Peaje para entrar al para¨ªso
El aparcamiento en Cabo de Gata, un negocio
La comodidad de una parte se une a la visi¨®n de negocio de la otra y se establece una simbiosis: pagar por tener y poder estar. Las peque?as playas con mayor encanto del Parque Natural de Cabo de Gata-N¨ªjar (Almer¨ªa) deb¨ªan parte de ese atractivo a su dif¨ªcil acceso lo que las manten¨ªa lejos del bullicio, de ruidos de veh¨ªculos y, sobre todo, de la contaminaci¨®n que estos generan. Eso ha cambiado este a?o.
La aventura de emprender una excursi¨®n a pie durante varios kil¨®metros disfrutando de flora y fauna aut¨®ctona mientras se pisa suelo protegido hasta llegar a la costa ha pasado a mejor vida. Particulares y Administraciones con terreno junto a tres playas en los l¨ªmites del parque natural han decidido ayudar al caminante facilit¨¢ndole el aparcamiento hasta escasos metros del mar y, de paso, beneficiarse econ¨®micamente de la jugada con la que hacen el agosto.
N¨ªjar ha eliminado el cupo de coches para llegar a M¨®nsul y Genoveses
El Ayuntamiento de N¨ªjar (PP) abri¨® la veda al establecer a comienzos de verano una tarifa de cuatro euros por llegar lo m¨¢s cerca posible de las playas de M¨®nsul y Genoveses. Unas playas de pel¨ªcula que, poco a poco, han ido cediendo terreno a favor de los monstruos con cuatro ruedas. El aparcamiento de veh¨ªculos siempre ha sido motivo de pol¨¦mica all¨ª. Para preservar los valores medioambientales de ambos sitios se estableci¨® un cupo y vigilancia para prohibir la entrada de m¨¢s turismos una vez alcanzada la cifra. Pero este a?o quien paga, pasa. El Ayuntamiento de N¨ªjar justifica la cuota de cuatro euros y asegura que un cuarto de lo recaudado ir¨¢ destinado al mantenimiento de ambas playas, con lo que se zanja la controversia con la Consejer¨ªa de Medio Ambiente sobre la competencia de la limpieza de estas playas no urbanas y la Administraci¨®n Auton¨®mica ve con buenos ojos la medida.
No sucede as¨ª en los otros dos casos de cobro de peajes por aparcamiento junto a calas, donde la Delegaci¨®n Provincial de Medio Ambiente ha abierto sendos expedientes sancionadores al Ayuntamiento de Carboneras (PP-Gicar) y al propietario de la finca de la cala de San Pedro, en N¨ªjar, a los que acusa de contravenir la normativa urban¨ªstica en los l¨ªmites del parque natural y podr¨ªa multarles con hasta 60.000 euros por falta grave.
En Carboneras, el Ayuntamiento ha arreglado un terreno de su propiedad junto a la popular playa de Los Muertos para facilitar el aparcamiento y ganar tres euros con cada estacionamiento. Pero, para ello, ha movido tierras, allanado terreno en una zona protegida y "sin autorizaci¨®n" de la Junta, como subraya la delegada provincial de Medio Ambiente, Sonia Rodr¨ªguez, quien no entra a valorar la cuota municipal por aparcamiento en ninguno de los casos.
La tarifa se incrementa hasta los siete euros en el caso de San Pedro. Daniel Navarro, due?o de la mayor parte del terreno de esta playa fuera de la zona de protecci¨®n mar¨ªtimo-terrestre, entiende que no ha cometido infracci¨®n alguna. "S¨®lo he realizado una obra de limpieza y mantenimiento y no tengo que pedir permiso, s¨®lo informar", argumenta. Medio Ambiente discrepa. "Ha realizado una amplia explanada de unos 6.000 metros cuadrados de superficie, mediante movimiento de tierras y compactaci¨®n del firme eliminando vegetaci¨®n y materiales rodantes", a?ade la delegada provincial de Medio Ambiente.
Daniel Navarro no se amilana. As¨ª lleva 13 a?os, desde que adquiri¨® la mayor parte de los terrenos de la cala San Pedro. Sus litigios con la Junta son una constante. Le gan¨® una sentencia sobre los l¨ªmites de su propiedad y su uso. Su idea es convertir San Pedro en un resort: rehabilitar el castillo y las fincas que le rodean donde poder practicar la agricultura como recuerda que se hac¨ªa en la d¨¦cada de los a?os cuarenta. Proyecto que le impidieron realizar entonces y que ahora quiere recuperar. Su intenci¨®n es respetuosa aunque, de todos modos, tiene enfrente todo un listado de normativas de protecci¨®n. "Hay mucho ladrillo en la costa", considera.
Mientras llega el ansiado resort deja que los veh¨ªculos aparquen en su casa por siete euros para "empezar a recuperar lo invertido". Quienes no pagan son los que caminan por la v¨ªa de servidumbre de paso que discurre junto a su propiedad. Tampoco lo hacen los que llegan por barco a la costa. A decenas de ellos interpone cada verano denuncias por acampada ilegal y ans¨ªa alg¨²n d¨ªa poder ganar esa batalla.
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