Canales p¨²blicos, acceso privado

"Me quiero ir de Empuriabrava y de Espa?a. Estoy segura de que en unos a?os me van a quitar mi casa". Karin Aubin, alemana de 64 a?os, vive angustiada desde que el Ministerio de Medio Ambiente aplic¨® la Ley de Costas y llev¨® a cabo el deslinde del dominio p¨²blico de los canales de Empuriabrava (Girona). Tiene miedo a perder su vivienda y el amarre del barco, visible desde su sal¨®n. La embarcaci¨®n descansa en uno de los canales que forman los 24 kil¨®metros navegables de Empuriabrava, la marina residencial m¨¢s grande del mundo, en el municipio de Castell¨® d'Emp¨²ries.

El caso -probablemente el mayor de Espa?a por el n¨²mero de afectados- ha llevado al Ministerio de Medio Ambiente a buscar una nueva interpretaci¨®n de la ley que pasa por designar una v¨ªa de tr¨¢nsito alternativa para que los vecinos no tengan que dejar en el futuro paso al canal a trav¨¦s de sus terrenos, y tambi¨¦n para permitir que los due?os de las casas puedan realizar obras y minimizar as¨ª el impacto de la norma. Una medida que supone para Greenpeace un trato de favor a una gran urbanizaci¨®n de lujo. Medio Ambiente replica que es una situaci¨®n singular. En cualquier caso, los conflictos con Costas han disminuido desde que en octubre pasado cambi¨® el equipo ministerial, que ha optado por negociar con los propietarios.

24 kil¨®metros de canales artificiales quedan fuera del acceso p¨²blico

Los due?os pierden la propiedad del amarre situado en su mismo jard¨ªn

Los promotores concibieron Empuriabrava en los a?os 60 como una urbanizaci¨®n tur¨ªstica deportiva en la que sus propietarios pudiesen amarrar el barco enfrente de casa y salir a navegar. El proyecto vivi¨® un auge en los a?os 70 y 80, cuando miles de extranjeros compraron sus propiedades. Son mansiones, casas adosadas e incluso apartamentos que se construyeron hace d¨¦cadas al borde del agua. El municipio tiene 12.000 habitantes, pero en verano ronda los 80.000. En algunos casos, los balcones de los pisos sobresalen por encima mismo del canal.

"La gente compr¨® sus casas y amarres de forma legal y ahora pierden sus propiedades sin ning¨²n tipo de contraprestaci¨®n", afirma Tim Pelters, de la Asociaci¨®n de Propietarios de Empuriabrava (APE), que define la marina como un "engendro imposible e irrepetible". Ni la indignaci¨®n de los vecinos ni las m¨²ltiples reuniones entre las partes implicadas consiguieron frenar el deslinde. "Hay unas 7.000 propiedades afectadas", explica Pelters. Muchas de ellas est¨¢n a pie de canal.

La Ley de Costas, de 1988, considera que todo el litoral es p¨²blico. Para ello, el Gobierno deb¨ªa realizar un complejo tr¨¢mite -el deslinde- que delimita el espacio p¨²blico y el privado. M¨¢s de 20 a?os despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la norma, comienzan a llegar los t¨¦cnicos a las zonas m¨¢s complejas: y no hay ninguna m¨¢s enmara?ada que Empuriabrava.

El deslinde, que se aprob¨® en diciembre pasado (despu¨¦s de tres a?os de tramitaci¨®n), implicaba que los propietarios perd¨ªan la propiedad de sus amarres y embarcaderos, que compraron y escrituraron en su d¨ªa junto a las casas, al declarar los canales de dominio p¨²blico. Adem¨¢s, fijaba una servidumbre de tr¨¢nsito de seis metros junto a los canales para que en el futuro cualquiera pudiera circular junto astas v¨ªas de agua, que a efectos legales son litoral como el mar. En muchos casos esa raya cruzaba jardines, piscinas e incluso las casas.

