Una misa a ritmo de 'house'
Sensation White, macrofestival nacido en Holanda hace una d¨¦cada, desembarca este oto?o en Barcelona
Sentados ante unas copas, Duncan Stutterheim y su hermano Miles recordaban a su t¨ªo, reci¨¦n fallecido. Ambos estuvieron de acuerdo en que salir de fiesta era el mejor homenaje que se le pod¨ªa rendir. Cuando en 2001 Miles tambi¨¦n muri¨® en un accidente de tr¨¢fico, Duncan decidi¨® recordarle con una parranda. El a?o anterior hab¨ªa organizado por primera vez un festival de m¨²sica house en el estadio Amsterdam Arena y 20.000 personas hab¨ªan respondido a su llamada. Para que la celebraci¨®n fuera en memoria de Miles, estableci¨® que todos fueran vestidos de blanco, como en el funeral de su hermano.
Ha pasado una d¨¦cada, y Sensation White (www.sensation.com) re¨²ne cada a?o a 40.000 personas en una de las citas de house m¨¢s famosas de Europa. El 8 de octubre desembarca en el Palau Sant Jordi de Barcelona, uno de los cuatro lugares del mundo en acoger la misa de los fieles de Stutterheim.
Duncan Stutterheim organiz¨® el evento para recordar a su hermano fallecido
"El blanco hace que todos sean iguales. Y 40.000 personas vestidas as¨ª ponen carne de gallina", sosten¨ªa Stutternheim en julio a bordo de un barco que recorr¨ªa los canales de la ciudad holandesa. En efecto, horas m¨¢s tarde una tormenta n¨ªvea y algo surrealista (que inclu¨ªa a sujetos disfrazados de chef o de tenista) se desat¨® en el Amsterdam Arena.
La fiesta se desarroll¨® ante una escenograf¨ªa que cambia cada a?o pero que se mantiene de ciudad en ciudad. El Palau lucir¨¢ las enormes flores de loto (una central con la cabina y otras coreogr¨¢ficas) que se vieron en ?msterdam. Eso s¨ª, tendr¨¢ que ser en m¨¢s peque?o: el aforo en Barcelona no supera los 16.500 asistentes. A¨²n se desconoce el cartel de la ciudad catalana, pero el evento ha vendido ya m¨¢s de 10.000 entradas. Si en octubre tiene ganas de fiesta y al menos 69 euros en los bolsillos en el Palau le espera una apoteosis de luces y m¨¢s de ocho horas de house duro a ratos y con tintes trance.
La intensidad de la fiesta veraniega de ?msterdam creci¨® a medida que pasaban las horas. El culmen lleg¨® con Afrojack, que se apoder¨® de la flor y, cual flautista de Hamelin, hechiz¨® al p¨²blico. Unos globos gigantes bajaban y sub¨ªan del tejado y una lluvias de luz atrapaba las miradas. El estadio temblaba. Hasta las copas bailaban encima de las mesas.
Ese era el gran momento y nadie quer¨ªa irse. Los soldados blancos se sacud¨ªan en los abismos de la madrugada. Un oc¨¦ano de cabezas agitaba sus gafas de rayas, quintaesencia de las noches electr¨®nicas. Aunque el marat¨®n y una espera larga para alcanzar el c¨¦nit hab¨ªan podido con decenas de asistentes, que dorm¨ªan en las gradas.
La noche tard¨® en arrancar. Quiz¨¢s porque el festival apuesta m¨¢s por s¨ª mismo que por estrellas de la cabina. David Guetta, Ti?sto y Carl Cox, entre otros, pincharon ante la marea blanca, pero fue en otra ¨¦poca. "Queremos dj's que respeten el espect¨¢culo. Si buscas ser el protagonista, m¨®ntate tu festival", explica Stutterheim. A cambio, promete una experiencia memorable. Una misa pagana cuya liturgia explota en los altavoces. "Espero proporcionarte la foto que cuelgues en tu cuarto", asegura. Pero algunos veteranos lamentaron que esta ¨²lltima no hab¨ªa sido la mejor de las ediciones.
Stutterheim defiende que su festival tiene algo m¨ªstico: "Quiero que quien vaya pueda cerrar los ojos y sentirlo". En octubre 16.500 personas lo intentar¨¢n. Barcelona ser¨¢ la en¨¦sima etapa de un show que ha celebrado 63 eventos en 21 pa¨ªses (Madrid lo acogi¨® en 2008). Y eso que empez¨® con una charla de hermanos ante la mesa de un bar.
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