Peleas en el Tour
Aqu¨ª en el Tour se pelea todo el mundo. A veces queriendo, otras sin querer, pero, qu¨¦ demonios, hemos visto lo que quer¨ªamos ver, lo que en los Pirineos no vimos. Es decir, pelea.
Se pelean los de las caravanas para coger su sitio y marcar su territorio; algunos llegan hasta con dos o tres d¨ªas de antelaci¨®n para asegurarse su parcela. Por ejemplo, en la curva 6 de las 21 de Alpe D'Huez, la curva de los holandeses, una herradura a izquierdas al lado del cementerio de Huez, hace ya cuatro d¨ªas que no quedaba territorio virgen.
M¨¢s que peleas son tensiones, pues la cosa nunca llega a mayores, pero cada cual tiene que ser duro para defender su postura. Ayer se vieron incluso manotazos de algunos corredores, entre ellos Contador, para defender su territorio y su lugar para la expresi¨®n ante la desmesura de algunos aficionados -por decir algo, porque esos que se ponen a correr en mitad de un grupo cu¨¢l corredores del encierro de San Ferm¨ªn, poco tienen de ello- a la hora de animar.
Esos que se ponen a correr en mitad de un grupo cual corredores en San Ferm¨ªn poco tienen de aficionados
Pero vamos a la pelea deportiva, que es la que nos interesa y la que tanto ayer como el d¨ªa anterior nos tiene maravillados.
?Qui¨¦n dice que para ver espect¨¢culo en las etapas de monta?a del Tour hacen falta kil¨®metros?. Lo que hace falta es ganas de pelea, como estos dos ¨²ltimos d¨ªas; ya sean 200 como el jueves o 110 como ayer.
Ayer hubo un corredor que sali¨® a ganar el Tour, Contador. No lo ganar¨¢, pero su actitud y sus ganas de pelea se recordar¨¢n mucho tiempo. Como tampoco se olvidar¨¢ lo que vimos 24 horas antes, en la exhibici¨®n de Andy en el d¨ªa del Galibier.
Samuel S¨¢nchez pele¨® por varias cosas, y en la indefinici¨®n se le escap¨® alguno de los objetivos. Consigui¨® el maillot de la monta?a, que ya vestir¨¢ en Par¨ªs, pero se le escap¨® la etapa de Alpe D?Huez, otro de los objetivos. Ten¨ªa fuerzas para conseguirlo, pero las gast¨® en exceso por el camino.
Pierre Rolland peleaba hasta ahora por su l¨ªder Thomas Voeckler, e indirectamente y haciendo muy bien su trabajo, estaba idealmente situado en la lucha por el maillot blanco de primer joven. Ayer su pelea tuvo premio doble, pues gan¨® la etapa y tiene muchas opciones de vestir el domingo de blanco en Par¨ªs. Su ataque antes de acometer la subida final fue contraproducente para su l¨ªder, pero seguro que despu¨¦s del resultado de la etapa nadie tiene nada que recriminar al Rolland.
Se peleaba tambi¨¦n el l¨ªder Voeckler consigo mismo. En la subida al T¨¦l¨¦graphe cedi¨® con respecto sus rivales, y a partir de ah¨ª se peleaba tambi¨¦n con todos los dem¨¢s tratando de conseguir aliados. Alguno consigui¨®, pero m¨¢s tarde revent¨® en el Galibier. A partir de ese momento, estuvo muy bien acompa?ado por su equipo y pas¨® el tr¨¢mite mejor de lo que pod¨ªa parecer en aquel desesperado momento en el que tuvo que gritar a sus compa?eros para que no le abandonasen. No ganar¨¢ este Tour, pero no ser¨¢ por no haberlo peleado.
Y tantas peleas hubo, que ya se ha agotado mi espacio para hablar de ellas. Hoy solo dos corredores pelear¨¢n por ganar este Tour: Andy Schleck y Cadel Evans. Entre ellos, 57 segundos de diferencia a favor del luxemburgu¨¦s, y por el medio un bucle de 42 kil¨®metros contrarreloj por los alrededores de Grenoble. Pelea, m¨¢s pelea, eso es lo que vamos a ver hoy. Eso es lo que queremos.
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