Ante los m¨¢s de 500 recursos recibidos y la comprometedora situaci¨®n de los vecinos, Costas ha rectificado seis meses despu¨¦s para suavizar el impacto en la urbanizaci¨®n. La f¨®rmula que ha empleado es aceptar que existe una localizaci¨®n alternativa a la servidumbre de tr¨¢nsito que discurre por detr¨¢s de las casas, por las calles ya existentes, de forma que los vecinos no tienen que dejar paso al canal desde sus terrenos -excepci¨®n prevista en la ley- y ahora pueden realizar obras sin tener que pedir permiso a Costas.

El director de Costas, Pedro Antonio R¨ªos, admite que ha llevado a cabo "una interpretaci¨®n

concertada para un hecho singular" y que se aplicar¨¢ donde haya otro caso igual. R¨ªos firm¨® el 30 de junio la resoluci¨®n que sit¨²a la servidumbre de tr¨¢nsito por detr¨¢s de las casas, de forma que solo en algunos puntos quien pasee por la marina podr¨¢ acceder a los canales: "La ley tiene margen para dar una respuesta singular a un caso singular. El PSOE se opone a reformar la Ley de Costas, como piden PP y CiU, y apuesta por flexibilizar su aplicaci¨®n.

Los implicados creen que la resoluci¨®n sobre la servidumbre de paso es ambigua. "Pediremos una aclaraci¨®n", afirma el alcalde de Castell¨® d'Emp¨²ries, Xavier Sanlleh¨ª (CiU). Esta coalici¨®n ha intentado, de momento sin ¨¦xito, que Empuriabrava sea declarada ciudad navegable y no se le apliquen las provisiones de la Ley de Costas. Tampoco Leticia Llobet, de la asociaci¨®n de propietarios Aproem, est¨¢ contenta. "Lo que han hecho es como pretender utilizar el sistema operativo de Windows en un Mac", dice: "Se busca una soluci¨®n legal para un caso que no prev¨¦ la ley".

Los ecologistas critican que se suavice la ley y se creen precedentes. Pilar Marcos, de Greenpeace, opina: "En la pr¨¢ctica eximen a este enjambre de chal¨¦s de lujo de dar acceso p¨²blico al mar". Adem¨¢s, critica que Costas acepte que la servidumbre de tr¨¢nsito vaya por las calles ya existentes en una resoluci¨®n que el ministerio ni ha enviado al Bolet¨ªn Oficial del Estado. Seg¨²n Marcos, el cambio supone que los canales solo ser¨¢n accesibles para el p¨²blico en determinados puntos, pero no junto a toda la l¨¢mina de agua.

R¨ªos no ha cedido en la pretensi¨®n de que los amarres se mantuvieran como propiedad privada. En el derecho espa?ol el l¨ªmite del agua no puede ser privado sino solo una concesi¨®n, y Medio Ambiente ofrece una concesi¨®n para sus amarres de 30 a?os prorrogable a otros 30.

"Nosotros compramos la casa con el amarre. Sin ¨¦l, no tiene ning¨²n valor. Adem¨¢s, en la escritura pone que casa y amarre son una propiedad indivisible", explican con indignaci¨®n Karin y Jean-Louis Aubin, que no est¨¢n contentos con esta soluci¨®n, que les permite disfrutar de su barco pero no vender el amarre.

Muchos han colgado el cartel de "Se vende". "La gente est¨¢ cansada de todo esto", dice Pelters. "Vienen a pasar sus vacaciones, pero no pueden descansar", abunda. Seg¨²n Pelters, due?o de una inmobiliaria, la incertidumbre que pesa sobre las propiedades desde que la sombra de la Ley de Costas cay¨® sobre Empuriabrava ha hecho que los precios bajen en picado. "Han descendido un 30% m¨¢s que en otras localidades de costa tocadas por la crisis", afirma. Karin Aubin estar¨ªa dispuesta a vender su casa, pero su marido quiere quedarse. Es su ¨²nica vivienda, a diferencia de otros extranjeros que usan Empuriabrava como segunda residencia.