Un invento del aeropuerto de Shannon
Cuando uno pasa de 50 a?os el repertorio de aperitivos que lleva encima da para una enciclopedia m¨¢s que para una columna. Los mejores dry martinis los he tomado en Bilbao. Un bar de Gernika, el Auzokoa, ha servido los mejores gin-tonics que cualquier marino haya podido tomar. Trasplantado al Mediterr¨¢neo he cambiado de costumbres. Disfruto del almuerzo, esa recuperaci¨®n de fuerzas para los que tenemos costumbres germanas de desayunar a las 6. Despu¨¦s de unas anchoas o de una mojama, qu¨¦ mejor que un caf¨¦ irland¨¦s: caf¨¦, whisky y nata montada con la paciencia, el ritmo y el cari?o de un personaje como Jos¨¦ Luis Cuartero en el Hoyo 19 del Golf La Sella en D¨¦nia. Unos polvos de canela completan los olores de este conjunto que algunos puristas dicen arruina tres buenas bebidas. Es un invento de aeropuerto (del de Shannon en 1943, en Irlanda, de ah¨ª su nombre), un tres en uno que te desengrasa el sistema nervioso. Es un hot toddy no para ir a la cama o quitarte un resfriado, sino un reconstituyente de ma?ana para los que escribimos y necesitamos una pausa para dar marcha a las neuronas con un buen swing. Nunca me ha gustado el golf, pero disfrutar de este equilibrio de l¨ªquidos en armon¨ªa sin tocarse entre ellos, entre el cielo azul de la Diana romana y las verdes colinas ib¨¦ricas de Jes¨²s Pobre, te hace salir de la banalidad de lo cotidiano. Una mezcla de culturas, droga sudaca, sutileza francesa y esp¨ªritu brit¨¢nico bajo el nombre de caf¨¦ irland¨¦s. Aunque algunos b¨¢rbaros lo tomen como postre.
Kosme de Bara?ano es catedr¨¢tico de Bellas Artes en Altea y ex director del IVAM
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