Cuando el 'grunge' rompi¨® aguas
'Nevermind', de Nirvana, lleg¨® hace 20 a?os para cambiar la industria del disco para siempre - La onda de aquella explosi¨®n musical y est¨¦tica a¨²n se deja sentir hoy
Para la historia musical, 1991 ha quedado como "el a?o que el punk-rock rompi¨®". As¨ª se llam¨® el documental que recogi¨® una gira veraniega de Sonic Youth por Europa en la que Nirvana iba de grupo telonero. El t¨ªtulo era una broma a cuenta de M?tley Cr¨¹e, consentidos rockeros californianos que hab¨ªan comenzado a tocar Anarchy in the UK, el estridente himno de los Sex Pistols. Pero el chiste result¨® premonitorio. En septiembre, se publicaba en Estados Unidos el segundo ¨¢lbum de Nirvana, Nevermind; el impacto del rotundo Smells like Teen Spirit barri¨® del mapa a M?tley Cr¨¹e y dem¨¢s bandas de peluquer¨ªa. M¨¢s simb¨®lico result¨® que Nevermind arrebatara el n¨²mero uno a Dangerous, de Michael Jackson. De golpe, la ¨¦tica y la est¨¦tica del punk se implantaban en una amplia franja de j¨®venes. Hasta hoy se han despachado en todo el mundo 25 millones de copias de Nevermind. Universal, su discogr¨¢fica, prepara varias ediciones conmemorativas para celebrar el aniversario.
Cierto que los medios hablaban de grunge. Es decir, "suciedad, basura, chatarra". Un nombre mordaz para bautizar al punk-metal que ven¨ªa del Estado de Washington, especialmente el procedente de Seattle, donde ten¨ªa su sede el modesto sello Sub Pop. All¨ª edit¨® Nirvana su primer ¨¢lbum, Bleach (1989). Esos detalles discogr¨¢ficos no son triviales. En 1991, reci¨¦n fichados por la poderosa Geffen, Cobain se presentaba as¨ª en directo: "Hola, somos unos vendidos al rock corporativo de compa?¨ªas grandes". Hab¨ªa iron¨ªa pero tambi¨¦n defensa preventiva ante unas acusaciones que sab¨ªa inminentes.
Aqu¨ª est¨¢ uno de los nudos del drama ¨ªntimo de Cobain. Ansiaba ser una rock star y, de hecho, se habitu¨® a los privilegios inherentes a esa posici¨®n. Perfectamente comprensible para alguien que proced¨ªa de la clase media-baja y que conoci¨® la experiencia del homeless, durmi¨® en coches o en la sala de espera de un hospital. Al mismo tiempo, se form¨® con la ley del punk-rock. Espec¨ªficamente, el punk de Olympia, ciudad universitaria del noroeste donde prendi¨® el movimiento de las riot grrrls, feministas con guitarras el¨¦ctricas.
En Olympia imperaba Calvin Johnson, m¨²sico, empresario e ide¨®logo que impart¨ªa un punkismo radical: sus seguidores eran denominados "calvinistas". Cobain fue uno de ellos: hasta se tatu¨® el logo de K Records, la discogr¨¢fica de Calvin. Todo muy freudiano: Cobain sal¨ªa con Tobi Vail, anteriormente novia de Calvin. Otra riot grrrl se burlaba de la pareja, escribiendo en una pared que "Kurt huele a Teen Spirit", en referencia al desodorante que usaba Tobi. Ignorante de que Esp¨ªritu Juvenil era una marca comercial, Cobain lo apunt¨® en una de sus libretas, donde vert¨ªa sus intimidades y sus planes musicales.
Asombra lo ingenuos que eran Cobain y sus compa?eros. Recorr¨ªan un circuito orgullosamente pobre, donde los grupos giraban en furgonetas descacharradas y dorm¨ªan en casas particulares. Ya enlatado Nevermind, cuando despertaron el inter¨¦s de las compa?¨ªas fuertes, les invitaban a Los ?ngeles. El cazatalentos de MCA acudi¨® a recogerlos a su habitaci¨®n del Sheraton y les descubri¨® desconcertados. Hab¨ªan sacado las botellitas del minibar pero no sab¨ªan si pod¨ªan beb¨¦rselas: nunca se hab¨ªan alojado en un hotel que ofreciera ese servicio.
Sus conflictos con la gran industria derivan de un sentimiento de culpa, por traicionar las reglas del punk tal como se entend¨ªa en los islotes alternativos. De ah¨ª las broncas rituales con MTV, a pesar de que Cobain asum¨ªa que la cadena musical era esencial para difundir su m¨²sica.
