Francisco Camps sufre
Me ped¨ªa el cuerpo bromear con el infierno procesal de Francisco Camps. Pero no, no perder¨¦ la cabeza. Primero porque me apena la circunstancia en la que se encuentra. Aunque no soy creyente, todav¨ªa me queda un resto de piedad cristiana. Y, en segundo lugar, no me mofar¨¦ por ego¨ªsmo, por puro ego¨ªsmo: no quisiera estar jam¨¢s en semejante enredo. Se dijo que su situaci¨®n era un calvario o un v¨ªa crucis. Recientemente, la propia Rita Barber¨¢ lo ha se?alado con mucha elocuencia: el president est¨¢ sufriendo. Pero mucho. Me lo creo, me lo creo.
Que se impute a una persona por el impago de unos trajes no es grave, al menos examinado desde el perd¨®n cristiano. Que a alguien se le culpe de sisar o de beneficiar tampoco es lo peor: al menos observado desde el arrepentimiento cat¨®lico. Quebrantar un precepto si despu¨¦s te confiesas aliviado. Lo digo con conocimiento de causa: yo fui creyente y pequ¨¦. Ay, Dios.
?C¨®mo podemos calificar lo hecho, lo pretextado y lo replicado por Francisco Camps en los ¨²ltimos a?os? ?Fue una cadena de errores? ?O fueron pecados? No entro a se?alar si hay delito. No soy qui¨¦n para juzgar. Pero s¨ª soy un ciudadano que se siente abochornado por lo que ha contemplado, ha le¨ªdo, ha o¨ªdo.
He visto cosas que ustedes no creer¨ªan... He visto a Camps ri¨¦ndose de las acusaciones que el ministerio fiscal le hac¨ªa; he visto c¨®mo se guaseaba de los autos, de la oposici¨®n y de Les Corts; le he visto perder la cabeza sin avergonzarse. Lejos de dar explicaciones, el president nos ha retado ufan¨¢ndose; nos ha desafiado con temeridad y cursiler¨ªa. ?Recuerdan las met¨¢foras, los amiguitos, los escaloncitos, los trajecitos?
Me importa un bledo si Camps merece el infierno. Es posible incluso que con sus padecimientos se haya ganado el cielo. Aunque me importa mucho la probidad de quien se hace llamar honorable president y es el representante de la ciudadan¨ªa. Hay en todo esto algo personalmente muy grave: Camps ha arruinado su proyecci¨®n, su perspectiva y sus expectativas. Pero hay otra cosa m¨¢s importante: pol¨ªticamente nos ha arruinado a una generaci¨®n o dos. No me refiero al estado financiero de la Generalitat. Me refiero al burdo embrollo de amistades instrumentales, de pagos, de obsequios y de intereses que a tantos nos ha sofocado. ?A tantos? ?Es que acaso vamos a negar que muchos votantes valencianos le han dado su apoyo electoral? S¨ª, s¨ª: Francisco Camps salvado por la campana; digo por la campa?a...
Es necesario un Partido Popular vigoroso y limpio, con dirigentes dignos, que los hay, no tipos llorones ni aprovechados. Necesitamos pol¨ªticos con cabeza. No cabecillas. Salgamos de este mal sue?o o de esta pel¨ªcula de villanos: dejemos las tramas para los cuentos, que ya est¨¢ bien.
http://justoserna.wordpress.com
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