Una colecci¨®n de trenes
La primera de las corridas del ciclo donostiarra fue una exposici¨®n de trenes. Los toros de Vellosino fueron aut¨¦nticos tranv¨ªas, como se dice en el sabio argot taurino. Largos, grandes, con peso; algunos, como el tercero, record¨® a una estampa de las litograf¨ªas antiguas de la lidia.
Toros de alzada y de mucho esqueleto, serios y con trap¨ªo, aunque no tuvieron unas cornamentas ofensivas, incluso los hubo con pobreza de pitones. El primero y el quinto se astillaron llamativamente las astas en cuanto remataron en tablas.
Pero en la colecci¨®n de trenes faltaron los de alta velocidad, no lleg¨® ning¨²n AVE a San Sebasti¨¢n. Hubo de todo, pero casi siempre manso. Los dos primeros se movieron, pero lentos y sin ninguna gracia. Urdiales y Jim¨¦nez se hartaron a darles pases, pero sin ninguna emoci¨®n. Peor fue el tercero, que huy¨® de la muleta de Iv¨¢n Fandi?o a poco de comenzar.
VELLOSINO / URDIALES, JIM?NEZ Y FANDI?O
Seis toros de Vellosino, grandes, serios, pobres de cara y mansos.
Diego Urdiales: cuatro pinchazos y descabello (silencio) y buena estocada (oreja).
C¨¦sar Jim¨¦nez: media estocada, tres pinchazos, media ca¨ªda y tres descabellos (silencio tras dos avisos) y dos pinchazos y bajonazo (silencio).
Iv¨¢n Fandi?o: estocada (silencio) y estocada y descabello (saludos tras petici¨®n).
Saludaron los banderilleros Jarocho, en el tercero, y El V¨ªctor y Juan Carlos Tirado en el cuarto.
Plaza de Illumbe. 14 de agosto de 2011. Media entrada. Primera de la Semana Grande.
Fandi?o est¨¢ a punto de un ¨¦xito grande de los que cambien su carrera
Algunos apretaron en el caballo y con poder, pero nunca con la entrega de bravo, sino por empuje, por genio. Con todo, posibilitaron que la cuadra de caballos francesa de Bonijol se exhibiera para aguantar sin ser derribados.
Los hubo con m¨¢s motor, como el cuarto. Sin embargo, la caracter¨ªstica de los seis fue la mansedumbre m¨¢s o menos expresada en el ruedo. Pues hasta el m¨¢s aprovechable, el segundo del lote del riojano, arroy¨® en muchas ocasiones en lugar de embestir. En esa colecci¨®n de trenes tambi¨¦n los hubo con clase para meter la cara, pero a todos les falt¨® codicia, lo que acab¨® por ahogar los deseos de los espadas anunciados.
Y ellos fueron quienes salvaron la tarde, porque en el cartel estaban dos de los toreros m¨¢s en forma de la temporada y Diego Urdiales, una vez m¨¢s, dej¨® patente su capacidad para no desaprovechar una oportunidad de tocar pelo. Otro a?o m¨¢s, el de Arnedo estuvo bien en Illumbe. Consigui¨® una oreja del cuarto de la tarde aprovechando las arrancadas del enorme morlaco de m¨¢s de seiscientos kilos. Unas ajustad¨ªsimas manoletinas y una soberbia estocada cerraron una esforzada faena para la que el p¨²blico exigi¨® el primer trofeo de la Semana Grande.
El madrile?o C¨¦sar Jim¨¦nez tambi¨¦n est¨¢ sobrado. Decidido, suelto y seguro, solamente patin¨®, y de qu¨¦ forma, con la espada. Por lo dem¨¢s, en cuanto un toro le mete la cara, Jim¨¦nez es capaz de agotar su repertorio.
Los trenes de Vellosino fueron nobles, aburridamente nobles por momentos, y para toreros como Iv¨¢n Fandi?o esa condici¨®n se convierte en una merienda tranquila. El vizca¨ªno est¨¢ de dulce y enrachado, pero no tiene suerte con los lotes que le tocan lidiar. Tendr¨¢ que ir pensando en cambiar la mano que saca la bolita en el sorteo matinal, pues si el domingo pasado solo lidi¨® un toro en Vitoria, ayer su primer enemigo opt¨® por rajarse y correr en la direcci¨®n contraria a la que le incitaba el torero. Un manso incre¨ªble que esquivaba la muleta. En el sexto, Fandi?o apret¨® lo suyo -ya hab¨ªa avisado sus intenciones en un ce?ido quite por chicuelinas en el quinto- y volvi¨® a llamar la atenci¨®n con tres pases cambiados en los medios en el inicio del muleteo, pero el toro se acab¨® demasiado pronto y ni siquiera la buena estocada que cerr¨® el festejo pudo calentar los tendidos.
Fandi?o est¨¢ a punto de tener un ¨¦xito grande, de los que cambien el sino de su carrera. No se sabe si ser¨¢ en Bilbao o d¨®nde, pero su forma de estar delante del toro lo augura sin posibilidad de duda.
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