Irse pronto
Nuestras madres estaban pero no nuestros padres. Tal vez eso contribuyera a unirnos. Me dice la m¨ªa que nuestra amistad no dur¨® mucho, poco m¨¢s de un a?o, el transcurrido entre la Semana Santa de 1976 y el verano de 1977. Yo, que s¨¦ cu¨¢nto se dilata el tiempo en la infancia, sospecho que este pudo ser menor. Cosa de unos pocos meses, a esa edad a la que empezamos a hacer amigos que un d¨ªa pueden convertirse en el primer amor. Nosotros no tuvimos tiempo. Todav¨ªa jug¨¢bamos. Ella con juguetes que no me ense?¨® y yo con otros que deliberadamente le ocult¨¦. No ten¨ªamos rutinas, no llegamos a hacerlas, y supongo que todo lo que hab¨ªamos sido por separado no nos bastaba. Quer¨ªamos ser otros. Empezar un camino nuevo. Despu¨¦s del primer encuentro durante unas vacaciones, volvimos a vernos varios fines de semana. Hac¨ªamos noche en la casa del otro y dibuj¨¢bamos y habl¨¢bamos hasta que el sue?o adensaba las palabras y ca¨ªamos dormidos. Viv¨ªamos en la misma ciudad aunque en barrios distantes. Depend¨ªamos, pues, de nuestro propio deseo pero tambi¨¦n de log¨ªsticas familiares que era necesario hacer coincidir. No s¨¦ cu¨¢ntos fines de semana fueron ni con qu¨¦ frecuencia. Con toda seguridad he pasado m¨¢s tiempo pensando en ella del que consumimos juntos. Ocurre con los fantasmas que nos dejan pronto. No tengo ninguna foto, solo dispongo de la memoria para describirla: recuerdo que ten¨ªa el rostro redondo cubierto de pecas, el pelo rizado de color negro o casta?o oscuro y los ojos vivaces, acaso verdes; recuerdo que era algo m¨¢s baja que yo y que hab¨ªa alguna diferencia de edad entre nosotros pero no s¨¦ a favor de qui¨¦n, y recuerdo sobre todo que su nombre lo llenaba todo. No lo menciono para no herir innecesariamente a los pocos que como yo guardan memoria de ella.
Casi cualquier cosa que hacemos, que vemos o en la que participamos, incluso la m¨¢s cotidiana, podemos convertirla en la primera. Basta con que a?adamos un elemento diferencial, y siempre los hay. Por ejemplo, la primera vez que me levant¨¦ cansado de la cama puede ser sucesivamente la primera vez que me levant¨¦ cansado de la cama y vi una ara?a en el techo, la primera vez que me levant¨¦ cansado de la cama y tropec¨¦ con el tel¨¦fono o la primera vez que me levant¨¦ cansado de la cama y no hab¨ªa nadie mir¨¢ndome. As¨ª hasta el infinito. Son muy pocas cosas, en realidad, las que no admiten que se les a?ada diferenciales, que son a secas la primera vez. Una de ellas es la muerte.
Mi amiga, la que con su nombre lo llenaba todo, muri¨® en el verano de 1977 de una manera est¨²pida y la noticia me lleg¨® d¨ªas despu¨¦s, por boca de adultos que no sab¨ªan c¨®mo dec¨ªrmelo. Lo m¨¢s consolador lo dej¨® por escrito uno de ellos en una tarjeta que durante a?os llev¨¦ en la cartera. Casualmente, ¨¦l fue el siguiente en una lista que el tiempo ha ido engordando.
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