El Estado palestino

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) se ha dado una cita en septiembre ante la Asamblea General de la ONU, con la pretensi¨®n de que un amplio qu¨®rum de pa¨ªses miembros apruebe la creaci¨®n de un Estado palestino independiente. El presidente de la ANP, Mahmud Abbas, que recientemente ha visitado Espa?a para solicitar su apoyo, no ignora que, aun logrando su prop¨®sito, no por ello existir¨¢ f¨ªsicamente ese Estado, puesto que Israel no lo va a permitir. Pero piensa que as¨ª se profundizar¨¢ el aislamiento internacional del Gobierno sionista. Por eso Israel, y en menor medida Estados Unidos, se oponen obstinadamente a esa cita.

La ANP es tajante: Israel no muestra el m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s en negociar, y como prueba de ello aduce que no cesa de promover la colonizaci¨®n de los territorios ocupados, donde un d¨ªa deber¨ªa alzarse el Estado palestino. Benjam¨ªn Netanyahu replica que el mandato de la ONU consiste en que las partes negocien directamente, y que llevar el asunto a la ONU equivale a un intento de deslegitimar a Israel. Pero olvida que el pa¨ªs naci¨® a la luz del derecho internacional por una resoluci¨®n de esa misma asamblea en 1947.

El relativo repliegue de Estados Unidos en Oriente Pr¨®ximo, que explica la desenvoltura con que Netanyahu desoye las m¨¢s que modestas admoniciones del presidente Obama, otorga sin embargo cierto papel a una Europa que puede que ni siquiera lo desee. Las quinielas sit¨²an a Alemania e Italia contra la pretensi¨®n palestina; Francia quiz¨¢, s¨®lo quiz¨¢, favorable; y Reino Unido, con las cartas apretadas contra el pecho, lo que suele llamarse abstenci¨®n. ?Qu¨¦ debe hacer Espa?a? Jugar cuando menos a favor de una posici¨®n com¨²n de una mayor¨ªa de integrantes de la UE, para que los idus de septiembre no ahonden la divisi¨®n en una opini¨®n europea que, con los repetidos rescates econ¨®micos en curso, tiene ya suficientes quebraderos de cabeza.