La esperanza de volverse invisible
Los inmigrantes emplean balsas hinchables al creer que el SIVE no les detecta
La inmigraci¨®n clandestina en la zona del estrecho de Gibraltar ha recuperado este verano una modalidad -ya conocida, pero poco utilizada en los ¨²ltimos meses- para cruzar desde las costas marroqu¨ªes hasta las de C¨¢diz. Se trata del uso de embarcaciones hinchables de juguete impulsadas tan solo por unos remos de pl¨¢stico.
La ¨²ltima expedici¨®n localizada por la Guardia Civil en estas condiciones fue interceptada en la madrugada de ayer. En la embarcaci¨®n viajaban cinco inmigrantes de nacionalidad marroqu¨ª, todos varones y mayores de edad que intentaban alcanzar las costas de Algeciras (C¨¢diz). La barca fue detectada por el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) en torno a las 4.00.
22 barcas de este tipo han sido localizadas en lo que va de a?o
En 2009, el n¨²mero de inmigrantes interceptados a bordo de este tipo de balsas alcanz¨® el medio centenar. Una cifra ligeramente superada el a?o pasado y que ha alcanzado ya las 104 personas en lo que llevamos de a?o. Hasta ahora, se han localizado 22 embarcaciones de este tipo.
No han variado mucho las hip¨®tesis que se barajan a la hora de poder explicar el incremento en la utilizaci¨®n de este tipo de balsas para cruzar el Estrecho. Tanto la Guardia Civil como las asociaciones que trabajan con inmigrantes en Marruecos manejan dos causas principales: los inmigrantes creen que as¨ª no ser¨¢n detectados por los radares y la crisis econ¨®mica.
La primera de estas teor¨ªas se basa en informaciones facilitadas por los propios inmigrantes. Las redes mafiosas que se dedican al tr¨¢fico de personas en el norte de Marruecos hacen circular el bulo de que las fr¨¢giles embarcaciones de juguete no son detectadas por los radares. Nada m¨¢s lejos de la realidad. "El SIVE detecta hasta los movimientos de un delf¨ªn", sostiene la Guardia Civil. Por otra parte, este tipo de embarcaciones se puede adquirir en cualquier tienda del norte de Marruecos, lo que concede "cierta libertad" a quienes se deciden por estas barcas para cruzar el Estrecho. Una balsa de este tipo, con unos tres metros de longitud, y un par de remos de pl¨¢stico para impulsarse cuesta en cualquier supermercado de T¨¢nger o Tetu¨¢n entre 200 y 500 dirhams, o sea, entre 20 y 50 euros. Esas cifras est¨¢n muy lejos de lo que se paga a las mafias por un pasaje en una patera o en una neum¨¢tica: entre 2.000 y 6.000 euros por persona. Por ello, cada vez son m¨¢s quienes se lanzan al mar a bordo de una balsa, en la que carecen de seguridad y unas reducidas garant¨ªas de llegada.
"La fragilidad de estas balsas llega a ser insultante. Hasta el punto de que algunas de ellas son rid¨ªculas, similares a las que podemos observar en cualquier playa de nuestro litoral para pasear a los ni?os", se?ala la Guardia Civil.
Cuando se embarcan, la vida de estas personas, que en muchos casos repiten en su intento de entrar de forma irregular en nuestro pa¨ªs, queda pendiente de un hilo. Cuando ya est¨¢n en alta mar, la llegada de una embarcaci¨®n del servicio mar¨ªtimo de la Guardia Civil o de Salvamento Mar¨ªtimo es vista por los inmigrantes como el punto y final a una nueva aventura. Desde el lado de los agentes, la situaci¨®n se ve de otra forma: han conseguido salvar sus vidas. Pero el hecho de que algunos de sus compatriotas hayan podido conseguir su objetivo, les lleva a seguir intent¨¢ndolo, a comprar una balsa de juguete y a jugarse la vida en unas aguas, las del estrecho de Gibraltar, que desde hace a?os son testigos del drama de la inmigraci¨®n.
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