Un extremista camuflado de cristiano y ecologista
Pese a su fachada convencional, Anders Breivik hab¨ªa dejado en la web numerosas huellas de su radicalismo
Anders Behring Breivik, detenido a sus 32 a?os como autor de la mayor matanza en Europa desde la de marzo de 2004 en Madrid, dej¨® el pasado domingo un mensaje en Twitter con una cita atribuida a John Stuart Mill: "Una persona con una creencia iguala la fuerza de 100.000 que solo tienen intereses". La cita est¨¢ orientada, pero es err¨®nea. "Una persona con una creencia es un poder social igual a 99 que solo tienen intereses", escribi¨® en realidad este importante pensador del siglo XIX, en Consideraciones sobre el gobierno representativo.
El desajuste de las citas es revelador de la personalidad de Breivik, un hombre con formaci¨®n, ambiciones y desmesura, que ha hecho saltar por los aires el universo paradisiaco y autocomplaciente en que viv¨ªan los noruegos, admirados en todas las latitudes por su equilibrio, contenci¨®n, discreci¨®n y responsabilidad. En su p¨¢gina de Facebook el asesino de Oslo presentaba como uno de sus libros favoritos otro de Stuart Mill, titulado Sobre la libertad, donde el pensador ingl¨¦s dej¨® escrito que "si toda la humanidad menos uno tuviera una opini¨®n y una sola persona tuviera la opini¨®n contraria, la humanidad no tendr¨ªa justificaci¨®n para silenciar a esa persona, del mismo modo que esa persona, si tuviera el poder, no tendr¨ªa la justificaci¨®n para silenciar a la humanidad". O no lleg¨® a ese pasaje o Breivik cruz¨® por esas palabras sin que le hicieran mella. La huella de sangre la ha dejado ¨¦l, armado con una pistola y un fusil y decidido a silenciar para siempre a todos los j¨®venes socialistas que pudiera, precisamente por no tener su misma opini¨®n. Como tambi¨¦n atac¨®, seg¨²n las sospechas policiales, con una descomunal carga explosiva las dependencias del primer ministro, Jens Stoltenberg, otro socialista.
Alto, rubio, ojos verdes: un "noruego de pura cepa", seg¨²n la polic¨ªa
El asesino de Oslo se presentaba como un granjero con ambici¨®n cultural
Autodefinido como pol¨ªticamente conservador y cristiano en Facebook, Anders Behring Breivik aparece en su p¨¢gina web como un hombre joven, soltero y ajeno a las estridencias. Este director de una explotaci¨®n agraria que desarrolla la l¨ªnea bio realiz¨® estudios en una escuela de Comercio, gusta del deporte de la caza y era hincha del FK Lyn, uno de los hist¨®ricos equipos de f¨²tbol de la Liga noruega, recientemente desaparecido por problemas econ¨®micos pese a ser un club de la parte occidental de Oslo, la zona rica de la ciudad en la que ¨¦l creci¨®. Junto al desaprovechado Sobre la libertad, Breivik coloca 1984 de George Orwell y El proceso de Kafka entre sus obras favoritas, dos cl¨¢sicos de calado, mientras cede a las pulsiones violentas a la hora de identificar los juegos electr¨®nicos que le interesan o las series de televisi¨®n que le atraen, incluida Dexter, protagonizada por un polic¨ªa forense de Miami que en sus horas libres se ocupa de hacer su propia justicia personal con los que cree que han escapado indebidamente a la justicia de los tribunales.
El perfil corresponde como un guante a un hombre con ambiciones e inclinaciones intelectuales. Entre sus actividades favoritas incluye la de fundar y desarrollar organizaciones, junto a las de leer y escribir. Sus intereses son los an¨¢lisis de temas pol¨ªticos y burs¨¢tiles mientras que a la hora de escuchar m¨²sica se inclina por la cl¨¢sica o por ese c¨®ctel de absoluta contemporaneidad que supone la llamada vocal trance.
Un hombre sin aristas que deja el impacto para m¨¢s adelante, a la hora de repasar sus retratos de "noruego de pura cepa", en palabras de la polic¨ªa, alto, rubio, con incipiente perilla, frente ancha y despejada, y ojos verdes, un perfecto ejemplar de atractivo n¨®rdico que se desvanece a la hora de mostrarse vestido como el aburguesado mas¨®n que tambi¨¦n es.
