Lecciones de la CAM
La p¨¦sima gesti¨®n de la caja intervenida se explica sobre todo por la espuria presi¨®n pol¨ªtica
La intervenci¨®n de la Caja de Ahorros del Mediterr¨¢neo (CAM) est¨¢ descubriendo pr¨¢cticas financieras irregulares en la entidad que, por s¨ª mismas, justificar¨ªan la sustituci¨®n de los gestores y la entrada del Banco de Espa?a en la gesti¨®n. Del examen minucioso de sus balances se desprenden tropel¨ªas graves, como la concesi¨®n de cr¨¦ditos al 0% de inter¨¦s a consejeros de la entidad, la financiaci¨®n arriesgada de los proyectos fara¨®nicos de la Generalitat valenciana (durante los mandatos de Eduardo Zaplana y Francisco Camps) y un riesgo inmobiliario exagerado, probable consecuencia de obligaciones de financiaci¨®n impuestas con criterios pol¨ªticos.
En las cuentas de la entidad se detecta adem¨¢s el seguimiento de criterios insensatos de crecimiento, impuestos probablemente con la finalidad de superar los resultados de Bancaja. El crecimiento a cualquier precio explicar¨ªa el aumento desorbitado del n¨²mero de oficinas, contrario a la gesti¨®n prudente que muchas entidades hab¨ªan adoptado ya a partir de 2007, cuando empezaban a atisbarse los primeros s¨ªntomas del crash financiero.
El caso de la CAM es pues un ejemplo perfecto de las perniciosas consecuencias que se producen cuando la gesti¨®n de una entidad bancaria se entrega en manos pol¨ªticas. Cuando se repite desde las instituciones de control financiero que las cajas de ahorros han de ser dirigidas con criterios profesionales y se reclama una disminuci¨®n de los vocales pol¨ªticos en sus consejos, se pretende exactamente evitar este tipo de saqueo de las instituciones cuando se imponen una financiaci¨®n obligada de proyectos pol¨ªticos sin rentabilidad alguna o promociones inmobiliarias dirigidas por amigos de los poderes auton¨®micos. Las cajas no pueden ser las ventanillas abiertas siempre para financiar a cualquier coste las ocurrencias de los Gobiernos aut¨®nomos; por esa raz¨®n, las fusiones de cajas en la misma regi¨®n, sin cortapisa alguna del mercado o de gestores independientes, debe ser revisada inmediatamente por el Banco de Espa?a.
En el caso de la CAM, la investigaci¨®n de sus balances deber¨ªa extenderse a las relaciones entre la Generalitat valenciana y la direcci¨®n de la caja. El primer paso para evitar la impunidad de los gestores ya se ha dado al destituirlos inmediatamente. Pero, a la vista de las extra?as operaciones que est¨¢n aflorando tras la intervenci¨®n, parece razonable suponer que no son los ¨²nicos responsables de la quiebra de una caja que, solo para cubrir las necesidades de capital, va a exigir un saneamiento de 4.000 millones de euros. Los corresponsables pol¨ªticos, si los hay, tambi¨¦n deber¨ªan hacer frente a sus responsabilidades. Una vez conocidas las cuentas de la entidad, se entiende mejor el tortuoso caso Camps.
La CAM ofrece un muestrario de errores que deber¨ªan evitarse en el futuro mediante las modificaciones legales oportunas. Adem¨¢s, es una baza pol¨ªtica para instar a las comunidades empecinadas en mantener sus cajas locales a que acepten un modelo m¨¢s abierto y profesional.
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