Realidad gallega y escapismo
Galicia, como todos sabemos, es uno de los finisterres europeos y si en el pasado reciente esa condici¨®n perif¨¦rica supuso un lastre, actualmente ya no pesa tanto como pes¨® durante la industrializaci¨®n de los a?os 60 del pasado siglo. Por eso hoy, en una econom¨ªa global, desde la periferia se puede ser altamente competitivo y con independencia de la ubicaci¨®n geogr¨¢fica en la llamada Europa de las regiones, el progreso econ¨®mico, social y cultural es m¨¢s evidente en aquellas que cumplen algunas condiciones: estar dotadas de un buen nivel de comunicaciones y accesibilidad, haber desarrollado una mayor capacidad para asumir con flexibilidad los procesos de descentralizaci¨®n y para organizar un liderazgo, y una estabilidad institucional y pol¨ªtica suficiente para generar confianza e impulsar innovadores proyectos regionales de desarrollo. Una tercera condici¨®n: haber reforzado la cohesi¨®n social, haber fortalecido un sistema de empresas y haber hecho crecer una fuerza emprendedora e innovadora que se posiciona claramente para asumir y responder al reto productivo y de desarrollo en un mundo abierto y altamente competitivo.
La Xunta tiene todos los instrumentos necesarios para el desarrollo social y econ¨®mico de Galicia
Afortunadamente, en los ¨²ltimos siete a?os, y bajo el Gobierno socialista de Zapatero se han dado pasos de gigante en las comunicaciones estrat¨¦gicas a Galicia: puertos, aeropuertos, carreteras y AVE, as¨ª como el acceso pr¨¢cticamente universal a Internet. As¨ª, aun a pesar de que la actual crisis quiera llenar de nubarrones el horizonte, Galicia est¨¢ ya m¨¢s cerca del resto de Europa. Pero fue tambi¨¦n bajo los Gobiernos socialistas cuando se dieron los mayores avances en procesos de descentralizaci¨®n, potenciando nuestras autonom¨ªas y con ello nuestra capacidad y responsabilidad de gesti¨®n. Sin embargo, actualmente carecemos de un liderazgo de la Xunta que aproveche esas capacidades para motivar a emprendedores y reforzar la cohesi¨®n social.
Es verdad que Galicia adolece de obst¨¢culos estructurales que dificultan los procesos de desarrollo regional, nadie lo niega: el estancamiento, envejecimiento y dispersi¨®n poblacional, la fragmentaci¨®n y la fragosidad de nuestra geograf¨ªa y sobre todo la tendencia al desequilibrio en t¨¦rminos de desarrollo entre el interior y la costa. Son estos aspectos, los que precisamente la Xunta, gracias a sus competencias, debe abordar sin excusa alguna porque para ganarle la partida a la crisis es preciso corregir desajustes y, sobre todo, recuperar el esfuerzo inversor e ir consolidando una visi¨®n innovadora y confiada de nuestras propias capacidades.
Pero desgraciadamente la Xunta emite constantemente se?ales que confirman el freno de inversiones y la toma de decisiones que pueden conducirnos a un mayor desajuste social. Y lo que es a¨²n m¨¢s grave, cada d¨ªa vemos m¨¢s a su presidente, soslayar la capacidad que le otorga el Estatuto de Autonom¨ªa de Galicia para ejercer sus competencias y, como consecuencia, sus responsabilidades. Cada d¨ªa le vemos levitando m¨¢s sobre la realidad aut¨®ctona para proyectarse como salvador ejemplar m¨¢s all¨¢ de la Canda en una autopromoci¨®n de ministrable algo bochornosa y liderando el ataque concertado del PP contra Zapatero. No cae en la cuenta de que con ello proyecta tambi¨¦n el pesimismo sobre Galicia y desde Galicia olvidando que es presidente y que tiene la obligaci¨®n de liderar un pa¨ªs.
Ignora asimismo el car¨¢cter emprendedor, m¨¢s patente de lo que se cree, de nuestros ciudadanos. Y en tiempos de incertidumbre, de dificultad, se hace preciso recalar esa caracter¨ªstica de nuestra forma de ser, profundizar en ella para sacarla a flote y para lucirla como una ventaja. Esa capacidad para sobreponerse a los aprietos, probablemente afinada por las dificultades hist¨®ricas de nuestro pueblo, acab¨® por desembocar en nuestro m¨¢s genuino y proverbial esp¨ªritu emprendedor y en tiempos dif¨ªciles, m¨¢s que en ning¨²n otro momento, deber¨ªamos volver la vista a esas actitudes. A¨²n a pesar de las dificultades presentes, derivadas de la crisis de los mercados financieros que afecta directamente a la econom¨ªa real, no podemos perder el ¨¢nimo ni mucho menos el ingenio o la predisposici¨®n a actuar.
Los socialistas reclamamos que la Xunta act¨²e haciendo valer a sus competencias por las que tanto luchamos y que no se escude permanentemente en el ataque al Gobierno de Espa?a porque tiene transferidos todos los instrumentos necesarios para el desarrollo econ¨®mico y social que Galicia necesita (del gasto p¨²blico, el auton¨®mico ronda el 35% del total frente al 20% de la Administraci¨®n General del Estado descontada la Seguridad Social) y en los no transferidos este Gobierno est¨¢ cumpliendo m¨¢s all¨¢ de cualquier comparaci¨®n hist¨®rica que queramos aplicar.
Quiz¨¢s sea de aplicaci¨®n lo que en 1933 escrib¨ªa John Maynard Keynes en un ensayo titulado Los medios para la prosperidad y que ven¨ªa a decir que en tiempos de dificultad lo m¨¢s importante, lo que hace falta, es tener las ideas un poco claras. Pero es dif¨ªcil tener las cosas claras desde la modorra en la tumbona compartida con Rajoy esperando ilusoriamente la ocasi¨®n para la huida definitiva de su calvario gallego.
Galicia, necesita ahora m¨¢s que nunca, autoconfianza, las ideas claras y liderazgo comprometido. Galicia necesita lo que la Xunta hoy no tiene.
Elena Espinosa fue ministra de Medio Ambiente y es diputada del PSdeG en el Congreso, al igual que Alberto Fidalgo
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