Un sistema riguroso pero no r¨ªgido
El pasado 3 de agosto se publicaba la carta de un profesor de Secundaria donde criticaba los decretos referidos a Formaci¨®n Profesional y a la reforma del cuarto curso de la ESO. En la carta se realizaban afirmaciones que inducen a error sobre el contenido de los decretos.
Los decretos han sido ampliamente debatidos y lo que pretenden conseguir es elevar el nivel de formaci¨®n del conjunto de la poblaci¨®n, tambi¨¦n el de los j¨®venes que hoy abandonan la educaci¨®n obligatoria sin obtener el t¨ªtulo de graduado. No deben existir caminos cerrados, sino diversas formas de alcanzar la formaci¨®n que necesitan los j¨®venes para su desarrollo personal y profesional. Lo necesitan los j¨®venes y lo necesita Espa?a si queremos reorientar nuestro modelo de crecimiento econ¨®mico. Para ello, se opta por un sistema educativo que combine flexibilidad y rigor.
?C¨®mo lo hacemos? En primer lugar certificando a quienes no van a seguir en el sistema educativo las competencias b¨¢sicas alcanzadas hasta entonces, para que cuando quieran continuar sus estudios no tengan que reiniciar el camino. Por otra parte, permitiendo el acceso a la FP de grado medio a los alumnos que superen los m¨®dulos obligatorios de los programas de cualificaci¨®n profesional inicial y regular que tambi¨¦n puedan acceder del grado medio de FP al grado superior los alumnos que superen un curso puente configurado por las materias b¨¢sicas del bachillerato. Los decretos propician que el camino elegido, la orientaci¨®n y la opcionalidad abran posibilidades y no ofrezcan un ¨²nico itinerario cerrado.
No se trata de maniobras que reducen la exigencia a cambio de mejorar las estad¨ªsticas. Esa no es la filosof¨ªa que seguimos en el Ministerio de Educaci¨®n, donde apostamos por el esfuerzo y el rigor como elementos b¨¢sicos de la acci¨®n educativa, pero adem¨¢s queremos que nuestros alumnos tengan las mismas oportunidades que el resto de estudiantes europeos. Una de las buenas cosas de pertenecer a un mismo espacio educativo europeo es comprobar que en nuestro pa¨ªs ya no rige el principio de "Espa?a es diferente".
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