Jirafas coquetas y terneros pensadores
Dos curiosas estatuas de Granyer adornan la Rambla de Catalunya desde 1972
El humor no suele cotizarse muy bien en el mercado de la estatuaria p¨²blica. Hace ya d¨¦cadas, al general a caballo le sustituy¨® el monumento abstracto; pero la seriedad no se les fue de encima, como una capa de polvo que lo impregna todo. Por eso, estas dos estatuas son tan excepcionales. Seguro que las han visto cientos de veces, en la Rambla de Catalunya. Su historia comienza a mediados de los a?os cincuenta, cuando en Barcelona surgen una serie de asociaciones vecinales dispuestas a velar por la conservaci¨®n de determinados entornos ciudadanos. Tras los concursos de calles, los desfiles de carrozas en las Fiestas de la Merc¨¨ y las campa?as navide?as -como Un bel¨¦n en cada calle, que estimulaba la instalaci¨®n de pesebres y motivos navide?os en la v¨ªa p¨²blica-, su principal actividad se dirigi¨® a impedir la ferocidad inmobiliaria de la posguerra. A partir de 1957, ¨¦ste ser¨ªa el caso de la Asociaci¨®n de Amigos de la Rambla de Catalunya.
Los defensores de la c¨¦ntrica v¨ªa utilizaron el arte para impedir que se convirtiera en bulevar
Una de las esculturas sufri¨® un conato de robo en 2006, pero fue rescatada por los Mossos
En aquellos a?os exist¨ªa el proyecto de construir aparcamientos subterr¨¢neos y convertir este espacio en una v¨ªa de circulaci¨®n r¨¢pida, que uniese con fluidez la Gran Via con la Diagonal. Eso supon¨ªa romper su dise?o inicial como rambla -con su calzada central y sus dos hileras de ¨¢rboles-, para convertirla en un bulevar (id¨¦ntica discusi¨®n a la que a?os despu¨¦s generar¨ªa la Diagonal). A fin de impedirlo, los amigos de este lugar decidieron utilizar el arte para conseguir su objetivo; y en 1970 anunciaban la conversi¨®n del paseo en un parque de esculturas dedicado a un ¨²nico artista, que har¨ªa una pieza para cada una de sus 10 esquinas.
El elegido fue Josep Granyer, un conocido escultor y grabador, compa?ero de Apel¡¤les Fenosa y de Joan Rebull en el grupo de Los Evolucionistas, que tras la Guerra Civil se hab¨ªa convertido en un experto en modelar y retratar animales -su zoo surrealista-, a los que confer¨ªa toda la iron¨ªa y la hilaridad de las caricaturas. En aquellos a?os acababa de ilustrar el Museu Zool¨®gic de Josep Carner; y era famoso por sus aguafuertes para El libro de las bestias, de Ramon Llull, y por las xilograf¨ªas para la edici¨®n de El asno de Luciano de Samosata. Un autor jocoso del que se escogieron 10 peque?as esculturas en bronce, cuyas r¨¦plicas a gran tama?o decorar¨ªan la Rambla de Catalunya. En aquella colecci¨®n hab¨ªa desde un hipop¨®tamo violinista, un cerdo t¨ªmido o un pavo real fanfarr¨®n. De esta manera, el 31 de diciembre de 1971 se presentaba el proyecto, con el benepl¨¢cito del Ayuntamiento. Mientras, la prensa anunciaba la iniciativa como una forma sutil de preservar las dos hileras de tilos, que hubiesen desaparecido si hubiese prosperado la idea del bulevar.
Ambas estatuas fueron inauguradas por el alcalde Porcioles, en marzo de 1972. En la confluencia con la Gran Via se colocaba Meditaci¨®n, bautizada por los periodistas como un ternero meditabundo o un toro pensativo (parodia de El pensador de Rodin); mientras en la intersecci¨®n con la Diagonal se instalaba la titulada Coqueta, llamada tambi¨¦n la jirafa presumida (versi¨®n de la Paulina Bonaparte, de Antonio C¨¢nova). Y ah¨ª comenz¨® la pol¨¦mica. En parte por su car¨¢cter humor¨ªstico, que se consideraba poco apropiado para un lugar tan c¨¦ntrico. Y en parte porque, seg¨²n dec¨ªan varios cr¨ªticos, convertir aquellas estatuillas en monumentos p¨²blicos era un atentado al trabajo de Granyer, que le restaba fuerza a sus peque?as obras. En medio de tan docta discusi¨®n, el Ayuntamiento decidi¨® no conceder m¨¢s permisos para finalizar el dise?o original. Y ah¨ª quedaron esta jirafa y este toro, un poco hu¨¦rfanos, uno a cada extremo de la v¨ªa. Desde entonces, los dos animalitos han sido motivo de sorpresa para muchos viandantes, que al cruzarse con ellos esbozan una sonrisa. El ternero pensativo incluso sufri¨® un conato de robo, cuando en 2006 tres desaprensivos le desprendieron de su pedestal en plena calle y le cargaron en una furgoneta, de donde fue rescatado minutos despu¨¦s por los Mossos d'Esquadra.
Si quieren conocer algo m¨¢s de este autor y de sus figuras animales, hasta el pr¨®ximo domingo puede verse la exposici¨®n El bestiari de Josep Granyer, en el museo Deu de El Vendrell. Si llevan a sus hijos mejor, pues las piezas est¨¢n colocadas a la altura de los m¨¢s peque?os. Grabados y esculturas, tal y como las pens¨® en su d¨ªa este gran escultor barcelon¨¦s.
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