Google ya es parte de tu memoria
El uso de las nuevas tecnolog¨ªas altera la forma de recordar y aprender - El impacto llega a las conexiones neuronales
Los psic¨®logos lo llaman ya el efecto Google: la alteraci¨®n en el proceso de aprendizaje y en el desarrollo que se produce cuando una persona -ni?os, j¨®venes o adultos- tiene a golpe de clic las nuevas tecnolog¨ªas. Si ya hubo que hacer un esfuerzo hace 40 a?os para explicar que saber multiplicar segu¨ªa siendo ¨²til aunque existieran calculadoras, la memoria es la siguiente capacidad que se arriesga al desuso. Porque, ?para qu¨¦ aprenderse las capitales del mundo cuando Internet las da actualizadas en mil¨¦simas de segundo?
Esta nueva manera de enfrentarse a los conocimientos no es ni siquiera consciente. Cuatro experimentos publicados en la revista Science el 15 de julio demuestran que las personas est¨¢n utilizando ya Internet como una extensi¨®n de la propia memoria. En los ensayos se pidi¨® a los voluntarios (estudiantes de las universidades estadounidenses de Harvard, Columbia y Wisconsin-Madison) que prestaran atenci¨®n a una serie de informaciones t¨ªpicas de revistas de curiosidades, como que el ojo de las ostras es mayor que su cerebro. Al escucharlas, ten¨ªan la opci¨®n de teclearlas para incluirlas en un fichero del ordenador. Y ah¨ª estaba el truco. En los distintos experimentos hab¨ªa varias posibilidades: que los datos se guardaran, o que el voluntario recibiera la informaci¨®n de que iban a ser borrados. Tambi¨¦n hab¨ªa casos en que los datos iban a un archivo f¨¢cilmente accesible, o a otro m¨¢s complicado de encontrar. Luego se les preguntaba qu¨¦ recordaban.
Los taxistas de Londres tienen m¨¢s desarrollado el hipocampo
Las nuevas t¨¦cnicas de imagen permiten ver las modificaciones
La plasticidad del cerebro es clave para adaptarse a las innovaciones
Las calculadoras cambiaron el modo de enfrentarse a las matem¨¢ticas
Se maneja mucha m¨¢s informaci¨®n, y eso puede desbordarnos
En vez de recordar algo, el esfuerzo est¨¢ en acordarse de d¨®nde hallarlo
Los est¨ªmulos pueden beneficiar a los alumnos con inter¨¦s
Hay que reorganizar las prioridades de la atenci¨®n
El resultado es contundente: los que cre¨ªan que iban a poder consultar f¨¢cilmente el ordenador no se hab¨ªan tomado la molestia de aprenderse los datos, y los que pensaban que la informaci¨®n se hab¨ªa borrado se acordaban mejor. En medio estaban los que pensaban que podr¨ªan acceder al contenido de la prueba, pero de una manera m¨¢s trabajosa.
No hace falta ser estudiante para haber experimentado este cambio en el uso de la memoria. Hace 20 a?os, las personas memorizaban muchos m¨¢s n¨²meros de tel¨¦fonos que ahora, por ejemplo. Con las nuevas tecnolog¨ªas, como los aparatos programables y otros admin¨ªculos, esa capacidad se ha perdido. "Los estudiantes usan Internet como una memoria externa", afirma Betsy Sparrow, una de las autoras del trabajo. "?Pero es eso malo? Yo creo que no", a?ade Roddy Roediger, de la Universidad de Washington en San Luis (Misuri).
Bueno o malo, el cambio es patente. O, mejor, habr¨ªa que decir que el impacto de Internet en nuestra manera de aprender es bueno y, a la vez, malo. La psic¨®loga cl¨ªnica Beatriz Azagra lo explica as¨ª: "Las nuevas tecnolog¨ªas sirven para desarrollar actitudes y que los alumnos se interesen por otras cosas. La tecnolog¨ªa se las presenta de una manera m¨¢s atractiva que el Larousse", afirma esta profesora del m¨¢ster de Psicoterapia Psicoanal¨ªtica de la Universidad Complutense de Madrid. "Pero a veces eso va en detrimento del esfuerzo", a?ade.
