Un pa¨ªs en silencio
En Maquiavelo en democracia, ?douard Balladour, ex primer ministro franc¨¦s, imprimi¨® una ruda sentencia: "Los periodistas son la pesadilla de los pol¨ªticos, que les temen tanto que querr¨ªan domesticarlos, cuando no esclavizarlos". En Francia ha de ser as¨ª. Los gobernantes gallegos no saben lo que es el insomnio por causa de la prensa. En Monte P¨ªo reinan sue?os profundos iluminados por d¨®ciles glorias en el papel impreso y en las pantallas. En Galicia se invierte en paz medi¨¢tica. La Xunta y su presidente duermen felizmente arropados. Mayores desvelos padecen los ciudadanos disconformes que cada d¨ªa tienen menos cabeceras cr¨ªticas que los convoquen en el quiosco.
Despu¨¦s de A Nosa Terra y Galicia Hoxe, la pasada semana Xornal de Galicia abandon¨® su versi¨®n en papel para refugiarse en la Red. Nuestra mediaesfera ofrece un desolador panorama de despluralizaci¨®n informativa. Debatimos sobre el crack de la prensa gallega y, seg¨²n los humores, en el mix de responsabilidades combinamos, en discutidas proporciones, la incompetencia de su gesti¨®n empresarial, la indiferencia de los lectores y el paup¨¦rrimo apoyo que brinda el Gobierno gallego, tambi¨¦n las dificultades de los medios para ofrecer una agenda singular o productos informativos innovadores para conquistar nuevos p¨²blicos.
En el dossier de prensa con el que se despierta la Xunta, Galicia es un balnerario de ensue?o
Estamos tentados a darle la raz¨®n al mensaje que James Carville grab¨® en la pizarra de Bill Clinton y que ya ha convertido en el mantra estelar de nuestro tiempo. Reconozcamos est¨²pidamente que es la econom¨ªa. Recordemos con nostalgia cuando nos dominaba la casta preocupaci¨®n por evitar que el dinero marcase la l¨ªnea editorial de los medios. El dinero, ahora, le escapa a los peri¨®dicos o los violenta imponiendo una l¨®gica empresarial que, lastrada por la incapacidad para descubrir nuevos nichos de negocio, liquida las redacciones con condiciones laborales precarias, mermados salarios y quir¨²rgicos expedientes de regulaci¨®n de empleo. La cuenta de resultados siempre la paga dolorosamente la calidad informativa y un creciente n¨²mero de periodistas en la cola del paro.
En la quiebra de las cabeceras es decisiva la econom¨ªa moral de los ciudadanos. Los medios gallegos con c¨®digos cr¨ªticos no fueron capaces de acompa?arse de grandes audiencias y sus comunidades lectoras se trenzaron con fr¨¢giles compromisos econ¨®micos. Con cada fracaso, exhumamos una evidencia: sin lectores y anunciantes no habr¨¢ medios de interpelaci¨®n cr¨ªtica o en lengua gallega, y mansamente se diagnostica que en Galicia no hay sociedad civil. Desencantada conclusi¨®n para no enfrentarse a la evidencia de que existe, muy al contrario, una nutrida sociedad civil, conformista cuando no abiertamente conservadora, perfectamente engrasada con pasividad, entregada a sus c¨¢lculos de oportunidad y muy satisfecha con la actual oferta de infoentretenimiento. Construir otra sociedad civil pasa, tambi¨¦n, por ofrecer informaci¨®n impresa o digital que converse con los ciudadanos realmente existentes para sumar una masa cr¨ªtica de lectores que compartan una l¨ªnea editorial no divorciada de su compromiso con la sostenibilidad financiera del medio.
Un presidente, Theodore Roosevelt, sentenci¨® que "aquel que escribe, cada mes, cada semana, cada d¨ªa produce el material que va a conformar el pensamiento del p¨²blico, es, en esencia, quien determina, m¨¢s que nadie, el car¨¢cter de la gente y el tipo de gobierno que esa gente tendr¨¢". Otro presidente, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, nos dej¨® tambi¨¦n una memorable confesi¨®n: "Aprendo todos los d¨ªas de la prensa, distingo la prensa placebo y la comprometida". Lo hizo en un acto para honrar a Santiago Rey Fern¨¢ndez Latorre, editor de La Voz de Galicia, seg¨²n la docta y neutral opini¨®n presidencial, ejemplo de prensa comprometida. Feij¨®o elogia fervorosamente la prensa con compromisos cr¨ªticos pero su pol¨ªtica de medios ¨²nicamente favorece su enmienda informativa.
No hay pol¨ªtica de la Xunta m¨¢s eficaz. En el dossier de prensa con el que cada d¨ªa despierta nuestro Gobierno, Galicia es un balneario de ensue?o. Es un t¨®pico certificado por las cuentas p¨²blicas: la econom¨ªa pol¨ªtica de nuestros gobernantes invierte generosamente en los peri¨®dicos placebo y descapitaliza cuanto pueden los medios inc¨®modos. En Monte P¨ªo saben, como Abraham Maslow, que una necesidad satisfecha, crear¨¢ otra. Una oferta informativa cr¨ªtica, de calidad y centrada en la agenda de los ciudadanos, y no en las declaraciones oficiales, crear¨¢ la necesidad de un cambio pol¨ªtico. Por esa raz¨®n, Galicia es un pa¨ªs que debe ser cultivado en silencio para que el Gobierno duerma sin pesadillas ni sobresaltos.
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