"El futuro ser¨¢ perfecto"
El libro no va a publicarse pues, por varios motivos, debo suspender la Biblioteca Ecstatic Peace", responde v¨ªa electr¨®nica Thurston Moore cuando me intereso por el anunciado In silver rain with a paper key. Imagino el abortado libro-disco en la estela del robusto cat¨¢logo de la exposici¨®n Sonic Youth, Etc.: Sensational Fix, presentada en M¨®stoles el a?o pasado, tentacular muestra del universo del grupo neoyorquino desvelando la influencia de Ginsberg y Burroughs adem¨¢s del ascendente rock, sus conexiones con artistas pl¨¢sticos y disidentes conceptuales. El nuevo tomo iba a glosar la polifac¨¦tica naturaleza, compartida por el resto de componentes de la banda madre, de este guitarrista, escritor, coleccionista discogr¨¢fico, gerente de un peque?o sello, proselitista de escenas emergentes, portavoz generacional del rock alternativo. "Veo los discos como vibrantes objetos art¨ªsticos", prosigue su mensaje. "S¨¦ cu¨¢l ser¨¢ la experiencia cuando suenen, pero la sensaci¨®n de tocar y oler un disco es otro inefable universo. Me gusta hacerlos, no importa que nadie los compre. El declive de la industria nos ha puesto en la situaci¨®n de editar solo trescientas copias de un elep¨¦ con portadas hechas a mano. ?Me encanta! El futuro ser¨¢ perfecto...".
"Me gusta presenciar c¨®mo alguien crea m¨²sica en vivo. Es una experiencia sensual que requiere concentraci¨®n total"
Nos quedamos sin el libro, no sin su nuevo ¨¢lbum en solitario, el tercero de canciones si descontamos una casi infinita lista de lanzamientos experimentales, colaboraciones con artistas de todo pelaje y dem¨¢s actividades de este prol¨ªfico creador que su esposa, Kim Gordon, me defini¨® en una ocasi¨®n como alguien que "un minuto parece un cr¨ªo de 12 a?os y al siguiente el Henry Fonda de En el estanque dorado". El propio Moore cuenta detalles: "Se titula Demolished thoughts y lo grabamos en el estudio dom¨¦stico de Beck en el sur de California. Beck ejerci¨® de productor, toca y canta un poco en el disco. Me acompa?an la violinista Samara Lubelski y la arpista Mary Lattimore, que hicieron un hermoso trabajo. Beck las encamin¨® muy bien". Demolished thoughts est¨¢ editado por el sello Matador, donde recalaron Sonic Youth con su ¨²ltimo disco, el regenerativo The eternal, tras una larga estancia en la multinacional Geffen. Pero su material se estren¨® en el festival Tanned Tin, celebrado en Castell¨®n, donde Moore hizo dos pases, uno ac¨²stico, otro experimental. T¨ªpico de su ansia por explorar y conciliar distintos ¨¢mbitos.
Conoc¨ª a Thurston Moore (Coral Gables, Florida, 1958) en Nueva York cuando, el verano de 1988, realic¨¦ la primera entrevista a Sonic Youth para un medio espa?ol. Recuerdo llegar al hotel tras la charla en su modesta oficina de Mott Street y ponerme los auriculares del walkman para escuchar la cinta de Daydream nation que acababan de entregarme, la irrepetible sensaci¨®n de los primeros acordes de Teenage Riot retumbando en mi cabeza, la voz imbuida de rock and roll de Thurston, ese desafiante tono nasal de eterno adolescente iluminado o cabreado, eco contempor¨¢neo de tantas desafiantes voces del pasado. Cuando semanas despu¨¦s lo presentaron en Espa?a, iniciamos una relaci¨®n basada en el trueque de raras piezas discogr¨¢ficas e intercambio de informaciones mit¨®manas.
Hijo de un profesor de historia del arte y m¨²sica cl¨¢sica, fallecido cuando Thurston era adolescente y la familia resid¨ªa en Connecticut, pronto siente fascinaci¨®n por el rock. A la escucha obsesiva de elep¨¦s y el escrutinio de revistas especializadas le siguen las primeras incursiones en Manhattan. Acude a los clubes donde palpita la simiente del punk, Max Kansas y CBGB. All¨ª vive su bautismo de fuego en actuaciones de Ramones y Suicide, Patti Smith y Television. En 1977 se muda definitivamente a Nueva York: la escena punk ha sido ya asimilada comercialmente y se anda gestando la no wave, virulenta transici¨®n hacia un nuevo rock que nace en las galer¨ªas de arte y del que surgir¨¢n Sonic Youth como principal manifestaci¨®n al entrar en contacto Moore con Lee Ranaldo y Kim Gordon. Es en este periodo cuando su formaci¨®n rock se ve asaltada por las nociones vanguardistas de Glenn Branca y Rhys Chatham. Las primeras y fruct¨ªferas grabaciones de Sonic Youth llegar¨ªan pronto.
