Los toros, asunto art¨ªstico
El Consejo de Ministros bendice el traspaso de las competencias sobre la lidia de Interior a Cultura
Los toros han pasado a depender del Ministerio de Cultura y han dicho adi¨®s al de Interior, al que han pertenecido desde sus or¨ªgenes. As¨ª lo decidi¨® ayer el Consejo de Ministros, que dio carta de naturaleza a la promesa que el pasado mes de octubre hizo Alfredo P¨¦rez Rubalcaba a una comisi¨®n de toreros.
Considera el Gobierno que "entendida la tauromaquia como una disciplina art¨ªstica y un producto cultural, las competencias del Estado en orden a su fomento y protecci¨®n tienen su correcta ubicaci¨®n en el Ministerio de Cultura". El real decreto aprobado se?ala que de Cultura depender¨¢ la promoci¨®n de esta disciplina art¨ªstica, los estudios, estad¨ªsticas y an¨¢lisis sobre la materia, el registro de profesionales del sector, y el secretariado de la Comisi¨®n Consultiva Nacional de Asuntos Taurinos.
Cumpli¨® su palabra el ahora candidato Rubalcaba, y el sector recibe con satisfacci¨®n una noticia largamente a?orada. Es importante, c¨®mo no, que la fiesta de los toros, cuya "vigencia cultural" reconoce la Ley Taurina aprobada en 1991, dependa de este ministerio. Se establece, adem¨¢s, una l¨ªnea de coherencia, pues el propio Gobierno ha concedido la medalla de las Bellas Artes a afamados toreros, a quienes, por otra parte, se les negaba su condici¨®n de artistas. Bienvenido sea, pues, tal real decreto.
De cualquier modo, no conviene llamarse a enga?o. El paso de los toros a Cultura no deja de ser una mera cuesti¨®n de est¨¦tica profesional y pol¨ªtica, pues de Interior solo depend¨ªan ya un par de cuestiones administrativas. Todas las competencias del sector est¨¢n transferidas a las comunidades aut¨®nomas, algunas de las cuales -tal es el caso de Andaluc¨ªa y Pa¨ªs Vasco- cuentan con su propio reglamento taurino. Y se da la paradoja de que el sector taurino no depende del Departamento de Cultura en ninguna de las 17 comunidades espa?olas. Y ello ocurre a pesar de que algunas han declarado la fiesta como Bien de Inter¨¦s Cultural.
Los taurinos esperan, no obstante, que este paso ayude a la promoci¨®n de la fiesta y repercuta en el impuesto del IVA. Lo primero no parece f¨¢cil, y lo m¨¢s dif¨ªcil es una reducci¨®n del impuesto. Actualmente, el espect¨¢culo taurino est¨¢ gravado con el 18% frente al tipo reducido (8%) de las distintas actividades art¨ªsticas. El problema radica, sin embargo, en que la decisi¨®n no depende de Cultura, que podr¨ªa proponer la reducci¨®n, sino que debe ser aprobada por el Parlamento nacional, pues ello implicar¨ªa la revisi¨®n de la Ley del Impuesto del Valor A?adido.
Y queda lo m¨¢s importante: los males de la fiesta de los toros no tienen su origen en ning¨²n ministerio, sino en las entra?as mismas del sector. La degradaci¨®n del toro, la permanente sospecha de fraude o la obsoleta conformaci¨®n del negocio taurino, por citar solo tres ejemplos, no encontrar¨¢n soluci¨®n en Cultura. Es responsabilidad de los taurinos que, una vez m¨¢s, tienen la oportunidad de pasar de la est¨¦tica a la ¨¦tica.
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