Hedy Lamarr: el ¨¦xtasis y la aguja
Hedwig Eva Maria Kiesler, conocida como Hedy Lamarr, fue tenida en su tiempo como la mujer m¨¢s bella del mundo y ha pasado a la historia del cine por ser la primera actriz que se exhibi¨® totalmente desnuda en la pantalla e interpret¨® un orgasmo con el rostro en primer plano. La pel¨ªcula se llamaba ?xtasis. Fue rodada en Praga por el director Gustav Machaty, en 1932. Hedwig ten¨ªa 16 a?os. ?xtasis y yo es tambi¨¦n el t¨ªtulo de sus memorias er¨®ticas, un libro escrito desde la inteligente amoralidad de una mujer fascinante, m¨¢s all¨¢ del bien y del mal, donde cuenta uno a uno la cantidad de cuerpos masculinos, espl¨¦ndidos, borrachos, idiotas, que rolaron sobre su alma a lo largo de su vida.
Aunque lo odi¨® hasta la muerte, siempre record¨® que Hitler fue casi el ¨²nico que le bes¨® con delicadeza la punta de los dedos
Hedy Lamarr, nacida en Viena en noviembre de 1914, hija de padre banquero y de madre pianista, ambos jud¨ªos, fue una chica superdotada que estudi¨® ingenier¨ªa, pero atra¨ªda por la fascinaci¨®n del teatro a los 16 a?os dej¨® las ciencias y se fue a Berl¨ªn a trabajar con el famoso director Max Reinhardt. Su extraordinaria belleza comenz¨® muy pronto a causarle m¨¢s problemas que ventajas. Cuando de ni?a sal¨ªa de casa para ir al colegio cada ma?ana le esperaba un exhibicionista distinto detr¨¢s de un arbusto con el gab¨¢n abierto y siendo adolescente soport¨® varios intentos de violaci¨®n, alguno de ellos consumado, por ejemplo el realizado por el novio de una amiga al que la propia amiga incit¨® para poder contemplar la violaci¨®n mientras se fumaba un cigarrillo egipcio. Pose¨ªa un alma hipersexuada, seg¨²n propia confesi¨®n, sin ning¨²n complejo frente al placer, pese a todo no comprend¨ªa por qu¨¦ despertaba en los hombres s¨®lo deseos carnales perentorios y ninguna admiraci¨®n por su talento, que al parecer iba m¨¢s all¨¢ de la belleza de su cuerpo. Aunque lo odi¨® hasta la muerte, Hedy Lamarr siempre record¨® que Hitler fue casi el ¨²nico que le bes¨® con delicadeza la punta de los dedos en aquellos salones donde esta inquietante jud¨ªa se mov¨ªa en los a?os treinta.
El rodaje de la pel¨ªcula ?xtasis inclu¨ªa una secuencia de 10 minutos en que la protagonista deb¨ªa atravesar desnuda la floresta de un bosque hasta sumergirse en un lago. El director le hab¨ªa prometido que las c¨¢maras la tomar¨ªan de lejos, desde el alto de una colina, con una imagen esfumada. Hedwig Kiesler despu¨¦s de algunas dudas acept¨®, pero su cuerpo fue captado con teleobjetivo y apareci¨® en pantalla a pocos metros de distancia. Despu¨¦s tuvo que interpretar la expresi¨®n de un orgasmo mientras el actor Aribert encima de ella la besaba. En esta escena el director solo consigui¨® un resultado aceptable apost¨¢ndose debajo de la pareja y pinch¨¢ndole las nalgas a la chica con un alfiler, de forma que el dolor le liberara un grito y un espasmo en el rostro que el espectador confund¨ªa con el ¨¦xtasis. Este orgasmo la hizo mundialmente famosa.
El magnate Fritz Mandl, uno de los hombres m¨¢s ricos del mundo, propietario de las Hirtenberger Patronenfabrik Industries, una siderurgia que fabricaba municiones de guerra, comparable a la de Krupp, abducido por la belleza de la Hedwig pidi¨® permiso a su progenitor para cortejarla, aunque de hecho la compr¨® mediante una descarga er¨®tica de joyas y oro macizo. Poco despu¨¦s se produjo el pase de ?xtasis en el festival de Venecia. Mussolini exigi¨® ver la pel¨ªcula en privado por el morbo que la acompa?aba y precedida del esc¨¢ndalo se estren¨® despu¨¦s en Viena ante un p¨²blico cuajado de personalidades. En el patio de butacas estaban los padres de la estrella y Fritz Mandl, su flamante marido. Cuando empez¨® la proyecci¨®n ninguno de ellos daba cr¨¦dito a lo que ve¨ªan sus ojos.
