Euskadi y su futuro
San Sebasti¨¢n no necesitaba un Gobierno para su reeducaci¨®n ideol¨®gica. No estamos en la ¨¦poca del reparto del librito de Mao. Algo de eso puede estar sucediendo aqu¨ª con un extra?o programa de gobierno que solo contempla la extensi¨®n y aplicaci¨®n de las m¨¢ximas ideol¨®gicas de los bildus. Me explico: hacer de Donosti una ciudad m¨¢s abertzale, como si el patriotismo de confrontaci¨®n resultara un revulsivo para la dinamizaci¨®n, desarrollo econ¨®mico y cultural de San Sebasti¨¢n, y m¨¢s euskaldun. Y punto.
Los independentistas radicales han puesto en marcha una estrategia con la que buscan reeducar a una ciudadan¨ªa que consinti¨® 20 a?os de gesti¨®n espa?olista en la alcald¨ªa. Para los bildus se produjo un ejercicio abusivo del poder municipal para desviar a la poblaci¨®n de los anteriores objetivos claves para "la construcci¨®n de su soberan¨ªa nacional". Su consigna es levantar Bildukist¨¢n sobre las cenizas de lo que fue San Sebasti¨¢n. Por cierto, denominaci¨®n oficial hist¨®rica de la ciudad que la bilduman¨ªa no utiliza en sus notas oficiales y escritos por ser expresi¨®n castellana.
Se necesita un Tercer Espacio, una alternativa al independentismo y a un espa?olismo poco imaginativo
Los proyectos y mejoras del reciente pasado y las actuaciones preparadas para su continuidad son censuradas, cuando no ocultadas, por los ne¨®fitos gobernantes, m¨¢s preocupados en sembrar ideolog¨ªa, prometiendo un sinf¨ªn de consultas populares y asamblearias, que en resolver carencias. Su programa ideol¨®gico radical les lleva a decir a todo que no y echar la culpa de las l¨®gicas limitaciones presupuestarias de la ciudad al Gobierno anterior formado -as¨®mbrense- por concejales del PSE-EE, Alternatiba y Aralar. Aquella coalici¨®n de Gobierno, transversal, basada en principios democr¨¢ticos y lealtades rec¨ªprocas, no trat¨® de imponer ninguna ideolog¨ªa.
Lo que Bildu hace, ahora desde las instituciones, es fomentar actitudes sectarias que van contra la convivencia y que significan la negaci¨®n de las diferentes identidades de la ciudadan¨ªa vasca.
Algo que Garitano, un reci¨¦n llegado a la fe democr¨¢tica pero due?o de la Diputaci¨®n de Gipuzkoa, viene sembrando cada d¨ªa. Sus prioridades son las expresiones de apoyo a los presos de ETA, las amenazas de convocar consultas sobre la secesi¨®n en los Ayuntamientos y la formaci¨®n de un frente soberanista que alimente el odio hacia todo lo espa?ol. Eso da votos, lo que demuestra que nuestra sociedad debe madurar en la senda de los valores democr¨¢ticos.
El riesgo estriba en que esta din¨¢mica de confrontaci¨®n puede congelar o hacer saltar por los aires el llamado proceso de paz. Y lo aventuro sin contar con la posible "colaboraci¨®n" de Rajoy y de un PP radicalizado y ciego en La Moncloa. El proceso de paz no puede abandonarse a su suerte, ni a los ritmos y contenidos que pretende el nacionalismo independentista. Requiere definir su significado y, con inmediatez, ejercer un papel de liderazgo desde la presidencia vasca con el concurso c¨®mplice de Rubalcaba.
No podemos consentir la limpieza ideol¨®gica que pretende el mundo radical independentista, entendida como estrategia para excluir y despreciar a la ciudadan¨ªa vasca no nacionalista. San Sebasti¨¢n, que tanto ha sufrido el terrorismo y la kale borroka, se merece otra cosa. No es la vieja China y no necesita ninguna revoluci¨®n ideol¨®gica patri¨®tica. As¨ª que no deber¨ªamos permitir que frivolicen con las cosas que dan de comer a una ciudad. Todav¨ªa tienen tiempo de rectificar y la ¨²ltima palabra pertenece a Otegi.
A la vista del panorama, se necesita un Tercer Espacio para la pol¨ªtica vasca. Un espacio alternativo al frente independentista y a un espa?olismo poco imaginativo y sin mucho predicamento en Euskadi. Un sugerente movimiento social de participaci¨®n, tambi¨¦n en red, para el encuentro c¨ªvico y pol¨ªtico en el que se den acuerdos hist¨®ricos entre fuerzas de convicciones democr¨¢ticas, adem¨¢s de contar con movimientos ciudadanos y agentes sociales.
El Tercer Espacio ha de priorizar la construcci¨®n de la paz y la convivencia entre diferentes sensibilidades e identidades, el autogobierno y la buena relaci¨®n entre Espa?a y Euskadi, dejando para el futuro cuestiones menos urgentes para la sociedad vasca, como definir un nuevo marco jur¨ªdico para la relaci¨®n pactada entre las partes.
Lo cierto es que est¨¢ en juego el relato de la memoria sobre lo que realmente ha sucedido en Euskadi con un reconocimiento a las v¨ªctimas. Peligra la constataci¨®n p¨²blica de la victoria de los luchadores por la paz y los derechos humanos y del sistema democr¨¢tico sobre ETA y sus apoyos. Y permanece pendiente la refundaci¨®n del Pa¨ªs Vasco, tras la imprescindible desaparici¨®n de ETA, sobre bases morales y democr¨¢ticas para superar el odio, el miedo y la cobard¨ªa. Sobre la mesa queda la legalizaci¨®n de Sortu y otras cuestiones delicadas cuyo desenlace no ser¨¢ ajeno a la actitud que mantenga Bildu.
En este momento hist¨®rico, todos debi¨¦ramos contribuir a que gane el derecho a convivir en libertad, un derecho que todos deber¨ªamos considerar un bien supremo.
Od¨®n Elorza fue alcalde de San Sebasti¨¢n entre 1991 y 2011.
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