Y es que "las nuevas tecnolog¨ªas pueden ayudar a conseguir objetivos, y son un buen soporte en el proceso del aprendizaje", admite Azagra, pero "no se puede sustituir la relaci¨®n con el profesor". "Est¨¢ bien que se use la memoria para otras cosas, y eso est¨¢ ah¨ª, pero luego vemos a los ni?os perdidos porque no saben cu¨¢l es la capital que est¨¢n visitando".
Centr¨¢ndose en los ni?os -un campo que Azagra ha trabajo ampliamente- "es dif¨ªcil controlar el acceso" a las nuevas tecnolog¨ªas, pero "a veces hay tantos est¨ªmulos que el ni?o se pierde", dice. "Su presencia es inevitable, pero tiene que estar de acuerdo con lo que el ni?o pueda asimilar". Y, sobre todo, apunta que "no se debe perder el valor de la palabra". "A veces los ni?os -y los que no lo son tanto- est¨¢n tan acostumbrados a encontrar todo en Internet que a la hora de expresar un conflicto no saben hacerlo", afirma la psic¨®loga cl¨ªnica.
Haya o no cambios funcionales, lo que est¨¢ claro es que con las nuevas tecnolog¨ªas se ven afectados aspectos del aprendizaje y el comportamiento. Por ejemplo, la psic¨®loga cl¨ªnica Esther Legorgeu indica cuatro aspectos en los que ella cree que se est¨¢ produciendo un perjuicio. "El inter¨¦s por los textos escritos y la capacidad de comprensi¨®n est¨¢n empeorando", afirma. Tambi¨¦n cree que la "capacidad de imaginaci¨®n est¨¢ disminuyendo, porque las nuevas tecnolog¨ªas lo dan todo hecho. M¨¢s que inventar, lo que ahora se hace es planificar la b¨²squeda de la informaci¨®n. Al leer en un papel hay que hacer un esfuerzo para relacionar lo escrito con lo que se sabe. Ahora esas relaciones est¨¢n ya en la pantalla", dice.
Esta situaci¨®n implica una segunda merma: el decrecimiento del esfuerzo mental. "En todo proceso de aprendizaje hay dos tipos de memoria, la de trabajo, que se usa para obtener datos con los que razonar y obtener conclusiones, y otra a largo plazo, donde almacenamos conceptos por si en un futuro nos son ¨²tiles", dice la psic¨®loga. "Todo esto se ve afectado por las nuevas tecnolog¨ªas -es precisamente lo estudiado por el efecto Google-, y almacenamos menos. Es parecido a lo que pas¨® con el c¨¢lculo mental cuando llegaron las calculadoras".
Un tercer aspecto que se ve perjudicado es "la atenci¨®n a lo verbal". "Acostumbrados a una informaci¨®n tan rica como la puede dar Internet, los alumnos encuentran una exposici¨®n oral menos interesante, menos atractiva, porque es menos interactiva", afirma Legorgeu. Esto tiene un impacto claro en la ense?anza: "Los profesores lo tienen m¨¢s dif¨ªcil, porque ni?os y adolescentes est¨¢n sobreestimulados".
Pero no todo es negativo. La psic¨®loga cree que las nuevas tecnolog¨ªas fomentan "el autoaprendizaje". "Cuando alguien est¨¢ motivado, le cuesta menos profundizar", indica. En este sentido, afirma que se "aprovecha de una informaci¨®n m¨¢s global, porque hay mucha m¨¢s, y eso es bueno". Por ¨²ltimo, hay otro aspecto claro: "Hay un desarrollo de la memoria visual".
