Gen¨¦tica 1 para la patronal
El 21 de junio el Instituto de Estudios Econ¨®micos (el think tank financiado por la CEOE) public¨® el informe Educaci¨®n y Formaci¨®n Profesional, cuyo contenido se esperaba fuera una aportaci¨®n sustantiva a un tema crucial para nuestro pa¨ªs. Lo firmaban el doctor P¨¦rez-D¨ªaz, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa, y el tambi¨¦n soci¨®logo Juan Carlos Rodr¨ªguez, y conclu¨ªa que "la herencia gen¨¦tica tiene una influencia sustantiva en el rendimiento escolar", tanto que reduce a la mitad la acci¨®n del ambiente o "nivel educativo o socioecon¨®mico". El problema es que este salto conceptual carece de ning¨²n punto de apoyo. Veamos por qu¨¦.
Los investigadores saben que, para lanzar una hip¨®tesis de esta naturaleza -el ¨¦xito en los estudios es achacable a la carga gen¨¦tica-, el estudio debe constar como m¨ªnimo de las siguientes partes y fases: 1) datos obtenidos por medio de pruebas cognitivas realizadas sobre varios grupos de ni?os; 2) secuencias gen¨¦ticas decodificadas de los citados ni?os (algo para lo que no se tiene a¨²n capacidad ni cient¨ªfica ni dineraria, teniendo en cuenta que el genoma humano se complet¨® en el a?o 2000 a nivel estructural, pero que a¨²n se ignora la funci¨®n de la mayor¨ªa de nuestros genes), y 3) resultados concluyentes sobre periodos de escolarizaci¨®n obligatoria completa (suelen durar 11 a?os). Todo ello bajo circunstancias de igualdad absoluta entre los ni?os, de modo que la correlaci¨®n entre secuencia de ADN y desempe?o escolar quede irrebatiblemente establecida.
Ese estudio que vincula los genes al rendimiento escolar no es cient¨ªfico, solo mera propaganda
Dado que el estudio carece de dichos elementos, y ha sido realizado a vuelapluma y no a lo largo de decenas de a?os, ni en colaboraci¨®n con genetistas y educadores, la idea de que "la herencia gen¨¦tica debe influir en el rendimiento acad¨¦mico" es un completo disparate. A un doctor, aunque sea de letras, se le supone un m¨ªnimo conocimiento sobre la metodolog¨ªa cient¨ªfica.
Si se piensa con detenimiento, el intento de la patronal de disfrazar de cient¨ªfico su ataque contra el gasto p¨²blico en educaci¨®n, no resulta sorprendente: a menudo, los estudios de los think tanks conservadores son deficientes porque caen en lo que en ciencia se denomina "sesgo de selecci¨®n", aunque, eso s¨ª, compensan su inutilidad cient¨ªfica con una abrumadora eficacia propagand¨ªstica.
Los lobbies conservadores saben que los hechos verdaderos son inofensivos frente a mensajes emocionantes reiterados y de apariencia razonable. As¨ª pues, quienes financiaron el libelo debieron pensar que un mensaje proveniente de a) profesores universitarios, b) que contuviese la palabra "gen", y c) librase a los espa?oles de la pesada carga de la fuerza de voluntad sobre sus resultados en la vida, podr¨ªa ser asumido de grado: "Ni mis hijos, ni yo, ni los profesores, ni nadie, tienen la culpa de los suspensos. ?Lo dicen los doctores de la universidad, que saben de genes! Cada uno nace como nace, ?qu¨¦ se le va a hacer!".
Que la patronal se haya atrevido a suscribir un pseudoestudio de estas caracter¨ªsticas es escandaloso por insultante, y un bald¨®n que debilita la confianza con la que se leer¨¢n sus pr¨®ximos informes. En cualquier caso, ya que estos autores han intentado llevar un tema de ¨ªndole sociopol¨ªtica al ¨¢rea de la gen¨¦tica, habr¨¢ que responderles en el lenguaje al que aspiran.
Hay una rama de la investigaci¨®n, la epigen¨®mica, que estudia el modo en el que los genes se expresan o no a lo largo de la vida de los sujetos. En ese funcionamiento o silenciamiento de la carga gen¨¦tica influyen factores ambientales como la alimentaci¨®n, el estr¨¦s, las caricias de la madre en las primeras etapas de vida, las drogas (?hay que ver los estragos sobre la expresi¨®n gen¨¦tica que causa la coca¨ªna!), los rayos UVA... Una vez los individuos ya est¨¢n conformados, la acci¨®n de lo que les rodea tendr¨¢ consecuencias positivas o negativas sobre la programaci¨®n de sus genes.
Basten un par de ejemplos para hacer comprender la importancia decisiva del ambiente. Todo el mundo conoce a alguna pareja de gemelos: su ADN es id¨¦ntico, pero su expresi¨®n se va diferenciando hasta el punto de que, en la edad adulta, una hermana puede parecer mucho mayor que la otra, un hermano puede desarrollar un c¨¢ncer y el otro no, una puede convertirse en artista y otra en criminal.
Imaginemos ahora dos larvas reci¨¦n nacidas en un panal; ambas tienen los mismos genes, pero una ser¨¢ alimentada con jalea real y la otra con otro tipo de nutrientes. En la primera, la jalea real silenciar¨¢ la expresi¨®n del ADN metiltransferasa Dnmt3, lo cual har¨¢ que ciertos genes se activen y, entre otras cosas, se le desarrollen ovarios: ser¨¢ una abeja reina. La segunda larva, sin embargo, se quedar¨¢ peque?ita y ser¨¢ un macho que trabajar¨¢ toda su vida para alimentar a la enorme abeja reina.
As¨ª que lo que desde la patronal se ha escrito y divulgado con esl¨®ganes mendaces es una solemne imbecilidad (sin perd¨®n) que solo revela ignorancia -los autores desconocen lo que es un gen a nivel bioqu¨ªmico, aunque lo invocan- y la intenci¨®n innoble de minar la igualdad de oportunidades.
Sea como fuere, antes de utilizar el nombre de la ciencia en vano, recomiendo al doctor P¨¦rez D¨ªaz y al se?or Rodr¨ªguez que, de cara a futuros estudios, pasen por el curso de gen¨¦tica 1 (en primero de cualquier carrera de ciencias de la salud).
Irene Zoe Alameda es escritora y directora de cine. Su ¨²ltimo libro es Artista y criminal.
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