Como se dec¨ªa ayer en Oslo, "todo el mundo sabe su nombre, pero nadie sabe realmente qui¨¦n es". Ni siquiera los vecinos, que le recuerdan simplemente como una persona cort¨¦s. Poco a poco van emergiendo detalles de esa otra vida e ideas pol¨ªticas que componen un retrato mejor acomodado al drama nacional que vive Noruega. Son reveladoras sus contribuciones a la web document.no, creada para alertar contra la invasi¨®n de Europa, en general, y de Noruega, en particular, de gentes venidas de otras tierras e imbuidas de islam. "D¨ªgame un pa¨ªs donde los musulmanes hayan convivido pac¨ªficamente con los no musulmanes", inquir¨ªa hace unos meses Breivik antes de responderse que esa implantaci¨®n ha tenido "consecuencias catastr¨®ficas para los no musulmanes". En otro momento se pregunt¨®: "?Cu¨¢ndo ha dejado de ser el multiculturalismo una ideolog¨ªa dirigida contra la cultura europea, las tradiciones, la identidad y los Estados naci¨®n?".
Para ¨¦l, determinadas asociaciones de derechos humanos defensoras de las minor¨ªas no son sino "violentas organizaciones marxistas" que hay que combatir por todos los medios. Y los socialistas constituyen, a su juicio, la delet¨¦rea encarnaci¨®n de ese mal. "No podemos tolerar que los socialistas subvencionen a estos Stoltenberg-Jugend, que sistem¨¢ticamente aterrorizan a los conservadores", escrib¨ªa el luchador que viv¨ªa disfrazado de pac¨ªfico mas¨®n y de modesto agricultor ecologista.
En su diatriba, Stoltenberg-Jugend es la versi¨®n noruega de las Hitlerjugend (Juventudes hitlerianas), las mismas juventudes socialistas que iban a reunirse desenfadadamente durante este fin de semana en la isla de Utoya, cercana a Oslo. Breivik aborrec¨ªa a Stoltenberg, el jefe de Gobierno noruego, objetivo del primero de los ataques del viernes; como tambi¨¦n a su predecesora, Gro Harlem Brundtland, tan apreciada por los noruegos que algunos llegan a referirse a ella como landsmoder (madre de la patria). En alg¨²n escrito Breivik la etiqueta como landsmo(r)der, donde el a?adido la convierte en "asesina de la patria".
A Utoya acudi¨® disfrazado de polic¨ªa, llevando hasta el final su camale¨®nica capacidad de camuflarse como un simple noruego fuera de toda sospecha. Su empresa agr¨ªcola era una tapadera para conseguir medios para un activismo pol¨ªtico que estaba fuera del circuito convencional desde que abandon¨® hace alrededor de un lustro, al dejar de pagar su cuota y sin que nadie le echara de menos, el Partido del Progreso, en cuyas juventudes tambi¨¦n milit¨®, la derecha ultranacionalista y xen¨®foba de Noruega que en las elecciones de 2009 obtuvo un 23% de sufragios y con 41 esca?os se convirti¨® en la segunda fuerza pol¨ªtica nacional. Conducido por la carism¨¢tica Siv Jensen, el Partido del Progreso arremete contra la permisividad y entreguismo de los socialistas, c¨®mplices, dice su l¨ªder, de la progresiva islamizaci¨®n de la sociedad.
Esa ret¨®rica le parec¨ªa insuficiente al cada vez m¨¢s arrebatado Breivik, que en sus intervenciones en la web puso como ejemplo de aut¨¦ntico l¨ªder conservador a Geert Wilders, azote del islam y del multiculturalismo en Holanda. La polic¨ªa noruega investigaba acerca de un manifiesto de 1.500 p¨¢ginas elaborado por ¨¦l y divulgado antes del atentado. El joven se hab¨ªa convertido en un Savonarola contra el pactismo, la correcci¨®n pol¨ªtica y la tolerancia y cre¨ªa que hab¨ªa que promocionar sus ideas m¨¢s all¨¢ de los confines n¨®rdicos, en especial entre brit¨¢nicos, alemanes, franceses y estadounidenses, como escribi¨® en una de sus intervenciones. En la feliz Noruega la polic¨ªa no ten¨ªa noticia del ciudadano ejemplar Breivik. En un reciente informe, los servicios secretos aseguraban que "los extremistas de derecha y de izquierda no constituyen una amenaza seria".
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