El impacto del uso de las nuevas tecnolog¨ªas es tan grande que incluso hay quien se plantea que pudiera llegar a afectar al cerebro, que se ha demostrado que es un ¨®rgano con una gran plasticidad que acaba de formarse en la adolescencia (por eso los menores que beben, por ejemplo, tienen m¨¢s problemas de p¨¦rdida de memoria inmediata cuando son adultos y beben, de no recordar c¨®mo acab¨® la borrachera). Aunque hay dudas, porque una cosa es que, debido al uso de nuevos aparatos o posibilidades, el cerebro act¨²e de una manera nueva, y otra, muy distinta, que haya cambios morfol¨®gicos. Eso es lo que opina el psicobi¨®logo de la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia (UNED) Ricardo Pell¨®n. "No creo que haya un cambio, y si lo hay, va a ser muy lento. Es muy pronto que se pueda hablar de conexiones neurol¨®gicas espec¨ªficas", afirma Pell¨®n.
"Lo que s¨ª que hay es una modificaci¨®n de los comportamientos, de las pr¨¢cticas. En la UNED, donde damos las clases virtualmente, las nuevas tecnolog¨ªas nos han venido muy bien, pero al final los contenidos son los mismos. Al final, la estructura no es tan diferente", dice Pell¨®n.
Lo que est¨¢ claro es que la incorporaci¨®n masiva de estas nuevas tecnolog¨ªas supone una mejora, aunque tambi¨¦n un esfuerzo de adaptaci¨®n. "Piense en el tel¨¦fono o las calculadoras. Seguro que supusieron un salto tremendo, como toda la tecnolog¨ªa reciente puede suponer un cambio de h¨¢bitos, pero no en el ser de la persona. No creo que las t¨¦cnicas de imagen reflejen todav¨ªa una modificaci¨®n, me sorprender¨ªa", concluye el psicobi¨®logo.
Sin embargo, el cerebro tiene que adaptarse a manejar nuevos aparatos. Al disponer de nuevos recursos, para bien o, seg¨²n los m¨¢s pesimistas, para mal, el ser humano, vago por naturaleza, puede abandonar habilidades (el caso del c¨¢lculo mental hace unos a?os con las calculadoras o el de la memoria y este nuevo efecto Google ahora). Y eso tiene un reflejo en el cerebro.
La psic¨®loga cl¨ªnica especialista en infanto-juvenil Esther Legorgeu ilustra este hecho con un ejemplo: "Se han hecho estudios con taxistas en Londres y se ha visto que despu¨¦s de un tiempo desarrollan el hipocampo, que es la zona que est¨¢ relacionada con la orientaci¨®n y la planificaci¨®n".
Como explica el jefe de Neuroimagen de la Fundaci¨®n Centro de Investigaci¨®n en Enfermedades Neurol¨®gicas (CIEN), Juan ?lvarez-Linera, la clave de todo este asunto est¨¢ en la plasticidad del cerebro. "Siempre se hab¨ªa pensado que era un ¨®rgano muy est¨¢tico, aunque ya Ram¨®n y Cajal opinaba lo contrario. Ahora, con las t¨¦cnicas de resonancia magn¨¦tica funcional y magnetoencefalograf¨ªa se ha visto que, por el contrario, es un ¨®rgano terriblemente pl¨¢stico", afirma el neurorradi¨®logo.
Por eso Legorgeu cree que "como todos los cambios influyen en el cerebro, las nuevas tecnolog¨ªas tambi¨¦n, igual que en el desarrollo cognitivo". "Que sea m¨¢s o menos depende del uso, claro", matiza. Aunque, de momento al menos, "solo se pueden demostrar cambios cuando hay un uso intensivo".
"El cerebro es como un ordenador muy sofisticado, que puede estar cambiando continuamente el software", afirma ?lvarez-Linera. A nivel funcional esto se traduce en que cambian las conexiones neuronales. Pero "tambi¨¦n hay cambios estructurales, que afectar¨ªan al hardware, a medida que se utiliza de una manera o de otra". De hecho, "con las t¨¦cnicas de imagen funcional vemos que el cerebro est¨¢ continuamente cambiando sus conexiones", explica el m¨¦dico. "De alguna manera, en un entrenamiento intensivo es como si se estuvieran produciendo continuamente actualizaciones del software".
