Calnegre, Murcia desnuda

El t¨¦rmino municipal lorquino es uno de los m¨¢s extensos de Espa?a. Quiz¨¢ por esas hechuras descomunales hay un matiz l¨²dico-estival que, tras la tragedia s¨ªsmica registrada en mayo, sigue pasando inadvertido. Y es que Lorca cuenta, dentro de sus 1.677 kil¨®metros cuadrados de superficie, con ocho kil¨®metros de litoral, correspondientes casi en su totalidad a las calas de Calnegre, lugar privilegiado para el encuentro con la naturaleza.

El parque regional de Cabo Cope y Puntas de Calnegre es un para¨ªso perdido que la autopista AP-7 ha puesto al alcance de nuestras manos. Las particularidades del cuadro monta?oso entre los cabos Ti?oso y Cope est¨¢n fuertemente determinadas por su clima semides¨¦rtico, desnudo de arboledas y tapizado de rala vegetaci¨®n adaptada a la sequedad del suroeste murciano. Este rosario de calas salvajes est¨¢ declarado lugar de inter¨¦s comunitario al ser h¨¢bitat de la tortuga mora, as¨ª como por la presencia del halc¨®n peregrino y el camachuelo trompetero, ave frecuente en ?frica cuya actual presencia en Murcia supone un fiable bioindicador del temido cambio clim¨¢tico.

En Ramonete hay que poner rumbo hacia el mar por espacio de seis kil¨®metros, hasta dar con el cartel Calas de Lorca, un kil¨®metro y medio antes de llegar al poblado de Puntas de Calnegre.

Antes de seguir, una recomendaci¨®n para despu¨¦s... En el mencionado poblado hay que dejarse caer por el bar-ultramarinos Mercedes. Merece sin duda la pena. Mercedes, su hermana y su hijo sirven tanto paellas como la mejor experiencia de hondo sabor murciano. Este local encarna esa Murcia profunda, meridional, menos favorecida econ¨®micamente, pero que cautiva nada m¨¢s abrirse al viajero. Adem¨¢s, la antigua casa cuartel de la Guardia Civil ha sido transformada en un albergue a 50 metros de la playa.

De vuelta al cartel Calas de Lorca, apenas se toma la pista de tierra los acantilados metam¨®rficos brindan su faz m¨¢s arrebatadora. Se distingue enseguida la composici¨®n de pizarras y cuarcitas que otorga la coloraci¨®n negruzca sugerida por el top¨®nimo.

Por si faltara poco, la temperatura del agua es de cinco grados m¨¢s alta que la del resto de la costa mediterr¨¢nea: las corrientes fr¨ªas que penetran por el estrecho de Gibraltar rozan sin afectar el golfo de Mazarr¨®n.

Impresionante soledad

A la altura de la vivienda enclavada a mano izquierda (dejar el coche en la pista) se divisa en picado un espect¨¢culo ¨²nico, impresionante en su soledad, de la cala de Calnegre, que presta su nombre al conjunto playero. Pero con mayor impacto reclama la atenci¨®n el cabo Cope, que, en lontananza, guarda con igual prestancia las esencias ecol¨®gicas. Es la playa m¨¢s visitada (suelen registrase atascos; no conviene llegar m¨¢s tarde de las 10.30), am¨¦n de la m¨¢s peligrosa con mar gruesa debido a las traicioneras corrientes. Adem¨¢s de arena dorada, dispone de aseos, lavapi¨¦s y pasarelas de madera. El ¨²nico chiringuito de Calnegre, se?alado por su madera y bajo techo de ca?a enmallada de verde, se encuentra nada m¨¢s descender por la pendiente. Reservar la paella en el 620 02 97 86.

Las reducidas dimensiones, el abrigado entrante del mar, as¨ª como la limpieza de sus aguas, hacen de Ba?o de las Mujeres -la siguiente cala en direcci¨®n sur- un punto de referencia obligado para los que prefieren ba?arse a resguardo del viento de levante, predominante en la zona.

De continuar a la cala Siscal, el ba?ista se topar¨¢ con una franja de grava que sirvi¨® de fondeadero entre Puntas de Calnegre y el cabo Cope. En la parte trasera de la playa, un cartel se?aliza la comunidad de azucenas de mar, especie costera muy vistosa, actualmente en proceso de floraci¨®n. Por estas ramblillas domina una vegetaci¨®n trufada de iberoafricanismos -como el cornical-, de cuando Europa y ?frica se encontraban casi a tiro de piedra.

En Siscal finalizan los 2,5 kil¨®metros de pista de tierra. Hasta Calahonda ser¨¢ necesario caminar 1,5 kil¨®metros por la maltrecha pista restante (llevar agua). En la bajada del primer repecho veremos un corral a mano derecha. No obstante es en la bajada del segundo repecho cuando es preciso tirar a la izquierda por un barranco de 350 metros que lleva a Calahonda, solo accesible a pie entre tarayes y adelfas. He aqu¨ª un rinc¨®n pr¨ªstino, recoleto, de arena y piedrecillas, a la vista del antiguo cuartel de carabineros. Desnudarse representa, m¨¢s que una invitaci¨®n, casi una obligaci¨®n. Muchos senderistas contin¨²an desde la costa lorquina por el GR-92 (se?ales blancas y rojas) hasta el cabo Cope a trav¨¦s de la Marina de Cope, que en tiempos iba a alojar una central nuclear y luego una gigantesca macrourbanizaci¨®n, salvada de momento de la vor¨¢gine urban¨ªstica por la crisis.