El dilema creativo de Nirvana: compatibilizar sus modos punkis con un coraz¨®n mel¨®dico. De joven, Cobain hab¨ªa asimilado la discograf¨ªa de The Beatles y eso resultaba... frustrante: "Ellos hicieron todo lo que se puede hacer con el pop". Junto a las "canciones bonitas" -Come as you are, Pennyroyal Tea, About a girl- surg¨ªan explosiones como Moist vagina, una oda a la marihuana publicada en disco bajo sus iniciales, M. V. Kurt aceptaba la miserable censura de las cadenas de grandes almacenes.
Encontrar un hueco musical propio era tan importante como construir un hogar a su medida: sus padres se separaron cuando ¨¦l ten¨ªa nueve a?os. Desde entonces, Kurt hab¨ªa vivido en docenas de casas, rebotando como una bola en la m¨¢quina del mill¨®n. Fue brevemente cristiano renacido, pens¨® unirse al US Army, tuvo empleos humillantes, solicit¨® los cupones de comida estatales.
En su privilegiada cabeza, todo pasaba por el filtro de la autenticidad. Siempre admir¨® al legendario Leadbelly, del que interpret¨® varios temas. En 1993, supo que se vend¨ªa una de sus guitarras. El precio estaba a su alcance: 50.000 d¨®lares (unos 35.000 euros). Pero fue incapaz de decidir si comprarla era un acto punk (bien) o un capricho de millonario (mal).
La obsesi¨®n por analizar sus motivaciones ten¨ªa l¨ªmites. Odiaba ejercer de cabecilla (aunque exigi¨® que se reconociera su preeminencia a la hora de repartir los derechos de autor) y permit¨ªa que se pudrieran las relaciones internas. Con la irrupci¨®n de Courtney Love en su vida, que potenci¨® su autoestima, se distanci¨® de sus c¨®mplices de Nevermind. El bajista, Krist Novoselic, era un animal pol¨ªtico: de origen croata, estaba horrorizado por las guerras tribales que brotaban en Yugoslavia. El baterista, Dave Grohl, era un animal social, como demostrar¨ªa en su carrera posterior, sobre todo al frente de Foo Fighters. Novoselic fue de los pocos que intentaron frenar a Kurt en su descenso al abismo. Conoc¨ªa su monumental consumo de drogas, sus dolores estomacales, su intento de suicidio en Roma y los abundantes antecedentes de autodestrucci¨®n entre los Cobain. Un d¨ªa de marzo de 1994, le agarr¨® del pescuezo y le llev¨® al aeropuerto de Seattle: en Los ?ngeles le esperaba un centro de rehabilitaci¨®n. Pero Kurt se rebel¨® en la terminal: el renacuajo rubio atiz¨® un pu?etazo al alt¨ªsimo bajista y desapareci¨® entre insultos. Diez d¨ªas despu¨¦s encontraron su cad¨¢ver. Se hab¨ªa inyectado una megadosis de hero¨ªna pero, para asegurarse, tambi¨¦n se revent¨® la cabeza con un rifle.
De alguna manera, Kurt ha quedado reducido a un ejemplo moral. Fue el rompehielos que permiti¨® un cambio de paradigma en la cultura, con la ascensi¨®n de lo alternativo a mainstream. Pero tambi¨¦n nos habla de la ansiedad, la alienaci¨®n, la infelicidad que laten bajo nuestro estilo de vida. Parad¨®jicamente, su m¨²sica parece intocable: generalmente, solo gente de jazz y estilistas tipo Caetano Veloso se atreven con ella. Resulta significativo que el homenaje a los 20 a?os de Nevermind haya sido promovido por una revista, Spin, que literalmente ha empujado a grupos y solistas a recrear sus canciones. Es un disco de descarga gratuita: no quieren hacer negocio con Cobain. Todav¨ªa duele demasiado.
Aquel curso del 91
- Pearl Jam. Ten. Publicado apenas un mes antes que Nevermind, el debut de esta banda de Seattle, profundo y ext¨¢tico, representaba la otra cara del grunge. Y acab¨® por superar a Nirvana en ventas.
- Massive Attack. Blue lines. Primer mandamiento de lo que luego se llamar¨ªa trip-hop. Inspirada por la primera guerra del Golfo, esta banda de Bristol vislumbr¨® el futuro, pensativo y oscuro, de la electr¨®nica.
- A Tribe Called Quest. The low end theory. Sencillamente, uno de los mejores discos de la historia del rap, gracias a su mezcla de bases jazz¨ªsticas, atm¨®sfera ingeniosa y letras divertidas e inteligentes.
- My Bloody Valentine. Loveless. El big bang del shoegaze, subg¨¦nero del noise que propugnaba elevar el ruido a los altares del arte. M¨¢s que un disco, todo un estado de ¨¢nimo abatido y estruendoso.
- U2. Achtung baby. El disco con el que la banda irlandesa ingres¨® airosa, tras una d¨¦cada de ¨¦xitos, en la nueva era de los noventa.- EL PA?S
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