Carmen, la de Linares
De la boca de Carmen Linares salen dos voces. Tan diferentes son, que uno dir¨ªa estar ante dos personas distintas. Una voz es la de la cantaora, de gran jondura, rota en ocasiones, de quej¨ªo sabio y dram¨¢tico, que agranda su figura hasta inundar un espacio teatral por grande que sea y llenarlo de emoci¨®n; la otra, es la voz dulce de una mujer tan sencilla que desarma, la que nos abre la puerta una de estas tardes de verano y nos invita a entrar no ya en su casa sino en su vida, en la intimidad en la que esa familia compuesta por ella, su marido Miguel Esp¨ªn y los tres hijos opinan sobre qu¨¦ es mejor para la cantaora que sale al escenario. Miguel est¨¢ presente todo el tiempo, es un erudito del flamenco, poseedor de una de las colecciones audiovisuales m¨¢s completas de este arte. Carmen tiene en ¨¦l a un consejero. "Nosotros nacimos siendo novios", dice, y suelta una carcajada. Algo de eso hay: Esp¨ªn fue, en un primer momento, amigo del se?or Pacheco, el padre de la cantaora. Ambos lideraban una pe?a flamenca en ?vila y ambos respaldaron a la jovencilla Carmen para que encontrara su hueco en el entonces n¨²cleo cerrado del cante para quien no fuera ni gitana, ni de Sevilla, ni de Jerez, ni tampoco descendiente de una familia flamenca.
Si Morente ejerc¨ªa una especie de paternidad sobre los j¨®venes cantaores, Carmen es la madre. Estrella Morente la llama "maestra"
Las paredes de esta casa tan c¨¢lida como sus anfitriones est¨¢n abrigadas por un peque?o museo familiar que sirve de presentaci¨®n al forastero: retratos de Carmen cantando, Camar¨®n en medio de un quej¨ªo, fotos de familia, la cer¨¢mica italiana que les regal¨® el amigo Morente por su boda y unas estanter¨ªas repletas de bibliograf¨ªa flamenca. Hasta el mismo Camar¨®n llam¨® alguna vez para preguntarle al sabio Esp¨ªn sobre tal o cual cantaor olvidado en la historia de artistas an¨®nimos que es el flamenco. Los dos, Carmen y Miguel, la eterna pareja, est¨¢n por el arte, se lo toman en serio, desdicen todo el t¨®pico de informalidad e improvisaci¨®n que, en ocasiones con raz¨®n, ha definido el universo flamenco. Carmen ejerce su oficio como lo hac¨ªa Morente, con profundo compromiso. La guasa se deja para un fin de fiesta, pero antes de ese desenlace alegre que tienen algunos conciertos hay que pensar en un repertorio, en nuevos letristas, en poetas de posible musicalizaci¨®n, en ensayos y en cuidar la voz como se cuidar¨ªa a un ser indefenso.
El ¨²ltimo disco de Carmen naci¨® de manera inesperada. El teatro de la Maestranza le ofreci¨® hacer un recorrido por su carrera y el hijo de la artista, Miguel, convertido hoy en productor musical de su madre, lo organiz¨® todo para que los amantes de la voz de Linares que no tuvieran la oportunidad de presenciar esa noche del pasado febrero, especial por motivos alegres y francamente tristes, pudieran revivirla en casa.
-Yo creo -dice ir¨®nica Carmen- que los de la Maestranza deb¨ªan saber que cumpl¨ªa los sesenta y dijeron, este es el momento. Ahora ya le resulta a una imposible quitarse unos a?os, con tanta Wikipedia. Pensaron en dos artistas veteranos, en Morente y en m¨ª, para actuar dos noches consecutivas, pero Enrique se nos muri¨® antes. A esa desgracia hay que a?adirle la muerte de mi madre, diez d¨ªas antes del concierto, as¨ª que pas¨¦ todo el tiempo haciendo esfuerzos por no llorar, tratando de colocar toda la emoci¨®n s¨®lo en el cante, sin que me temblara la voz, de no venirme abajo. Tantas cosas se me pasaron por la mente... Nuestros principios en el caf¨¦ de Chinitas y su ejemplo, el de un hombre que siempre dec¨ªa que no hay que tener miedo a la libertad, que puso por delante sus deseos de innovar frente a la cerraz¨®n de los expertos. Ahora a nadie le cabe duda la maestr¨ªa de Morente, pero tendr¨ªas que haber le¨ªdo las cosas que escrib¨ªan sobre ¨¦l hace veinte a?os... A Morente le dediqu¨¦ Asesinado por el cielo, de Garc¨ªa Lorca; a mi madre, una seguiriya, aunque no lo dije porque era demasiado ¨ªntimo, me lo guard¨¦ para m¨ª.
