Lecciones para un ni?o que llega tarde
Narrativa. Los cuentos de Carlos Yushimito son una genuina sorpresa. Desgajados de un lugar espec¨ªfico, tanto desde la geograf¨ªa como desde las tradicionales categor¨ªas a las que se apela para clasificar, parecen brotar desde un territorio nuevo, desde una zona fronteriza que siempre est¨¢ m¨¢s all¨¢, en otro lado, ba?ada por otra luz. Poco importa, en este sentido, si los protagonistas son personajes reciclados de El mago de Oz, aprendices de criminales que viven en alguna ciudad brasile?a o ni?os que escapan de las clases de piano para despanzurrar insectos en el jard¨ªn; Yushimito habla desde otro lugar. Ser¨¢ que es peruano de origen japon¨¦s y vive en Estados Unidos. Ser¨¢ que este escritor de 34 a?os recicla con inusitado vigor distintas tradiciones y las sintetiza en una propuesta audaz y finamente trabajada, con un estilo de factura cl¨¢sica que reparte por igual la claridad y la sombra, la ambig¨¹edad y el trazo preciso, en cuentos cuya resoluci¨®n nunca se reduce a una sola posibilidad de lectura, en historias complejas que nunca son breves y que, m¨¢s a¨²n, parecen m¨¢s largas que las p¨¢ginas que las contienen por su densidad y riqueza ling¨¹¨ªstica.
Lecciones para un ni?o que llega tarde
Carlos Yushimito
Duomo. Barcelona, 2011
246 p¨¢ginas. 16 euros
Varios de los protagonistas -como en el cuento que da t¨ªtulo al volumen- son ni?os, y por esa v¨ªa hay fronteras que se abren y no solo por el ¨¢ngulo m¨¢s previsible -el ingreso leg¨ªtimo de la fantas¨ªa, de ese modo de romper las convenciones tan propio de la infancia adoptada como motivo por la literatura-, sino tambi¨¦n por el lado de los contornos ¨¦ticos que dejan pasar la crueldad entendida tambi¨¦n como un modo leg¨ªtimo de aproximarse al otro. Que los mundos narrativos que compone Yushimito se articulen desde otro lugar implica a la mirada que describe o lee esos mundos, no al paisaje f¨ªsico y humano que el autor pone en escena. Pero a su vez est¨¢n tocados por una vara que los transfigura y desplaza levemente de su eje hasta el punto en que, sin dejar de ser familiares y de contornos reconocibles, dejan pasar un punto de singularidad y rareza que les proporciona una textura intensamente original. Y aunque hay relatos donde parece insinuarse un anclaje m¨¢s firme en modos convencionales, no hay que descuidarse: el libro tiene, adem¨¢s, la virtud de la coherencia, y no deja de sorprender jam¨¢s.
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