Cameron y la exclusi¨®n
Las medidas del Gobierno brit¨¢nico pueden llegar a cuestionar las garant¨ªas democr¨¢ticas
El Gobierno brit¨¢nico ha ratificado su an¨¢lisis sobre el reciente brote de vandalismo que azot¨® Londres y otras ciudades del pa¨ªs, dejando un balance de cinco muertos, cerca de 3.000 detenidos y cuantiosas p¨¦rdidas econ¨®micas. Tras las declaraciones del canciller del Exchequer, George Osborne, pareci¨® que el Ejecutivo no solo interpretaba los sucesos como un episodio de delincuencia masiva, al que bastar¨ªa responder con medidas policiales, sino tambi¨¦n como un s¨ªntoma de la situaci¨®n en la que se encuentran los barrios deprimidos de las principales ciudades brit¨¢nicas, que exige pol¨ªticas contra la exclusi¨®n social. El primer ministro, David Cameron, regres¨® ayer a las posiciones iniciales hablando de una "sociedad rota", pero solo para anunciar una reforma de la educaci¨®n que ponga en valor la disciplina y nuevas condiciones para que las familias puedan acceder a las prestaciones p¨²blicas.
Esta aproximaci¨®n podr¨ªa dar lugar a un debate que trascienda el caso brit¨¢nico, puesto que la crisis econ¨®mica est¨¢ generando un creciente malestar social y nuevas bolsas de pobreza en las principales econom¨ªas del mundo. Aparte de comportamientos intolerables escudados en el anonimato de unas hordas libradas al pillaje, lo que se ha visto durante los saqueos en las ciudades brit¨¢nicas son los l¨ªmites de una pol¨ªtica que abandona por completo la b¨²squeda de la cohesi¨®n. Pero Londres prefiere limitar su respuesta a unos gestos de firmeza contra los implicados en los actos violentos.
La exclusi¨®n social no exime a nadie de la responsabilidad por los delitos cometidos, de los que hay que dar cuenta ante los tribunales. Asumir que conviene combatir la exclusi¨®n social mediante pol¨ªticas p¨²blicas es una imprescindible medida preventiva, no una justificaci¨®n de la impunidad, como parece temer el Gobierno de Cameron. Por la v¨ªa que este ha escogido podr¨ªan cometerse graves excesos, como cuando se prev¨¦ castigar a las familias de los detenidos por acciones que solo estos han cometido. Tal vez este castigo tenga efectos ejemplarizantes, pero en las sociedades democr¨¢ticas la responsabilidad es personal y las penas deben ser proporcionadas a los delitos. Una familia de escasos recursos no puede quedar sin el hogar o las prestaciones que le proporciona el Estado porque uno de sus miembros haya robado aparatos electr¨®nicos. El c¨ªrculo que conduce a la exclusi¨®n se ver¨ªa acelerado y las garant¨ªas democr¨¢ticas, en entredicho.
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