La decepci¨®n de los empresarios
Los empresarios no perciben que la econom¨ªa espa?ola est¨¦ en una fase de recuperaci¨®n; m¨¢s bien se inclinan por considerar que la actividad econ¨®mica est¨¢ m¨¢s cerca de una nueva fase de estancamiento que de una mejora. Esto es lo que se desprende de los resultados del Bar¨®metro de Empresas de EL PA?S correspondiente al primer semestre de este a?o. No es exagerado decir que en esa percepci¨®n coinciden con el resto de los ciudadanos. La recuperaci¨®n se retrasa y la prolongaci¨®n del periodo de crisis provoca una decepci¨®n cada vez m¨¢s profunda entre la ciudadan¨ªa. No es de extra?ar pues que una amplia mayor¨ªa de los empresarios consultados por el bar¨®metro consideren que la gesti¨®n econ¨®mica del Gobierno es mala o muy mala, pidan un adelanto electoral y consideren que un cambio de partido en el Gobierno de la naci¨®n contribuir¨ªa a recuperar la confianza econ¨®mica. Entendiendo por confianza la que pueden depositar las instituciones financieras en la inversi¨®n espa?ola y la que pueden desplegar los agentes sociales para arriesgar dinero en nuevas empresas.
La naturaleza de este periodo de depresi¨®n econ¨®mica primero y pr¨¢ctico estancamiento despu¨¦s no ha variado apenas desde 2009. Los mismos males de entonces asolan la capacidad de inversi¨®n en Espa?a: una ausencia de cr¨¦dito financiero que permita sobrevivir y ampliar sus actividades a las empresas, consecuencia del deterioro profundo de una parte del sistema financiero, las cajas de ahorros; la retirada dr¨¢stica de una parte sustancial de la inversi¨®n p¨²blica, decisi¨®n obligada por los compromisos de ajuste fiscal adquiridos por el Gobierno para apuntalar la solvencia; y, por fin, la presi¨®n de los costes financieros derivados de la escalada del diferencial de deuda. Si ya desde 2009 era evidente que la econom¨ªa espa?ola no ten¨ªa esperanzas de recuperaci¨®n econ¨®mica sin una normalizaci¨®n previa del flujo del cr¨¦dito, hoy es igualmente claro que tampoco ser¨¢ posible si no se reduce sustancialmente la prima de riesgo. Cualquier c¨¢lculo econ¨®mico establecer¨ªa sin dudar que un diferencial de 100 puntos b¨¢sicos ya es alto; cuanto m¨¢s los m¨¢s de 370 que ha llegado a registrar en la ¨²ltima convulsi¨®n financiera.
No es necesario entrar en el detalle pormenorizado de la responsabilidad que hay que atribuir a cada instituci¨®n del desaforado crecimiento de la prima de riesgo. Se sobrentiende que la falta de soluciones efectivas para Grecia, la carencia de instituciones de gobierno en la eurozona, un BCE desbordado que no acaba de encontrar la senda de una pol¨ªtica monetaria adecuada para tiempos de crisis global o la pr¨¢ctica sin restricciones de la especulaci¨®n contra las deudas soberanas son causas de mayor cuant¨ªa de la decepcionante situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola. Pero en esa urdimbre de motivos al Gobierno espa?ol y al Banco de Espa?a hay que atribuirles al menos dos. El primero es la incapacidad para resolver en tiempo y hora la reforma del sistema financiero, que era crucial para impulsar la recuperaci¨®n. Este es el momento en que la reforma avanza entre malos hilvanes y sobresaltos, cuando el problema deber¨ªa haberse resuelto a mediados de 2010 como muy tarde. El segundo es la facilidad del Ejecutivo para ofrecer reformas de escasa profundidad y poco efectivas. Como la reforma laboral.
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