Una pel¨ªcula con traca final
Agotados ya desde hace tiempo los adjetivos, el d¨¦cimo aniversario de su primer partido internacional plantea todo un reto: hablar de Pau Gasol y ser original. Todo lo bueno que se puede decir de un deportista lleva acompa?ando los an¨¢lisis sobre su persona desde aquella Copa del Rey en M¨¢laga que le puso definitivamente en el firmamento. Su nombre es r¨¢pidamente asociado con un mont¨®n de valores muy ligados al deporte y que ¨¦l ha llevado hasta l¨ªmites donde solo llegan muy pocos. Ambici¨®n, esp¨ªritu de sacrificio, constancia en el esfuerzo, af¨¢n de superaci¨®n, valent¨ªa para afrontar los retos m¨¢s exigentes, capacidad de aprendizaje en la victoria y en la derrota, humildad, compa?erismo y unos cuantos m¨¢s. Unos los lleva desde siempre. Otros los ha ido aprendiendo, que no se nace perfecto. En este proceso necesario de maduraci¨®n, que no todos completan, Pau, lo mismo que Marc, ha tenido una gran ayuda en su entorno familiar, que le ha permitido mantener suficientemente los pies en el suelo, algo nada f¨¢cil cuando las alabanzas, los ¨¦xitos, la fama y el dinero llega a edad temprana.
Pau ha mantenido los pies en el suelo, algo nada f¨¢cil cuando ¨¦xitos, fama y dinero llegan a edad temprana
Desde aquel Europeo de Turqu¨ªa en 2001 y en el que, adem¨¢s de ver el primero de muchos y maravillosos duelos Gasol-Nowitzki, Espa?a comenz¨® con un bronce su ascensi¨®n a los cielos deportivos, hemos vivido de la mano de Pau y, por supuesto, con la ayuda de sus escuderos 10 a?os grandiosos. No solo por lo alcanzado, que ha sido much¨ªsimo, sino tambi¨¦n porque cada aparici¨®n de esta selecci¨®n auguraba diversi¨®n, buen rollo, valent¨ªa, inconformismo, baloncesto vibrante, sonrisas, amistad y un innegociable concepto colectivo que en la mayor¨ªa de las ocasiones se vio refrendado con medallas. Esto solo es posible cuando los referentes, los jugadores bandera, las grandes estrellas, lo llevan consigo.
En 10 a?os como seguidor de este equipo, m¨¢s all¨¢ de las obligaciones profesionales, guardo unas cuantas im¨¢genes de Pau. Su desesperaci¨®n en los cuartos de final de los Juegos de Atenas 2004, en los que, pese a su estratosf¨¦rico partido, EE UU nos mand¨® para casa en una competici¨®n que pod¨ªamos haber ganado (lo hizo Argentina, a la que vencimos en el grupo), su movimiento de espaldas a la canasta en la semifinal de Jap¨®n 2006 que termin¨® con una grave lesi¨®n, Marc y ¨¦l abrazados tirados en el suelo 48 horas m¨¢s tarde celebrando el t¨ªtulo mundial, su fallido tiro en el ¨²ltimo segundo de la final del Europeo de Madrid, un abrazo con Kobe Bryant (dos gigantes de este deporte) al terminar el mejor partido de la historia del baloncesto espa?ol, la final de Pek¨ªn 2008, o la cara que ten¨ªa en el banquillo al inicio del Europeo de Polonia, del que estuvimos a punto de irnos antes de tiempo y en el que acabamos arrasando.
Pau Gasol y la selecci¨®n, un binomio indisociable por mucho Lakers que haya en medio. Una gran pel¨ªcula que nos lleva manteniendo pegados a la butaca desde hace 10 a?os. Una pel¨ªcula que todos sabemos est¨¢ ya en su recta final, pero, a tenor de lo que nos tiene acostumbrados Pau, esperamos para esos ¨²ltimos 10 o 15 minutos la traca final.
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