Pedro Meurice, el azote de la Iglesia cubana al r¨¦gimen
Su discurso durante la visita de Juan Pablo II a La Habana en 1998 qued¨® grabado en los manuales del anticastrismo
Hay personajes que pasan a la historia por su trayectoria o por la semilla relevante que dejan. Otros permanecen y dejan huella por un arranque de coraje o unas palabras que los inmortalizan. Es el caso del arzobispo em¨¦rito de Santiago de Cuba Pedro Meurice Esti¨², fallecido el 21 de julio a los 79 a?os, quien fuera protagonista de una de las escenas m¨¢s recordadas del viaje que realiz¨® a Cuba el papa Juan Pablo II invitado por Fidel Castro.
Meurice fue encargado de hacer la presentaci¨®n de la misa que el Pont¨ªfice ofreci¨®, la ma?ana del 24 de enero de 1998 en la plaza de la Revoluci¨®n de Santiago ante cientos de miles de personas, en presencia del entonces ministro de las Fuerzas Armadas y hoy presidente de Cuba, Ra¨²l Castro. Nadie de los que est¨¢bamos all¨ª esperaba lo que sucedi¨® al comenzar la ceremonia. Meurice se dirigi¨® as¨ª a Juan Pablo II: "Deseo presentar en esta eucarist¨ªa a todos aquellos cubanos y santiagueros que no encuentran sentido a sus vidas, que no han podido optar y desarrollar un proyecto de vida por causa de un camino de despersonalizaci¨®n que es fruto del paternalismo".
Fue solo el principio. A partir de ese momento, el arzobispo de Santiago, que entonces ten¨ªa 66 a?os, empez¨® a soltar verdaderas cargas de profundidad: "Le presento, adem¨¢s, a un n¨²mero creciente de cubanos que han confundido la patria con un partido, la naci¨®n con el proceso hist¨®rico que hemos vivido las ¨²ltimas d¨¦cadas y la cultura con una ideolog¨ªa". La temperatura subi¨® todav¨ªa m¨¢s en los minutos siguientes: "Son cubanos que al rechazar todo de una vez, sin discernir, se sienten desarraigados, rechazan lo de aqu¨ª y sobrevaloran todo lo extranjero. Algunos consideran esta como una de las causas m¨¢s profundas del exilio interno y externo".
Las cr¨ªticas de Meurice al r¨¦gimen eran habituales en sus homil¨ªas, pero aquello, ante los ojos del mundo y con la campana de resonancia del Papa, era m¨¢s de lo que muchos cre¨ªan posible. El viaje de Juan Pablo II a Cuba ten¨ªa un morbo especial por el papel activo que hab¨ªa jugado Wojtyla en la ca¨ªda del comunismo en su Polonia natal y en la desaparici¨®n de este sistema en la Europa del Este. Algunos creyeron que su visita a la isla pod¨ªa dar un empuj¨®n similar a la revoluci¨®n de Fidel Castro, cosa que no ocurri¨®. Sin embargo, las palabras de Meurice y su nombre quedaron grabados a fuego en los manuales del anticastrismo.
Nacido el 23 de febrero de 1932 en el poblado oriental de San Luis, estudi¨® humanidades y filosof¨ªa en el Seminario de San Basilio Magno, en El Cobre. Fue ordenado sacerdote el 26 de junio de 1955 y entre 1956 y 1958 estudi¨® derecho can¨®nico en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Al regresar a Santiago, fue nombrado vicecanciller y secretario del arzobispo Enrique P¨¦rez Serantes, carism¨¢tico prelado que hab¨ªa salvado la vida de Castro despu¨¦s del asalto al Cuartel Moncada, en 1953. En 1967 fue nombrado obispo auxiliar de Santiago de Cuba por el papa Pablo VI y a la muerte de Serantes se le design¨® administrador apost¨®lico de Santiago.
Durante 37 a?os fue arzobispo de Santiago de Cuba. All¨ª era muy popular y se labr¨® fama de hombre combativo y opuesto abiertamente al marxismo-leninismo y al ate¨ªsmo oficial, reinante hasta los a?os noventa, por lo que se gan¨® el apelativo de El Le¨®n de Oriente.
Hasta que renunci¨® en 2007, por haber llegado al l¨ªmite de edad, se le consider¨® representante del sector m¨¢s duro de la Iglesia, frente al m¨¢s posibilista y dialogante encabezado por el arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, que recientemente medi¨® ante las autoridades para permitir la excarcelaci¨®n de m¨¢s un centenar de presos pol¨ªticos.
Meurice hab¨ªa viajado a Miami hace meses para atenderse diversos problemas de salud. Su sucesor en el arzobispado de Santiago, Dionisio Grac¨ªa, asegur¨® que "sufri¨® mucho, como sufre cualquier padre cuando ve su familia dividida", y dijo que su muerte en Miami, lejos de su querida ciudad, quiz¨¢s quiso significar que todos los cubanos eran una sola familia. Sus restos fueron repatriados esta semana a Santiago. En un hecho ins¨®lito, el diario comunista Granma public¨® una nota de la Conferencia de Obispos Cat¨®licos convocando al pueblo de Santiago y a los fieles a los funerales de Meurice, que ser¨¢ enterrado hoy en el cementerio de Santa Ifigenia.
![El arzobispo cubano Pedro Meurice.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/UA5QOPCVHMRSVBCDKJNFBANPPE.jpg?auth=330be1297a30b76df117a0b3ff17f3a9e069c2ea76f8577d0c85c6989062f991&width=414)
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