Rodeados de amistades de la m¨¢s alta alcurnia austriaca los padres contemplaban a su adorada criatura corriendo desnuda por un bosque hacia un lago donde se zambull¨ªa y luego nadaba de espaldas dejando sus pechos a flor de agua. Su marido, cuya prepotencia era similar al veneno de sus velos, asist¨ªa a esta funci¨®n rodeado de los socios de su empresa, con la protagonista sentada a su lado. Todos pod¨ªan ver a su joven y bell¨ªsima esposa interpretando el papel de una muchacha de 17 a?os, llamada Eva, que se hab¨ªa casado con un hombre mayor, que no consegu¨ªa consumar el matrimonio en la noche de bodas. Una ma?ana un joven ingeniero llamado Ad¨¢n espi¨® a Eva mientras se ba?aba en el lago. Ella hab¨ªa dejado las ropas atadas a la silla de una yegua, junto a otro caballo. Se destapa de repente una tormenta, los dos animales se desbocan, Ad¨¢n trata de ayudar a Eva y ambos se refugian en una caba?a. Hacen el amor y en el orgasmo simb¨®licamente ella rompe su collar de perlas, el humo del cigarrillo trazaba una espiral alrededor de su cuello y ella simula gritar de placer porque en ese momento el director le pinchaba las nalgas con un imperdible. Los padres abandonaron el patio de butacas. A partir de ese d¨ªa su marido encerr¨® a Hedwig en casa bajo llave que guardaba la criada, solo permit¨ªa que se ba?ara en su presencia y cuando no la llevaba de fiesta, a las reuniones sociales donde la exhib¨ªa como una pieza de caza, la dejaba atada al pie de la cama como a una perra.
Durante los dos a?os que dur¨® este secuestro Hedwig Eva Maria tuvo tiempo de reemprender los estudios de ingenier¨ªa y puesto que asist¨ªa con su marido a reuniones, cenas y viajes en los que se trataba de nuevas tecnolog¨ªas para armamentos ella por su cuenta invent¨® una f¨®rmula, el llamado espectro expandido, una t¨¦cnica de conmutaci¨®n de frecuencias que posteriormente se us¨® para proteger la direcci¨®n de los misiles. Este invento de Hedy Lamarr fue patentado en 1940 y todav¨ªa hoy tiene aplicaci¨®n. Hizo posible por primera vez la trasmisi¨®n de se?ales secretas sin poder ser interferidas, se utiliz¨® en Vietnam y en la crisis de los misiles en Cuba.
Para huir de su secuestro Hedwig tuvo que seducir y acostarse con la criada, quien le facilit¨® la salida del palacio una noche mientras el prepotente Fritz Mandl estaba de viaje. Lleg¨® a Par¨ªs en autom¨®vil, con un solo vestido, con los bolsillos llenos de joyas, perseguida por los guardaespaldas de su marido. Logr¨® escabullirse hasta refugiarse en Londres y embarcarse en el trasatl¨¢ntico Normandie rumbo a Nueva York y durante la traves¨ªa conoci¨® y sedujo al productor de Hollywood Louis B. Mayer, de la Metro, y con ¨¦l pact¨® su futuro. La protegi¨®, la bautiz¨® con el nombre Hedy Lamarr y la convirti¨® en una estrella.
Muchos la recuerdan por la pel¨ªcula Sans¨®n y Dalila, la ¨²nica que le dio fama. Tuvo mala suerte. Rechaz¨® el papel de protagonista en Luz de gas y en Casablanca. Tambi¨¦n estuvo a punto de rodar Lo que el viento se llev¨®. Aunque apareciera en pantalla siempre envuelta en sedas era la primera mujer que los espectadores siempre ve¨ªan desnuda. Se cas¨® tres veces. Tuvo tres hijos. Atraves¨® innumerables cuerpos masculinos y femeninos, de maridos y amantes, galanes y productores. Uno le disparaba con el rev¨®lver sobre sus pendientes cuando estaba borracho; otro se fabric¨® una mu?eca hinchable que era la r¨¦plica exacta de Hedy y la usaba cuando ella se negaba a complacerle, otro se acost¨® con la criada en la misma cama mientras Hedy dorm¨ªa. Siempre era m¨¢s inteligente que el hombre que la acompa?aba y m¨¢s hermosa que la mujer de su amigo. Fue la se?orita m¨¢s bella y rica de Viena, pas¨® a ser el animal m¨¢s deseado de Hollywood, pero no la mejor actriz debido al lastre de su belleza. La cleptoman¨ªa la llev¨® varias veces a la c¨¢rcel. Ten¨ªa a sus pies a todos los millonarios del mundo, pero no pod¨ªa evitar robar un cepillo de dientes en unos grandes almacenes. Algunos misiles disparan hoy bajo su nombre. Era aquella chica que le cort¨® el pelo a Sans¨®n.
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