La fiesta sin fin de un editor
Un documental rinde homenaje al carism¨¢tico George Plimpton, director de la m¨ªtica revista 'The Paris Review'
En sus legendarias fiestas consigui¨® reunir una fauna tan variopinta como la que puebla las aceras de Nueva York. Boxeadores, m¨²sicos, poetas, abogados, periodistas, pintores, pol¨ªticos, domadores de circo, j¨®venes con aspiraciones y un buen n¨²mero de chicas guapas desfilaron durante cerca de cinco d¨¦cadas por los salones de la casa de George Plimpton (1929-2003), en la calle 72 junto al East River.
Alto y atl¨¦tico, con un punto desgarbado, ojeroso y terriblemente atractivo, el hist¨®rico director de la prestigiosa revista The Paris Review se gan¨® el t¨ªtulo de pr¨ªncipe de la escena literaria neoyorquina gracias a su excelente gusto lector, su elegante pluma, su osad¨ªa period¨ªstica y su arrebatador don de gentes.
Incluso quienes no le conocieron adoran al polifac¨¦tico Plimpton. A este grupo pertenecen Thomas Bean y Luke Poling, directores de Plimpton!, un documental en el que reconstruyen la agitada vida del editor a trav¨¦s de grabaciones procedentes de su archivo personal. "?Qui¨¦n pod¨ªa contar mejor la historia que el propio Plimpton? Su viuda nos abri¨® las puertas y encontramos casi 30 a?os de entrevistas y charlas", explica Poling en un caf¨¦ en Brooklyn. La noche anterior celebraron una fiesta en los bajos del edificio Woolworth para mostrar el trabajo, que se encuentra en fase de posproducci¨®n y ser¨¢ presentado en el circuito de festivales el a?o pr¨®ximo. En la p¨¢gina web kickstarter.com han lanzado una campa?a para financiar la ¨²ltima fase del proyecto.
Descendiente de una las familias m¨¢s antiguas y distinguidas de la Costa Este, Plimpton se gradu¨® en literatura inglesa en Harvard antes de seguir estudios en Cambridge. A principios de los cincuenta lleg¨® a Par¨ªs para hacerse cargo de The Paris Review, una publicaci¨®n cuatrimestral, apenas fundada por Peter Mathiesen y Harold L. Humes, empe?ada en sacar a la luz el trabajo de ficci¨®n y poes¨ªa de autores principiantes o poco conocidos y dejar a un lado los textos de cr¨ªtica literaria. La serie de entrevistas a escritores, The Art of Fiction, no tard¨® e convertirse en un cl¨¢sico. "En 1952 la oficina de The Paris Review ocupaba un cuarto en el n¨²mero 8 de Rue Garanci¨¨re. Estaba decorado con una mesa, cuatro sillas, una botella de brandy y varias chicas patilargas y vivarachas de Radcliffe y Smith ansiosas por ver sus nombres en la mancheta de la revista y convencer as¨ª a sus padres de su inocencia al otro lado del Atl¨¢ntico", escribi¨® Gay Talese en el perfil que dedic¨® al grupo en 1960. Entre los primeros aciertos del proyecto se encuentra la publicaci¨®n de Philip Roth o Terry Southern.
El editor y la revista pronto se trasladaron a Nueva York. Arrancaron entonces las aventuras del infatigable Plimpton como jugador de b¨¦isbol, golfista, boxeador, piloto de carreras, trapecista de circo, nadador o futbolista. Una y otra vez, George se empotraba en el deporte profesional y narraba sus historias en las p¨¢ginas del Sports Illustrated y en sucesivos libros. ?l lo llamaba "periodismo participativo".
As¨ª se ganaba la vida, ya que nunca cobr¨® por su trabajo al frente de The Paris Review. Compagin¨® las zambullidas en el mundo del deporte con cameos en el cine -en R¨ªo Lobo John Wayne le asestaba un par de tiros- y anuncios. "Probablemente la mayor contribuci¨®n de George a la literatura americana -aparte de The Paris Review- fue su obra period¨ªstica: apuntarse a lanzar la pelota, boxear o conducir un coche de carreras compitiendo con profesionales. Era un tipo de arte, de performance atractiva y creo que subestimada. Este tipo de cosas hoy en d¨ªa est¨¢n en los reality de televisi¨®n, pero su voz como escritor tambi¨¦n era parte de aquel trabajo", explica el actual editor de The Paris Review, Lorin Stein, que conoci¨® a Plimpton col¨¢ndose en una de sus fiestas.
En el nuevo documental de hora y media de duraci¨®n se incluyen entrevistas con m¨¢s de 50 miembros del extenso c¨ªrculo de amistades del protagonista: desde el propio Talese hasta algunos de sus colegas deportistas. "Hemos intentado deconstruir al personaje y reconstruir una ¨¦poca. Plimpton encarna como pocos una era de optimismo americano", se?ala Bean. El director habla de Plimpton como protagonista indiscutible de una ¨¦poca -"el director de Forrest Gump me confes¨® que fue una de sus inspiraciones"- y recuerda c¨®mo forceje¨® con Sirhan Sirhan -el asesino de Robert Kennedy, su amigo de infancia- y c¨®mo, junto a Leonard Bernestein, sac¨® a bailar a Jackie cuando termin¨® su luto por el asesinato del presidente JFK.
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