Al combinar esta capacidad de adaptaci¨®n del cerebro con las nuevas tecnolog¨ªas -que suponen un uso diferente de las capacidades cerebrales a las que se empleaban hasta ahora- se ve que "el entrenamiento y los h¨¢bitos producen cambios en el cerebro, y al rev¨¦s". "Es el eterno debate: la funci¨®n crea el ¨®rgano y tambi¨¦n el ¨®rgano condiciona la funci¨®n, las dos cosas son ciertas", se?ala el neurorradi¨®logo, quien tambi¨¦n es jefe de Neuroimagen del Ruber Internacional. "A peque?a escala, esto se est¨¢ probando ya con muchas habilidades", a?ade.
Uno de los campos que m¨¢s se han estudiado es el de qu¨¦ pasa en el cerebro mientras se est¨¢ entrenando con un videojuego. "Estas actividades implican diferentes habilidades, entre ellas la memoria, y se ha visto que despu¨¦s de un entrenamiento intensivo hay cambios funcionales y estructurales". Esto quiere decir que "para que haya cambios, el entrenamiento es fundamental", afirma.
No se trata de un ejercicio te¨®rico. Porque el efecto de la diferente estimulaci¨®n que recibe el cerebro por Internet y otras innovaciones "lo estamos pudiendo probar con las nuevas tecnolog¨ªas de imagen avanzada", a?ade el neurorradi¨®logo.
Un caso claro del efecto del uso del cerebro demostrado en la cl¨ªnica es la llamada reserva cognitiva. Esta capacidad se ha visto que es importante en pacientes con enfermedad de alzh¨¦imer, indica ?lvarez-Linera. "Las personas sometidas a un entrenamiento cerebral prolongado, como el trabajo intelectual, tardan m¨¢s tiempo en desarrollar el deterioro propio de la enfermedad. De alguna manera, tienen como un colch¨®n, la enfermedad tarda m¨¢s tiempo en dar la cara, ya que tienen m¨¢s recursos para compensar esos d¨¦ficits".
Todo esto tiene un impacto en la vida cotidiana. "Desde que llegaron los m¨®viles ya nadie se acuerda del n¨²mero de tel¨¦fono de nadie", pone el m¨¦dico como ejemplo. "Y esa falta de entrenamiento espec¨ªfico tiene su efecto en la memoria, aunque no tiene por qu¨¦ ser necesariamente negativo, porque esa p¨¦rdida de la capacidad para recordar n¨²meros se compensa con la memoria para saber d¨®nde y c¨®mo los tenemos que ir a buscar", indica.
En el caso de los ni?os o los adolescentes el impacto es, si cabe, a¨²n mayor. "Un chico de 15 a?os maneja mucha m¨¢s informaci¨®n hoy d¨ªa que uno de su misma edad de hace 50. Y para ello tiene que desarrollar otro tipo de habilidades que tambi¨¦n implican a la memoria, como es la gesti¨®n de la informaci¨®n (m¨¢s que saberlo todo, saber como acceder de forma r¨¢pida y eficiente a los datos)", explica ?lvarez-Linera.
Y esta situaci¨®n enlaza con el llamado efecto Google y el impacto que puede tener sobre la memoria el uso de las nuevas tecnolog¨ªas. "Obviamente hay cosas que ganar y otras que perder". Lo que hay que hacer entonces es tomar medidas para que los beneficios sean superiores a los perjuicios. Para ello, la primera recomendaci¨®n del neurorradi¨®logo es "mantener en forma el cerebro, pero no con ejercicios pasivos o repetitivos. No es bueno dedicarse a tareas mon¨®tonas, lo mejor es tener una actividad cerebral variada", afirma.
Esto incluye trabajar otros tipos de memoria, como la de procedimientos y no olvidar el ejercicio f¨ªsico, que sabemos que contribuye a mejorar las conexiones cerebrales. "Hay actividades, como el golf o la m¨²sica, que funcionan bien, porque aparte del ejercicio f¨ªsico hay que acordarse de las posturas, los movimientos".
Al final, ?lvarez-Linera resume que, independientemente del uso de las tecnolog¨ªas o no, lo que hay que hacer es "darle vidilla al cerebro".
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