Los enfermos de Chueca y el obispo de Alcal¨¢
Desde hace unas semanas no se habla en Chueca de otra cosa que de la gu¨ªa para curar la homosexualidad que ha publicado en su web el obispo de Madrid-Alcal¨¢. Los que por all¨ª pululan se pasan de unos a otros el tratado de Jos¨¦ Antonio Reig Pla por si alguno decide cambiar de vida. Admirados porque un prelado que con todo su derecho define pecados se dedique por libre a catalogar enfermedades, sin que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud o el Ministerio de Sanidad lo contraten, unos quieren curarse por variar y otros no aspiran a la cura por el gusto que les da la malat¨ªa. Los hay dispuestos a retirarse a meditar sobre la primera Carta a los Corintios, cuya lectura recomienda el obispo, muy decepcionados porque les advierte de que no se hagan ilusiones de conseguir la mayor de sus aspiraciones: el Reino de Dios. Y est¨¢n los que habiendo le¨ªdo la Biblia no se incluyen entre los inmorales, los id¨®latras, los ad¨²lteros, los afeminados o los pervertidos, de los que les recuerda Reig Pla que habla la ep¨ªstola, y no saben si su eminencia se ha confundido de colectivo.
Tan bronco en las formas y falto de finura el prelado Reig Pl¨¢ es, sin embargo, amanerado
Un inmoral de hoy no es por supuesto lo mismo que un hom¨®logo suyo de los tiempos de Pablo, los id¨®latras son ahora de otro tenor y sus templos son los mercados, el adulterio ha cambiado mucho y las perversiones del siglo XXI se han multiplicado respecto de las del siglo I. Por ejemplo: los ap¨®stoles, casados y con familia, al contrario que Reig Pla, desconoc¨ªan la pederastia al modo en que la han prodigado en la Iglesia de hoy sus cl¨¦rigos pervertidos. Pero si solo a los afeminados se refiere, que es en lo que los enfermos de Chueca se dan m¨¢s por aludidos, es posible que entonces se llamara as¨ª a lo que hoy se denomina gay, pero un afeminado no es en este tiempo necesariamente un maric¨®n ni todo homosexual es un afeminado.
Por otra parte, el heterosexual se ha ido suavizando y su gestualidad es en muchos casos m¨¢s femenina. Y adem¨¢s, de llegar a la conclusi¨®n de que afeminado es igual a gay se someter¨ªa a sospecha a muchos pr¨ªncipes de la Iglesia cuyas maneras melifluas y sobrada afectaci¨®n un tanto plumera podr¨ªan sugerirnos que no es para ellos la carne de mujer la preferida. Sin ir m¨¢s lejos, tan bronco en las formas y falto de finura, Reig Pla es, sin embargo, amanerado. Hasta tal punto que por lo que me ha contado un can¨®nigo de Castell¨®n algunos de sus curas y buena parte de sus fieles le reprochaban el contoneo en su antigua di¨®cesis. Y as¨ª se lo dijo el can¨®nigo en cuesti¨®n a su prelado, a lo que este contest¨®: "Lo dir¨¢n porque me lustro mucho los zapatos". Y a lo mejor era solo por eso, con lo que no estar¨ªa de sobra que en su gu¨ªa advirtiera Reig del peligro de cuidar los zapatos m¨¢s de la cuenta. Bien es verdad que el Papa los cuida mucho, pero por sus zapatos de Prada no se le ha sometido, que se sepa, a sospecha alguna. De modo que los cl¨¦rigos afectados pueden estar tranquilos porque no ser¨¢ precisamente por el vuelo de sus sotanas ni por la pasamaner¨ªa de sus atuendos por lo que queden fuera del Reino.
La preocupaci¨®n mayor sobre los efectos de esta gu¨ªa para la cura es de otros, de los comerciantes de Chueca, por ejemplo, que ven venir el cambio del destino del barrio cuando se produzca el milagro de la masiva curaci¨®n que se promete Reig Pla. Estar¨¢n pensando en convertir la fiesta del Orgullo en la de san Pelayo, que antes de que el obispo de Alcal¨¢ lo propusiera a los gais en su gu¨ªa como modelo para curarse, ya ten¨ªa su atractiva imagen, desnudo, en una florister¨ªa de la calle de Pelayo. Reig Pla lo propone como modelo por su resistencia a dejarse tocar, pero los gais de Chueca lo admiran por la hermosa figura que pose¨ªa para hacerle perder la cabeza al Califa. Por lo pronto, tal vez se propongan en Chueca, coincidiendo con las Jornadas de la Juventud y la visita del Papa, sacar en procesi¨®n a san Pelayo, con Reig Pla detr¨¢s, muy ataviado, y distribuir entre los participantes la gu¨ªa, tal vez pensada por el obispo de Alcal¨¢ para que los j¨®venes cat¨®licos que vengan a Madrid en estos d¨ªas se cuiden del deseo de los califas.
Hasta ahora Reig Pla, obsesionado por lo gay m¨¢s de la cuenta, se hab¨ªa limitado a condenar el gusto de una persona por otra de su mismo sexo con una guasa tonta que pon¨ªa en duda su ingenio. Pero ahora no solo ha desplegado su talento investigador en el estudio de la homosexualidad, sino que ha hallado con brillantez de sabio la receta. Se trata, sin duda, de un obispo estrella.
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