Maneras de leer
Surrealista por subterr¨¢neo, el metro es un semillero de escenas que parecen on¨ªricas: un hombre duerme en el vag¨®n y despierta en la estaci¨®n exacta, un extranjero vuelve emocionante la canci¨®n m¨¢s t¨®pica de Jos¨¦ Luis Perales, una mujer come ciruelas leyendo la Biblia... Seg¨²n la ¨²ltima encuesta del gremio de editores, de hace apenas 10 d¨ªas, la Biblia es uno de los t¨ªtulos destacados en una lista que cada a?o encabeza Ken Follett. Parece, pues, que todav¨ªa triunfa ese best seller milenario que sirvi¨® de vivero a la historia del arte, se tratase del Nuevo Testamento (Dios aprieta pero no ahoga) o del Viejo (Dios ahoga sin apretar).
Hoy que los iconos han cambiado el altar por la pantalla, la situaci¨®n es m¨¢s bien la que contaba aquella profesora estadounidense cuyos alumnos de universidad fueron incapaces de identificar el tema de la flagelaci¨®n en un pase monotem¨¢tico de diapositivas. "?Una imagen religiosa?", aventur¨® uno. Por el lado universitario, la cosa es preocupante: nos devuelve a 1604 pero sin la gracia iletrada de aquel contempor¨¢neo de Caravaggio que en El descendimiento, que cuelga estos d¨ªas en el Museo del Prado, vio el entierro del jefe de un clan gitano. Maneras de leer.
Fuera del metro y de la teolog¨ªa, los lectores m¨¢s atentos de la Biblia son ahora tambi¨¦n los m¨¢s imprevisibles. Uno de ellos es Robert Crumb, gur¨² del c¨®mic underground que se ha pasado un lustro dibujando el G¨¦nesis. Otro, el escritor napolitano Erri de Luca. Obrero de la construcci¨®n antes que novelista, durante a?os se levant¨® una hora antes de ir a la obra para estudiar las Escrituras, aprendi¨® hebreo y ha volcado sus impresiones en libros como Hora prima. De Luca, que ya no es alba?il y nunca fue creyente, alterna el rigor de la filolog¨ªa con una forma de leer que tiene todav¨ªa los pies en el andamio. As¨ª, retrata a Salom¨®n como "el mayor empresario de la construcci¨®n" del Libro de los Reyes o interpreta el episodio de Babel como un "despido masivo" ante el que los trabajadores no supieron reaccionar por falta de una fuerza com¨²n: la lengua.
En los a?os treinta, Bertolt Brecht escribi¨® Preguntas de un obrero ante un libro, un poema que quiere saber si los monarcas que construyeron Tebas arrastraron las piedras personalmente. Se dir¨¢ que son lecturas ideol¨®gicas. Puede. Tambi¨¦n creemos que el hilo musical no es m¨²sica. Por lo mismo, pensamos que la ideolog¨ªa dominante ya no es ideolog¨ªa, que Ken Loach hace cine pol¨ªtico y George Lucas, entretenimiento.
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