El museo de las alas rojas
Santa Margarida i els Monjos acoge el centro sobre la aviaci¨®n republicana
Las alas rojas, las de la aviaci¨®n de caza republicana, los famosos chatos y moscas, vuelven a desplegarse en Catalu?a, con todo el esplendor de su leyenda y la tragedia de su historia. Ayer, m¨¢s de 70 a?os despu¨¦s de que los ¨²ltimos aparatos de la agonizante Rep¨²blica, consumada la ¨²ltima p¨®lvora de la batalla del Ebro, despegaran de los aer¨®dromos de Tarragona hacia el norte, hacia la derrota y el olvido, se inaugur¨® en el paraje de uno de esos antiguos campos, el de Els Monjos, el primer museo de Catalu?a dedicado a la aviaci¨®n republicana.
El Centro de Interpretaci¨®n de la Aviaci¨®n Republicana y la Guerra A¨¦rea (CIARGA), impulsado por el Memorial Democr¨¢tico y el Ayuntamiento de Santa Margarida i els Monjos, y obra de un pu?ado de historiadores y entusiastas, como Ramon Arnabat, est¨¢ ubicado en la reproducci¨®n de un hangar y junto a un viejo refugio del aer¨®dromo. En el mismo espacio, rebautizado como Parque de la Memoria, se alza un monumento a los aviadores republicanos.
El centro ocupa la reproducci¨®n de un hangar en el viejo aer¨®dromo de caza
Incluye la recreaci¨®n del ataque de una escuadrilla de Meserschmitts Bf 109
El museo es peque?ito, pero est¨¢ lleno de maravillas: puedes asomarte a un puesto de mando de los cazas (una reproducci¨®n de la caseta de mando del campo de Santa Oliva) y casi estrechar la mano y desearle buena suerte all¨¢ arriba a un piloto de caza embutido en su chaqueta de vuelo de cuero (un maniqu¨ª que parece el mism¨ªsimo as de chatos Antonio Nieto Sandoval). Puedes incluso t¨² mismo trepar a la cabina y ?pilotar un chato!, aunque, ?ojo!, los indicadores de los controles est¨¢n en ruso (una simulaci¨®n a tama?o natural de la parte central del caza a escala real, para experimentar lo que era volar en ellos). Creado a partir de la admiraci¨®n por la gesta de aquellos fieles aviadores y las ganas de reivindicarlos, y apoyado en una rigurosa investigaci¨®n hist¨®rica, el museo hangar ofrece un documentad¨ªsimo y a la vez apasionante paseo por la memoria de la aviaci¨®n republicana.
Otra de las grandes atracciones es una proyecci¨®n virtual que muestra una impactante recreaci¨®n del ataque al campo por una escuadrilla de Meserschmitts Bf 109 el 12 de enero de 1939, tres d¨ªas antes de evacuar el aer¨®dromo (se dice que fue un regalo de aniversario de la Legi¨®n C¨®ndor a Goering), el ametrallamiento y la destrucci¨®n de aparatos en tierra, el despegue de la escuadrilla de protecci¨®n, el duelo mortal en las nubes... "?Vienen los Mesers!", se oye gritar, dan ganas de correr al refugio vecino y luego de jalear a los pilotos inmersos en las letales mel¨¦s a¨¦reas. En la acci¨®n muri¨®, entre otros, el teniente de mec¨¢nicos Castro.
Un diorama muestra un taller de construcci¨®n de chatos. En una vitrina pueden verse objetos hallados en los terrenos del aer¨®dromo: munici¨®n, piezas mec¨¢nicas. En otras se exhiben banderines de las escuadrillas, emblemas (el ping¨¹ino de la 2? escuadrilla de chatos, el seis doble de la 3? de moscas, peri¨®dicos de la ¨¦poca y otros documentos). Diversos paneles muestran la organizaci¨®n del arma de caza republicana (?qu¨¦ ¨¦pica la historia de la caza nocturna!), mapas de su despliegue, datos sobre la industria aeron¨¢utica, fotograf¨ªas y biograf¨ªas de pilotos. Un dispositivo permite escuchar el himno Alas rojas. El prop¨®sito del CIARGA es explicar el papel de la aviaci¨®n y las fuerzas a¨¦reas republicanas durante la Guerra Civil, y proponer una reflexi¨®n sobre la guerra y la paz.
"Es el ¨²nico museo que existe dedicado exclusivamente al ej¨¦rcito republicano", destaca el historiador Xavier Hern¨¢ndez -cuya aportaci¨®n ha llegado hasta a donar el reloj de su abuelo para el maniqu¨ª del aviador-, responsable del grupo de investigaci¨®n del departamento de Did¨¢ctica y Patrimonio de la Universidad de Barcelona (Dipatri), que se ha encargado de la museograf¨ªa del centro.
Para David I?¨ªguez, que es otro de los colaboradores del museo y dice que escoger¨ªa un mosca de nueva generaci¨®n si tuviera que volar en alg¨²n aparato de entonces, el centro recupera la experiencia, a menudo terrible, de unos pilotos de gran coraje que a menudo volaban en situaci¨®n de inferioridad material contra sus rivales. El museo dispone de dos bonitas maquetas de aviones (chato y mosca), pero prev¨¦ poder exhibir dentro de un a?o ?un chato de tama?o natural!
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