Solo ricos
Woody Allen contaba con impagable gracia y bastante ternura en La rosa p¨²rpura de El Cairo y en la autobiogr¨¢fica D¨ªas de radio que en la ¨¦poca de la Depresi¨®n y durante su infancia en un barrio obrero el mayor placer de los que ten¨ªan dura la supervivencia era ver en el cine y escuchar en la radio a gente que encarnaba el lujo, la sofisticaci¨®n, la riqueza. La so?adora y maltratada ama que encarnaba Mia Farrow en la primera alucinaba al comprobar que su aventurero pr¨ªncipe sal¨ªa de la pantalla para hacerla feliz. En la segunda toda la pintoresca y jud¨ªa familia se congregaba extasiada alrededor de una radio en la que las atipladas voces de un aristocr¨¢tico matrimonio hac¨ªan todos d¨ªas la cr¨®nica social de su fastuosa existencia.
Durante mucho tiempo la mayor¨ªa de las cadenas televisivas aspiraban a tener su realista programa habitado por yonquis, lumpen, indigentes, marginales, manguis, gente sufriente que intenta sobrevivir desde la pobreza extrema. Viendo la proliferaci¨®n con coartada documental de la ruina ajena, deduc¨ªas su aplastante ¨¦xito de audiencia, el morbo del personal al constatar que hay otros que est¨¢n mucho peor que ellos, la certidumbre de que el que no se consuela es porque no quiere.
Los soci¨®logos que asesoran al basurero sobre las cambiantes necesidades de la plebe, deben de haberle convencido de que estos desolados tiempos precisan documentos exhaustivos sobre la esplendorosa vida de los ricos. No puede ser casual que al zapear te encuentres inevitablemente con reportajes sobre millonarios (ning¨²n rico de siempre, con pedigr¨ª, sin necesidad de esa cosa tan hortera llamada ostentaci¨®n) que abren a las c¨¢maras las exhibicionistas puertas de sus mansiones, y declaran a sus entrevistadores el mareante precio de lo que poseen, sobre el estilo de vida, los caprichos y los lugares exclusivos donde se divierten los VIP. Tambi¨¦n asocian grotescamente a estos nada estimulantes ricos con el concepto cool. Les sonar¨¢ a lo mismo. El caso es tirarse el rollo. Y sale mogoll¨®n Carmen Lomana, una acartonada dama que imparte al vulgo clases de elegancia, modales y glamour. Sientes verg¨¹enza ajena. El ¨¦xito no necesita verg¨¹enza, aseguran los cerebros del vertedero.
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