En un pa¨ªs desfondado
Los valencianos afrontamos el verano de 2011 desde la desaz¨®n. La embestida esperada de un presidente de la Generalitat que ha dimitido un mes despu¨¦s de la investidura es una an¨¦cdota con m¨²ltiples lecturas, cada cual m¨¢s perjudicial para una sociedad, como la valenciana, que no levanta cabeza.
En el terreno de la pol¨ªtica, no se sabe por qu¨¦, todo vale. Se puede mentir, traicionar, cambiar de bando y transgredir cualquier norma ¨¦tica sin parpadear, porque todo se consiente.
No es lo mismo en otros sectores de la sociedad civil y me refiero expresamente al sector empresarial, que se ha vanagloriado durante d¨¦cadas de ser contrapoder o m¨¢s bien correa de transmisi¨®n del poder pol¨ªtico.
Hubo un tiempo en que las relaciones de poder, de poder pol¨ªtico con poder econ¨®mico, no fueron exactamente as¨ª. Fue en los or¨ªgenes democr¨¢ticos de Espa?a y de las organizaciones empresariales.
Las organizaciones empresariales de la Comunidad Valenciana ten¨ªan ra¨ªces en la estructura autoritaria del r¨¦gimen franquista. No obstante, muchos empresarios y profesionales hab¨ªan actuado, m¨¢s o menos clandestinamente, a favor del cambio democr¨¢tico y bastantes arriesgaron su situaci¨®n econ¨®mica confortable. Arriesgaron o invirtieron en una opci¨®n de futuro, empujados por el aperturismo econ¨®mico, que se inici¨® en 1957 y por la necesidad de abrir la econom¨ªa espa?ola al exterior. Muy concretamente, para facilitar la incorporaci¨®n del Reino de Espa?a a lo que hoy es la Uni¨®n Europea. Hacia ah¨ª apuntaba el futuro y cualquier esfuerzo en ese sentido ten¨ªa todas las probabilidades de resultar rentable.
En la Comunidad Valenciana y especialmente en Valencia, cap i casal, han salido por los aires varios presidentes de confederaciones empresariales, C¨¢maras de Comercio, bolsa o ferias. Todos estos accidentes, casi siempre intencionados, han tenido su causa, pr¨®xima o remota, en las relaciones del mundo empresarial con las corrientes pol¨ªticas imperantes en cada momento.
Despu¨¦s han pasado muchas cosas. Cayeron entre otros: Vicente Iborra Mart¨ªnez, Jos¨¦ Sim¨® Nogu¨¦s, Joaqu¨ªn Maldonado, Enrique Silla, Ram¨®n Cerd¨¢ y todos ellos rodeados de compa?eros de viaje con suficiente val¨ªa. Coincid¨ªan en un mismo denominador com¨²n: ten¨ªan personalidad marcada, sab¨ªan lo que quer¨ªan, asum¨ªan el coste de sus decisiones y estaban convencidos de que solo hab¨ªa un camino posible para los empresarios: la independencia y la dignidad.
Hoy nos encontramos con otra situaci¨®n distinta, pero que requiere, como entonces, una firme voluntad regeneracionista. Los pol¨ªticos, como vemos, pasan, pero los hombres de empresa permanecen y son los que cuando flaquean los primeros, han de liderar las iniciativas de la sociedad para proporcionarle coherencia y sentido.
Los empresarios valencianos -lejos de rencillas miopes entre Alicante y Castell¨®n- tienen ante s¨ª el reto m¨¢s importante y decisivo, desde que se formul¨® la transici¨®n pol¨ªtica a la democracia a finales del siglo XX.
Y tienen que afrontarlo desde la desmotivaci¨®n de los agentes econ¨®micos y de la propia sociedad, que se siente defraudada por parte de quienes tienen la misi¨®n de guiar sus pasos, porque a eso se comprometen los pol¨ªticos cuando acceden a los cargos p¨²blicos.
Si los pol¨ªticos -personajes y partidos- no saben ni son capaces de dar respuesta adecuada y suficiente a las necesidades de la sociedad, los empresarios han de poner a prueba su capacidad de liderazgo, porque en ello nos va el porvenir de todos y el de sus intereses.
Hace unas semanas los empresarios estrenaron presidente, en la persona de Jos¨¦ Vicente Gonz¨¢lez para que les represente desde Cierval, a nivel auton¨®mico. En los pr¨®ximos meses se decidir¨¢ su relevo en la Confederaci¨®n Empresarial Valenciana. No se tardar¨¢ en reconducir el futuro de las cinco C¨¢maras de Comercio de la Comunidad Valenciana, que han sido desarboladas sin contemplaciones. Habr¨¢ que reorientar las ferias y aclarar si los puertos son entes p¨²blicos o privados.
Cualquiera de estos hitos, ¨ªntimamente vinculados a la delicada situaci¨®n de la econom¨ªa y de las empresas valencianas, marca un calendario apretado de resoluciones urgentes. Que el acierto y la oportunidad coincidan a la hora de decidir.
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