No es f¨¢cil ser minor¨ªa
Se ha invertido la direcci¨®n. Ya no buscamos en el buscador. Este nos encuentra a nosotros, te encuentra a ti y te ofrece lo que cree que necesitas. Y lo cree, porque lo sabe. Y lo sabe porque conoce nuestras preferencias, gustos y pautas de comportamiento.
Poco a poco, la relevancia de un dato o una fuente con la que los buscadores han jerarquizado la informaci¨®n va dando paso a nuevas ofertas m¨¢s sutiles, m¨¢s personalizadas, que ponen el acento en el recuerdo del comportamiento del usuario y en su ruta emocional y actitudinal. El sesgo de la oferta, pues, es el espejo de nuestra identidad, evaluada y segmentada por nuestro uso de la herramienta. De lo relevante a lo semejante. Este es el cambio. El mismo que, silenciosamente, aplican ya las principales redes sociales.
Las consecuencias de esta retroalimentaci¨®n (comportamiento = informaci¨®n = relaci¨®n) no son menores. Quiz¨¢s, la m¨¢s evidente es que la redundancia y reiteraci¨®n de unos determinados contenidos preseleccionados empobrece el pensamiento. Simplificar las fuentes y homogeneizar las opiniones puede favorecer el adoctrinamiento propio con lo que nos es familiar, conocido y c¨®modo. La posibilidad de que este escenario favorezca la confortabilidad del usuario es indudable, pero tambi¨¦n su potencial narc¨®tico, al adormecer el pensamiento cr¨ªtico y la curiosidad.
Es evidente que el coste psicol¨®gico de mantener un criterio propio y diferente (no necesariamente alternativo o rupturista) sobre cualquier tema es superior a la sensaci¨®n sedante que reconforta al sentirse parte de una mayor¨ªa o de un grupo inclusivo. La dopamina aumenta cuando evitas el conflicto o la discrepancia y buscas el acuerdo y la homologaci¨®n a trav¨¦s de la autoafirmaci¨®n o la identificaci¨®n con otros. Este efecto favorece, tambi¨¦n, la capacidad viral ya que nos implicaremos en la reverberaci¨®n si sabemos, de antemano, que la resonancia social ser¨¢ favorable a nuestra acci¨®n. No es f¨¢cil ser minor¨ªa.
La burbuja de informaci¨®n que genera este modelo puede ser un nuevo tipo de amenaza a la neutralidad de la red. Una amenaza a la que contribuir¨ªamos de manera involuntaria al trazar un itinerario digital que permita la informaci¨®n discriminada de ideas, productos o servicios.
Una discriminaci¨®n que contar¨ªa con menos barreras y recelos al presentarse como una preselecci¨®n natural y personalizada orientada a hacernos la b¨²squeda -la vida- m¨¢s c¨®moda, m¨¢s r¨¢pida y m¨¢s satisfactoria. Para garantizar que la tensi¨®n de "encontrar lo que necesito o a quien me interesa" sea un proceso de ¨¦xito r¨¢pido, sin dudas y sin vacilaciones, debe ser previsible. Nuestro comportamiento digital favorece el perfil de previsibilidad y ah¨ª est¨¢ el dato clave para que la oferta que recibimos (informaciones o relaciones) nos satisfaga.
Debemos reeducarnos. La tecnolog¨ªa social nos hace la vida m¨¢s f¨¢cil, extraordinariamente c¨®moda, pero no puede simplificar nuestro pensamiento y comportamiento a riesgo de clonarnos socialmente. Hay que esforzarse en la pluralidad y la diversidad, garantes de la libertad. Y no descartemos defender nuestra identidad introduciendo la encriptaci¨®n, como derecho y servicio, en nuestra navegaci¨®n digital.
Antonio Guti¨¦rrez-Rub¨ª es asesor de comunicaci¨®n
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