Recordar y olvidar
Historia. La memoria hist¨®rica se ha convertido hoy en un objeto de culto por m¨²ltiples razones, entre las que destacan la necesidad de superar el Holocausto a escala global y la necesidad de superar la Guerra Civil a escala espa?ola. Todo lo cual ha abierto un complejo debate p¨²blico que es a la vez cient¨ªfico (controversia entre historiadores), pol¨ªtico (pol¨¦mica sobre los derechos de las v¨ªctimas) y hasta jur¨ªdico (como en el caso Garz¨®n), pero desde luego siempre medi¨¢tico, dada la profusa celebraci¨®n de todo evento conmemorativo. Pero es que, adem¨¢s, entre memoria hist¨®rica y discurso medi¨¢tico hay una evidente afinidad electiva, dada la com¨²n metodolog¨ªa que ambos g¨¦neros emplean para rememorar lo ocurrido.
La herencia del pasado
Ricardo Garc¨ªa C¨¢rcel
Galaxia Gutenberg. Madrid, 2011
759 p¨¢ginas. 30 euros
En efecto, para narrar el pasado hay que recurrir a un procedimiento an¨¢logo al montaje cinematogr¨¢fico. Ante todo, proceder al d¨¦coupage o fragmentaci¨®n selectiva de los hechos narrados: ?qu¨¦ debe ser recordado (para imprimirlo en la memoria) y qu¨¦ olvidado (para dejarlo en elipsis)? En segundo lugar, hay que proceder a la edici¨®n de los hechos rememorados, empezando por su puntuaci¨®n secuencial: ?cu¨¢l fue su origen (planteamiento), cu¨¢l su sintaxis consecutiva (nudo argumental), cu¨¢l su cl¨ªmax cr¨ªtico (conflicto dram¨¢tico), cu¨¢l su desenlace? Y hay que elegir un encuadre interpretativo, identificando los v¨¦rtices del tri¨¢ngulo agon¨ªstico (plano-contraplano seg¨²n el eje de c¨¢mara) que oponen a "nosotros" contra "ellos" seg¨²n la perspectiva del narrador que dirige la mirada del espectador. Un encuadre (framing) que siempre es moral, dado que reinterpreta el conflicto que opone a los antagonistas en t¨¦rminos de justo/injusto, legitimidad/ilegitimidad. Por eso la memoria hist¨®rica siempre resulta sectaria, retraduciendo la historia real a una pel¨ªcula de buenos y malos.
Pero no es el caso del libro que nos ocupa. Precisamente, para evitar ese posible sesgo tendencioso, su autor contrapone las diversas memorias plurales que se enfrentan entre s¨ª, sin tomar m¨¢s partido entre ellas que el derivado de la veracidad. Pues en efecto, hay que distinguir entre la memoria veraz de los hechos reales y la memoria falaz de los mitos (falsos hechos hist¨®ricos), que muchas veces se confunden y revuelven en el relato medi¨¢tico que tiende a dar gato por liebre. Y tras descartar las falsificaciones, Garc¨ªa C¨¢rcel pasa a contrastar las opuestas memorias hist¨®ricas con que los espa?oles han venido reinterpretando su pasado, desde sus or¨ªgenes fundacionales (en que algunos comenzaron a reconocerse como nosotros los espa?oles, nosotros los catalanes, etc¨¦tera) hasta sus desenlaces provisionales en el presente actual (cuando las memorias est¨¢n divididas en funci¨®n del nosotros y ellos ocupados en torno al cl¨ªmax de la guerra civil). En este ¨²ltimo punto es donde quiz¨¢ se pueda echar de menos alguna mayor atenci¨®n sobre la memoria hist¨®rica de las v¨ªctimas del franquismo, ayer el¨ªpticamente ignorada por la generaci¨®n de sus hijos y hoy p¨²blicamente reivindicada por la generaci¨®n de sus nietos, sin encontrar m¨¢s reparaci¨®n que la insuficiente Ley aprobada por las Cortes y el indignante procesamiento del juez Garz¨®n.
Entre ambos extremos (planteamiento y desenlace), la cr¨®nica de las sucesivas memorias hist¨®ricas que aqu¨ª se ofrece resulta necesariamente sint¨¦tica, dada la opci¨®n pluralista escogida desde un principio que obliga a Garc¨ªa C¨¢rcel a seleccionar s¨®lo algunas de las m¨²ltiples l¨ªneas de conflicto (cleavages) que han dividido las memorias hist¨®ricas de los espa?oles. Ante todo, el conflicto entre centro y periferia, es decir, la pol¨¦mica de la Espa?a plural, aqu¨ª representada sobre todo por los conflictos vasco y catal¨¢n. Despu¨¦s, el conflicto entre derecha e izquierda, o sea la pol¨¦mica de las dos Espa?as, que se ampl¨ªan a tres si consideramos las memorias neutral e imparcial (en la que se sit¨²a el autor). Y por fin el conflicto m¨¢s sugestivo de todos entre "adanistas" (voluntaristas que pretenden rehacer la historia a discreci¨®n partiendo de cero) e "historicistas" (fatalistas del determinismo teleol¨®gico, ya sean conservadores con "memoria auto-satisfecha" que sacralizan el pasado o progresistas con "memoria doliente" que maldicen el fracaso cong¨¦nito). Y es en esta ¨²ltima pol¨¦mica entre los dos encuadres antit¨¦ticos de quienes propugnan una "historia corta", haciendo de la memoria una mera invenci¨®n interesada, frente a quienes proyectan una "historia larga", convirtiendo la memoria en una predisposici¨®n hereditaria (path dependency), donde destaca a mi juicio lo m¨¢s brillante de este libro notable.
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