El concierto editado bajo el nombre Remembranzas, como el poema de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, hace un recorrido por esa carrera s¨®lida y cabal que Carmen, la de Linares, comenz¨® a los 19 a?os, aunque ella comenzara a cantar desde ni?a, imitando las voces de la radio y, m¨¢s tarde, las de Mairena, la Ni?a de los Peines, Pepe el de la Matrona o Fosforito en el tocadiscos que hab¨ªa ganado en un concurso radiof¨®nico. De la madre hered¨® el acento jienense, que tan bien le sirve al flamenco, y del padre la afici¨®n. Don Antonio tocaba la guitarra e iba cambiando la cejilla hasta cogerle el tono a la ni?a y que arrancara a cantar. ?C¨®mo se hace una cantaora? ?C¨®mo se adquiere el secreto de este arte misterioso que entra?a una dificultad tal que lo hace imposible para un adulto que no haya aprendido de ni?o?
-Creo que es fundamental tener en casa un instrumento. Cuando hablo de instrumento me refiero a un piano o a una guitarra, y cantar desde peque?o. En el flamenco hay que colocar la voz de una manera muy particular y eso s¨®lo se consigue cuando la imitaci¨®n es temprana. La entrega tiene que ser total, te exige, por ejemplo, que te olvides de la copla y te centres en perfeccionar este arte. Hay gente que canta muy bonito pero le falta jondura. Te dir¨ªa que un buen flamenco puede pasarse a la copla, como hace Miguel Poveda, por ejemplo; pero es m¨¢s dif¨ªcil que a una cantaora de copla el flamenco le salga aut¨¦ntico. Sin embargo, a los flamencos todo lo que cantemos nos suena flamenco.
-?Cu¨¢l es el palo con el que un ni?o puede romper a cantar?
-Yo dir¨ªa que el palo b¨¢sico es el fandango.
-?Y el palo con el que un cantaor demuestra que controla el arte?
-Sin duda, la sole¨¢. Si cantas bien por sole¨¢ puedes dominar el resto. La sole¨¢ lo re¨²ne todo: el ritmo, la melod¨ªa, la expresi¨®n. Y aquello que dec¨ªa Pepe el de la Matrona: "El flamenco es la emoci¨®n de la tristeza y la emoci¨®n de la alegr¨ªa". Mira qu¨¦ definici¨®n, tan sencilla y tan precisa.
Si Morente ejerc¨ªa una especie de paternidad sobre los j¨®venes cantaores, Carmen es la madre. A ella le suena extra?a esa posici¨®n, porque carece de divismo y una vez y otra nos asegura que le queda mucho por hacer. Estrella Morente la llama "maestra". "Maestra, le dice, t¨² nos has ense?ado a todas a vestirnos". Y es que, en cierto modo, Carmen lider¨® una nueva forma de presentarse ante el p¨²blico: en su indumentaria siempre se adivina un detalle flamenco, un pa?uelo, unos pendientes, una flor, pero dej¨® atr¨¢s los faralaes y el folclorismo. Su presencia austera ha pisado los grandes teatros del mundo; su voz ha rescatado a las tatarabuelas del flamenco, aquellas que ejerc¨ªan su maestr¨ªa sin que apenas haya quedado registrada, y ha dado melod¨ªa a muchos poetas espa?oles: Lorca, Miguel Hern¨¢ndez, Valente, Ortiz Nuevo, Alberti, Juan Ram¨®n. De todo eso hay en estas remembranzas, con la particularidad de que escuchamos la voz peque?a y juvenil de la que naci¨® como Carmen Pacheco presentar algunas piezas de la enorme y desgarrada Carmen Linares. La voz que habla delata una humildad que sobrecoge a¨²n m¨¢s cuando escuchamos la grandeza de la voz que canta.
-Cuando canto me vac¨ªo.
Esa entrega le vali¨® el Premio de la M¨²sica este a?o, la admiraci¨®n que por ella sienten los flamencos y el cari?o que ha cosechado en 41 a?os de carrera.
-?Ha cambiado en algo despu¨¦s de tanto tiempo enfrent¨¢ndose al p¨²blico?
-Bueno, yo canto con el mismo coraz¨®n si lo hago ante cinco o ante dos mil. No s¨¦ cantar de otra manera. Pero s¨ª que he cambiado: ya no tengo los miedos que antes pod¨ªan atenazarme.
Libre de miedos, la que habla y la que canta, la Pacheco y la Linares. La mujer corriente, como dir¨ªan en su tierra, y la que pone los teatros en pie.
Remembranzas, de Carmen Linares. Artistas invitados: Miguel Poveda (cante), Javier Bar¨®n (baile), Jos¨¦ Luis Ortiz Nuevo (actor). Fue grabado en directo en el teatro de la Maestranza de Sevilla el pasado mes de febrero. Est¨¢ editado por Salobre / Karonte. www.carmenlinares.org
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