El diablo chino
Yang bate el r¨¦cord m¨¢s antiguo, el de los 1.500m libre, y consolida a su pa¨ªs como potencia
El sol demoledor en la piscina de Pizzey Park, en la Costa de Oro de Queensland, ha vuelto del color del bronce a muchos grandes nadadores, pero no a Sun Yang, cuya piel transparente, como plato de porcelana, permanece intacta. Este chino de 19 a?os, 1,98 metros de estatura, miembros largos y andar r¨ªtmico es pura armon¨ªa hasta que alguien le pregunta por el apodo que le puso su prensa: El Pobre Diablo que Llora.
Acababa de batir con 14m 34,14s el r¨¦cord mundial de los 1.500 metros libre, el m¨¢s antiguo de la nataci¨®n hasta ayer, y el oro colgaba de su cuello. Pero, en plena celebraci¨®n, un periodista de su pa¨ªs le pregunt¨® por el aspecto menos honroso de su pasado. Yang estir¨® el cuello y abri¨® su prolongada boca de pez hasta que sus labios pesados dejaron entrever una larga hilera de dientes separados e irregulares. "Desde los Juegos de Asia he descubierto que no todos los problemas pueden ser resueltos por un ni?o", dijo mientras su audiencia, paisanos en su mayor¨ªa, se desternillaba. "Cuando consegu¨ª el oro en los Juegos de Asia, llor¨¦, llor¨¦ y llor¨¦. Pensaba que todo lo que importaba en la vida era ganar un oro. Ahora me he dado cuenta de que era una actitud inmadura. Estoy contento, pero no tan profundamente emocionado como entonces. Esto no ha sido tan inesperado. Tampoco es que haya sido un accidente exactamente. No me sorprende del todo. Por tanto, mi felicidad es relativa", a?adi¨®.
La graciosa manera de expresarse de Yang asombr¨® un poco menos que su actuaci¨®n en la final de los 1.500 metros, en la que dej¨® boquiabiertos a todos los espectadores menos a su entrenador, Denis Cotterell. Este australiano rubio y ajado sabe lo que tiene entre las manos. Fue el que molde¨® a Grant Hackett. Y Hackett fue, hasta ayer, el due?o del r¨¦cord m¨¢s longevo, 14m 34,56s, conseguido en los Mundiales de Fukuoka 2001.
Hace un a?o, Cotterell le dijo a Hackett: "Hay un chico que el a?o que viene va a batir tu r¨¦cord. Se llama Sun Yang".
Fue la primera vez desde que Kieren Perkins bati¨® la plusmarca en 1992 que el r¨¦cord de los 1.500 metros no lo consegu¨ªa un australiano. Como Perkins, Hackett sol¨ªa controlar la prueba con un arranque insoportable. Marcaba el ritmo y anunciaba su estrategia desde el principio. Yang result¨® m¨¢s sinuoso. Dej¨® que el canadiense Ryan Cochrane se le emparejase y le utiliz¨® como referencia durante los primeros 500 metros. A partir de ah¨ª evolucion¨® con aparente desgana. Si Hackett ten¨ªa dos brazos gordos como remos que le serv¨ªan para impulsarse, Yang no necesitaba clavar tanto las palancas. Su brazada larga y suave le deslizaba sobre el agua sin provocar apenas espuma, como una tabla de surf, con econom¨ªa de movimientos y de energ¨ªa. Mientras Cochrane empleaba m¨¢s de 35 brazadas por largo, ¨¦l no pasaba de 30.
As¨ª se fue distanciando lentamente Yang hacia una victoria sin m¨¢s historia que la ausencia de disputa. Hasta que llevaba 1.400 metros no empez¨® a bajar del ritmo de r¨¦cord. Pasado el volteo, activ¨® el batido de pies. Despeg¨® como si le hubiesen acoplado una h¨¦lice. A una frecuencia terrible cuando el organismo del resto de los nadadores comenzaba a quedarse sin combustible.
El ¨²ltimo 100 de Yang quedar¨¢ para los anales. Iba a m¨¢s de dos segundos del ritmo de r¨¦cord y nad¨® los ¨²ltimos dos largos en 45,22s. Con una vuelta as¨ª, habr¨ªa sido sexto en la final de los 200 libre. En este caso, la embestida le vali¨® recortar el r¨¦cord de Hacktett en 0,42 segundos. Cuando toc¨® la pared el cron¨®metro se detuvo en 14m 34,14s.
El segundo oro de Yang en estos Mundiales, tras el que consigui¨® en los 800 libre, puso a China en el segundo puesto del medallero de la nataci¨®n pura con cinco oros, dos platas y siete bronces. Justamente por debajo de Estados Unidos. El director t¨¦cnico chino, Yao Zhengjie, atribuy¨® la explosi¨®n al desarrollo f¨ªsico de los j¨®venes en los ¨²ltimos a?os y a la contrataci¨®n de entrenadores extranjeros: estadounidenses, japoneses, brit¨¢nicos y australianos como Cotterell.
Yang se gan¨® fama de llor¨®n durante los Juegos de Asia de 2010. Entonces no hab¨ªa podido contener las l¨¢grimas por la emoci¨®n cada vez que hab¨ªa ganado un t¨ªtulo y el asunto hab¨ªa llenado de asombro a un pa¨ªs de hombres que se caracterizan por la contenci¨®n gestual. Ayer, sin embargo, se tom¨® su haza?a casi con indiferencia.
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