Claire Denis
A¨²n hay gente que piensa que en verano solo se ven en los cines los saldos de temporada. Es una concepci¨®n algo rancia, que me temo que durar¨¢ lo que dure el cine en los cines, suceso luctuoso sobre el que se cruzan apuestas pesimistas y optimistas. En lo que a m¨ª respecta, le guardo al verano un gran apego cinematogr¨¢fico de ¨ªndole personal, pues es la estaci¨®n del a?o en que llegaron al p¨²blico los dos largometrajes que he dirigido, y descubr¨ª cineastas y pel¨ªculas que admiro.
Este verano he visto algunas de las que m¨¢s me han gustado en todo el a?o, y la cartelera ofrece a mi paladar alimentos muy nutritivos. Hablo de las que siguen en cartel, como Blackthorn, el hermoso western crepuscular y boliviano de Mateo Gil, o dos supervivientes de la primavera, Un mundo mejor e Inside Job, las dos con Oscars y la segunda con la ventaja de ser, respecto a la crisis econ¨®mica, m¨¢s prof¨¦tica y clara que los telediarios. Sin olvidar las delicatessen hist¨®ricas que los Verdi ofrecen con la reposici¨®n en pantalla grande de t¨ªtulos de Chaplin, Lubitsch, Polanski, Ford Coppola o Leone. Y en los Princesa vi de madrugada el sugestivo documental que ha hecho Isaki Lacuesta sobre las andanzas espa?olas de Ava Gardner.
'Una mujer en ?frica' no es nada tranquilizadora al tratar el tema racial
Pero quiero hablar de una novedad. Hace tres a?os, mi hit veraniego fue Escondidos en Brujas, y me alegr¨® saber que esa original¨ªsima pel¨ªcula del autor de teatro irland¨¦s Martin McDonagh tuvo m¨¢s p¨²blico a ra¨ªz del art¨ªculo publicado en estas p¨¢ginas. Ojal¨¢ pase lo mismo con el que para m¨ª es uno de los t¨ªtulos esenciales del a?o, Una mujer en ?frica, y primero de Claire Denis en llegar, si no me equivoco, a las pantallas espa?olas (en los Golem), aunque Denis, antigua ayudante de direcci¨®n de Rivette y Jarmusch, entre otros, debut¨® como directora en 1988. ?Le debemos al star system que Una mujer en ?frica, de 2009, se estrene en Espa?a? Si as¨ª fuera, no debe importarnos. Isabelle Huppert tiene aqu¨ª un amplio club de fans, al que pertenezco, y por ello me felicito de que al socaire de su nombre nos lleguen gran parte de sus extraordinarias interpretaciones, aunque no ha llegado a¨²n una de las ¨²ltimas, Copacabana, de Marc Fitoussi.
Una mujer en ?frica no es nada tranquilizadora ni condescendiente en el tratamiento del tema racial, y en ese sentido y en alguno de sus pliegues argumentales me record¨® la obra maestra de Coetzee, Desgracia. La evocaci¨®n impresionista, c¨®mica y er¨®tica que Denis (crecida en ?frica central) hac¨ªa del Camer¨²n en su excelente opera prima Chocolat, aqu¨ª se ha transformado en una mirada acre y afligida. Aun as¨ª, la Mar¨ªa de Una mujer en ?frica podr¨ªa ser la Marie France ni?a y adulta de Chocolat, que ha decidido no regresar a Europa, se ha casado con un blanco de su pa¨ªs, ha plantado cafetales y, en medio de las guerras civiles y las rupturas amorosas y familiares, no desea eludir su destino africano.
Como una Marguerite Duras (la Duras cineasta) sin letan¨ªa literaria, Denis, que ha escrito el guion en colaboraci¨®n con la muy interesante novelista franco-senegalesa Marie N?Diaye, habla en los t¨ªtulos de su filmograf¨ªa que conozco de personajes expatriados y extraterritoriales, evitando sentar doctrinas, dictar sentencias o repartir simpat¨ªas de consuelo. Una mujer en ?frica es la impasible historia de unos seres a la deriva, enfrentados a la violencia, cansados de su resistencia o su lucha y sujetos al recelo que produce la materia blanca (el t¨ªtulo original es White material, que es como llaman un tanto despectivamente los nativos a los colonos) en un continente donde lo negro fue, por muchos siglos, pura materia desprovista de esp¨ªritu.
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