Casado, corredor an¨®nimo en el Retiro
El campe¨®n europeo se recupera de lesiones y enfermedades mientras sus rivales se ganan una plaza para los Mundiales de atletismo
El ¨²ltimo a?o Arturo Casado solo se ha alimentado de atletismo. En el a?o que ha pasado desde que gan¨® los 1.500 metros del Europeo de Barcelona, Casado ha escrito el inicio de una tesis sobre el mito gen¨¦tico y el atletismo keniano, ha comido el mismo arroz que los guerreros masai, ha respirado el mismo aire de Eldoret, del valle del Rift, que centenares de chavales de 20 a?os, delgados y largos como juncos, que solo piensan ser maratonianos y ricos, ha aspirado el mismo perfume de los cedros de Ifrane que inspiraron a Hicham el Guerruj en sus retiros mon¨¢sticos en el Atlas, en sus tardes de masoquismo asc¨¦tico, ha participado jubiloso en la carrera de 800, solo de oto?o en Rieti, en la que Rudisha se acerc¨® a la frontera de los 100s. El ¨²ltimo a?o Arturo Casado ha hecho todo aquello que muchos, al menos aquellos que solo miden el atletismo, el deporte, con la vara del rendimiento y la productividad, creen un sacrilegio: se ha dejado llevar por la curiosidad, por la pasi¨®n del descubrimiento, y ha experimentado con su preparaci¨®n.
"Desde hace meses me hab¨ªa hecho a la idea de no ir a Daegu", reconoce el madrile?o
De Kenia regres¨® lesionado. Cuatro meses de recuperaci¨®n. De Ifrane volvi¨® con una gastroenteritis y varios kilos de menos, delgado como un silbido.
As¨ª le ha ido, se?alan con el dedo los agoreros: en vez de estar en M¨¢laga, en los campeonatos de Espa?a, peleando con Olmedo, Ruiz, Higuero y los ?lvaros, Rodr¨ªguez y Fern¨¢ndez, por el t¨ªtulo y una plaza para los Mundiales de Daegu, est¨¢ parado. "S¨ª, as¨ª me fue", dice ¨¦l, con la voz del que no se arrepiente de lo que ha hecho -"hay que conocer mundo, vivir experiencias, salir de la rutina, hay que aprovechar el tiempo", dice-, con la resignaci¨®n de quien sabe que, en lo que se refiere a la competici¨®n, 2011 ha sido un a?o perdido. Lo dice todo parado en un sem¨¢foro en una plaza de Madrid, entre su casa y el Retiro, an¨®nimo atleta, cron¨®metro en marcha, un mediod¨ªa de s¨¢bado entre vecinos con carritos de la compra, madres con ni?os. "S¨ª, ya s¨¦ que me ahorro el calor de M¨¢laga, pero tampoco hace fr¨ªo en Madrid", dice. "Desde hace meses sab¨ªa que iba a ser muy dif¨ªcil que llegara a punto para el Mundial. Ya me hab¨ªa hecho a la idea".
Casado ya piensa en 2012, en los Juegos, en otras competiciones, en otros objetivos con los que enga?ar al cuerpo durante los duros entrenamientos. "Es lo que nos toca a los que solo conocemos el camino del sacrificio, a los que no creemos en los atajos", dice Casado, que r¨¢pidamente se inflama, se rebela, ingenuo quiz¨¢s, pensando en el paso atr¨¢s de Albert Soler, presidente del Consejo Superior de Deportes, al levantar el veto en la selecci¨®n a los atletas de la Operaci¨®n Galgo, recordando que en Daegu s¨ª estar¨¢n algunos de los sospechosos, y tambi¨¦n estar¨¢n otros como los franceses Baala y Mekhissi, quienes hace un par de semanas se enzarzaron en una pelea a pu?etazos en mitad de la pista de M¨®naco despu¨¦s del 1.500 de la Diamond League, y a quienes su federaci¨®n no se ha atrevido a suspender, pues ambos son esperanza de medalla. "Da asco", dice Casado. "Es todo un mundo de intereses, de pu?aladas a lo que yo creo que debe ser el deporte". Un mundo, comprende, tan alejado de lo que busc¨®, y crey¨® encontrar, en Kenia, en Ifrane...
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