsa pero pocas consecuencias es hoy una bomba de elevada potencia con petici¨®n de responsabilidades penales y pol¨ªticas a ambos lados del Atl¨¢ntico. El imperio Murdoch se tambalea y no es precisamente por una laxa aplicaci¨®n del c¨®digo deontol¨®gico del periodismo, sino algo mucho m¨¢s grave. El laborista Ed Miliband, antes err¨¢tico e inseguro, ha consolidado su liderazgo al frente de la oposici¨®n brit¨¢nica con esta crisis, pero est¨¢ fuera de lugar su petici¨®n de una nueva regulaci¨®n para la prensa. En este caso basta con aplicar el c¨®digo penal.
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