Recuerdo acompa?arle a CBGB, en 1992, a una celebraci¨®n del sello Sub-Pop, marca donde hab¨ªan debutado Nirvana, la banda que Thurston recomend¨® a Geffen, cuyo colosal ¨¦xito alter¨® el curso de los a?os noventa. Tocaban varios grupos y la cosa se alarg¨®, pero, apostado al final de la barra, cerca de la entrada, el gigante de rostro ani?ado no consumi¨® m¨¢s de una cerveza. Los excesos asociados con el rock se limitan en su caso a la m¨²sica, a la creaci¨®n. Al nacer su hija, Gordon y Moore compraron una casa en una peque?a poblaci¨®n de Massachusetts, Northampton, de ambiente universitario, abandonando Manhattan. All¨ª tiene Moore su cuartel general: el sello Ecstatic Peace, donde publica grabaciones de j¨®venes m¨²sicos underground, y una descomunal colecci¨®n de discos cuyos remanentes surten a una cercana tienda especializada en rarezas de la que es socio junto a su amigo el cr¨ªtico Byron Coley, con quien ha firmado el reciente libro No wave: post-punk underground New York, 1976-1980 (Abrams Images).
"Ya no escucho tantos discos, me siguen gustando, pero casi prefiero poseerlos", confiesa Moore. "Me gusta m¨¢s ir a conciertos, presenciar c¨®mo alguien crea m¨²sica en vivo. Es un momento irrepetible, no un medio est¨¢tico, como una pel¨ªcula o un disco, sino una experiencia sensual que requiere concentraci¨®n total".
Tras los atentados en Nueva York, que afectaron al estudio de Sonic Youth, a solo unas calles de la Zona Cero, Moore empez¨® a remitir a su c¨ªrculo en la Red art¨ªculos que, declar¨¢ndose ingenuo en cuestiones pol¨ªticas, pensaba eran de inter¨¦s para quien quisiera comprender lo sucedido. El primero, firmado por un profesor universitario, propon¨ªa un devastador repaso a la intervenci¨®n exterior de Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial, incluyendo Vietnam, Chile, Nicaragua, Ir¨¢n, etc¨¦tera. Le siguieron otros de Susan Sontag y Michael Moore, hasta que un ¨²ltimo mensaje daba por finalizada la remesa. Al parecer, algunas voces de la escena rock alternativa no ve¨ªan con buenos ojos aquel cuestionamiento de las esencias patri¨®ticas humilladas por el terrorismo isl¨¢mico y Moore decidi¨® cortar el flujo de informaci¨®n.
Su amplitud de miras tiene ra¨ªces en la patol¨®gica obsesi¨®n por almacenar todos los registros posibles, no solo del rock, tambi¨¦n del jazz y la m¨²sica experimental. Junto a Sonic Youth se ha aproximado incluso a lo ¨¦tnico, como en su actuaci¨®n granadina de 1999 junto a la orquesta magreb¨ª Masters of Joujouka. En 2005, en el Primavera Sound, Jota de Los Planetas me anim¨® a que presentase a Enrique Morente a Sonic Youth. Morente admiraba a la banda y el bater¨ªa Steve Shelley hab¨ªa asistido a la presentaci¨®n de Omega en Brooklyn. Plantado ante Moore, Morente me pidi¨® que tradujera: "Dile que cuando escuch¨¦ por primera vez a Sonic Youth, descubr¨ª un sonido que siempre hab¨ªa estado en mi cabeza". Meses m¨¢s tarde actuaban juntos en Valencia, lanzando al espacio exterior un expansivo martinete donde la fusi¨®n entre flamenco y electricidad dio forma a una imprevista catarsis. "Recuerdo a un hombre muy dulce, que vol¨® con su grupo a Par¨ªs para ensayar la pieza en la que quer¨ªa colaborar con nosotros", explica Thurston. "Nos encontramos al d¨ªa siguiente en Espa?a y la interpretamos ante un numeroso p¨²blico. Pero como la pieza depend¨ªa de una cinta pregrabada que no funcion¨®, nos vimos forzados a improvisar. Me sent¨ª mal por Enrique, que hab¨ªa invertido tanto tiempo y esfuerzo preparando el concierto, pero tras la actuaci¨®n se mostr¨® muy amable y nos dijo que se sent¨ªa feliz por haber podido compartir tiempo y m¨²sica con nosotros. Tener el honor de verle actuar de modo tan ¨ªntimo es lo que hace que estar en una banda como Sonic Youth sea tan valioso".
En 2007 llegaba Trees outside the academy, su segundo ¨¢lbum en solitario, fascinante colecci¨®n donde primaba lo ac¨²stico, una suerte de folk-rock contempor¨¢neo. Hoy esperamos Demolished thoughts. Antes lleg¨® un nuevo disco marginal de Sonic Youth, la banda sonora de la pel¨ªcula francesa Simon Werner a disparu, de Fabrice Gobert, que editan en su propio sello SYR. "Sonic Youth no trata ¨²nicamente sobre nosotros, sino sobre todas esas cosas que nos interesan, sean libros, pel¨ªculas, arte, que quiz¨¢ no est¨¢n al alcance del gran p¨²blico", me dijo una vez. Hablamos pues del autoconocimiento a partir de la exploraci¨®n de un vasto exterior, terreno en el que este parad¨®jico ser -intenso punk-rocker, avezado experimentador, sobrio erudito- tiene todav¨ªa mucho que materializar y compartir.
Demolished thoughts est¨¢ editado por Matador.
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