"M¨¦rida se queda sin Blanca"
Faltaban apenas tres minutos para el estreno de Ant¨ªgona, ¨²ltimo y m¨¢s ambicioso espect¨¢culo del Teatro Romano en esta 57? edici¨®n de un festival marcado por la pol¨¦mica, cuando su director, Mauricio Garc¨ªa Lozano, convoc¨® a la nutrida compa?¨ªa y la situ¨® en c¨ªrculo en el peristilo del teatro. Se tomaron las manos en un ritual laico y reemplazaron la tradici¨®n del "mucha mierda" por otra m¨¢s ancestral. "?Evoh¨¦!, ?evoh¨¦!", gritaron como antiguos griegos en su saludo a los dioses o como romanos invocando al fuego sagrado de Vesta para que les traiga suerte y fortuna.
All¨ª estaban todos. Marta Etura, que se iba a convertir en una Ant¨ªgona menuda cuya fuerza emerg¨ªa de otros poderes tel¨²ricos, intentaba concentrarse; Mar¨ªa Botto, que no sab¨ªa si llorar o re¨ªr y alternaba ambas actividades entre atacada y alegre; Antonio Gil, habitual de Peter Brook o Simon McBurney, daba vueltas ya vestido de Creonte, pidiendo algo de vitamina C para animar y aplacar los nervios de debutar en su tierra y en un templo adorado desde su infancia.
Y Blanca Portillo re¨ªa y hablaba compulsivamente (su manera de estar nerviosa), ajena por unos momentos a las tensiones soportadas en el festival, sobre todo debido a una foto de una exposici¨®n paralela en la que se ve¨ªa al actor Asier Etxeandia desnudo, con los genitales tapados por una postal de El Cristo de Vel¨¢zquez. Portillo ha sido, junto a Chusa Mart¨ªn, la directora de la muestra por primera y ¨²ltima vez tras haberse encontrado, sin sospecharlo, con problemas ideol¨®gicos, estructurales y econ¨®micos. En la profesi¨®n, y en M¨¦rida, ya corre un chascarrillo: "El festival se ha quedado sin Blanca" en clara alusi¨®n a dos conflictos.
Cuando se anunci¨® el comienzo de la representaci¨®n, entre el elenco hab¨ªa nervios, expectaci¨®n y p¨¢nico esc¨¦nico... Unos se abrazaban, otros repet¨ªan su texto en cortantes paseos. La noche, de esplendorosa luna llena, no se puso de su parte. La temperatura sobrepasaba los 35 grados y entre los 3.000 espectadores cientos de abanicos. Parec¨ªan tener un inagotable motor que solo pudo detener la fuerza de esa bestia de actriz que es Blanca Portillo. Y junto a ellos, el poder de S¨®focles, que, como recordaba Ernesto Caballero, autor de la adaptaci¨®n, deja claro un aviso para gobernantes de todos los tiempos "utilizar la intransigencia, la intolerancia, perseverar en el error y no escuchar conduce a la cat¨¢strofe".
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